Con la llegada del verano, los chicos tienen mucho tiempo libre. Esto generalmente supone un problema para los padres, ya que no disponen del tiempo necesario para estar con los más pequeños. Además, los niños no tienen dónde ir y se aburren. Una buena solución son las colonias o escuelas de verano. Aquí los chicos pueden divertirse y aprender, junto a otros niños de su edad.
Los chicos deben ir contentos
Antes que nada, debemos asegurarnos de que el niño esté convencido de ir, porque de lo contrario lo pasará mal y hará que nosotros lo pasemos mal. El pequeño no debe pensar que es una manera de tenerlo entretenido durante el verano, sino que va a vivir una experiencia única en la que podrá aprender mucho y hacer muchos amigos.
Conocer el lugar
No está de más visitar previamente el lugar donde va a pasar unos días nuestro hijo. Será la manera de conocer el espacio y asegurarnos de primera mano que las instalaciones están en las debidas condiciones. También podemos preguntar a amigos y conocidos que ya conozcan el lugar.
Elegir la temática
Otro factor que también podemos tener en cuenta a la hora de elegir una colonias de verano para nuestros hijos es la temática, por ejemplo: deportivas, de idiomas, musicales, de aventura, etc. El niño siempre se sentirá más cómodo haciendo actividades que le gusten.
Conocer a los profesores
Que tu hijo siempre esté a cargo de personal calificado, profesores titulados y auxiliares. Es importante saber cuánto personal se dispone para dicha labor (generalmente es un responsable cada diez niños). Una buena idea conocer a los profes que van a acompañar a tus hijos con quien podrás mantener el contacto en caso de algún problema.
Precio
El hecho de que unas colonias o escuelas sean más caras que otras no significa obligatoriamente que vayan a ser mejores. El precio debe estar ajustado a lo que incluya: transporte, actividades, infraestructura, cantidad de personal, seguro médico, material para la realización de las actividades y los campamentos, etc.
¿A qué edad es bueno que vayan?
No existe una edad fijada para que los niños vaya, pero es a partir de los 3 o 4 años es cuando se considera que un niño puede empezar a disfrutar de este tipo de actividades. Cabe tener en cuenta pero que esto siempre va a depender de la personalidad y forma de ser de nuestros hijos; como ya comentábamos, no deberemos forzarlos si no quieren ir, pero si animarlos a ir porque es una buena forma de que empiecen a aprender a valerse por ellos mismos. Además un plus importante es que aprenden a nadar desde pequeños lo que evitar muchos problemas y accidentes hogareños.
