Tanto nuestra forma de dormir como la composición y estructura del colchón son fundamentales a la hora de conseguir una elección que nos garantice el máximo descanso.
Pasamos un tercio de nuestra vida acostados sobre un colchón. De la estructura y composición de este, que debe adaptarse perfectamente a nuestra posición y hábitos de descanso, dependerá que nuestro sueño sea realmente reparador o, por el contrario, propicie una mala experiencia que incida en nuestro desgaste físico.
Cuatro cosas que debemos averiguar sobre el colchón
1. ¿Cómo tiene el núcleo?
El núcleo es el interior del colchón y es el responsable del grado de firmeza de este. Por su tecnología se definen distintos tipos, adecuados para diferentes personas.
Los colchones de resortes pueden ser de hilo continuo, pocket o enfundados.
En los colchones de espumaciones HR (High Resilience), el núcleo de los colchones es de espumas de rápida recuperación, muy transpirables y ergonómicas.
Otro tipo son los colchones viscoelásticos, recomendado para personas con problemas musculares o de circulación debido a su retardo en volver a su posición normal
Finalmente están los colchones de espuma de látex, que puede ser natural o bien sintético.
2. ¿Cómo es el relleno?
El relleno es la parte del colchón que favorece la comodidad y se sitúa sobre el núcleo. Está compuesto por distintos materiales, aunque los más usados son la viscoelástica, el látex o la fibra textil. Es importante que el relleno se adecue a nuestra posición de sueño, nuestra transpiración así como a nuestros movimientos. Por otro lado, son recomendables tanto los rellenos como los acolchados hipoalergénicos para favorecer un descanso saludable. Esto es que no favorezcan la acumulación de esporas, polen o ácaros que nos provoquen alergias o problemas respiratorios.
3. ¿Qué tapizado presenta?
El tapizado es el tejido que forma la capa más exterior del colchón. Debe tener un tacto agradable, además de estar compuesto de un material resistente que asegure la durabilidad de la estructura, así como una cierta protección, por ejemplo con tratamientos hipoalergénicos y de antihumedad frente a la transpiración.
4. ¿Qué base utilizaremos?
La base debe formar un buen equipo junto con el colchón para conseguir un buen descanso, ya que si están mal combinados, el confort y la firmeza que otorgue uno lo resta el otro. Principalmente existen tres tipos de bases:
- Tapizadas:
- Arco o Jergón:
- Sommier fijo o articulado:
CONSEJOS PARA DORMIR BIEN
Además de contar con el colchón adecuado, para dormir correctamente y que nuestro cuerpo descanse es necesario atender a una serie de factores que te detallamos a continuación:
Temperatura: lo ideal es que la temperatura de la habitación oscile entre 18 y 22 grados. Tené siempre en cuenta que es preferible pasar un poco de frío a sufrir un calor sofocante.
Humedad: un ambiente seco te resecará las mucosas y te dificultará la respiración. Por ello, es recomendable que la humedad se sitúe entre el 50% y el 70%.
Ventilación: ventila cada día la habitación, al menos durante 10 minutos, para evitar un ambiente cargado.
Luz: no es aconsejable dormir con luz, ni natural ni artificial, ya que incide directamente en el sueño, haciéndolo menos profundo.
Ruido: el silencio ayuda a conciliar el sueño más fácilmente. Por ello, no está demás invertir en unas buenas ventanas que impidan el paso del ruido exterior.
Disposición de la cama: no está comprobado científicamente, pero algunos estudios aseguran que se si el cabecero está orientado al norte se descansa mejor.