José Luis Toso - jtoso@losandes.com.ar
Así como a nivel nacional el diálogo permite al gobierno de Macri acordar políticamente con la mayoría de las provincias gobernadas por el justicialismo, en nuestra provincia Cornejo y su equipo se ven forzados de tanto en tanto a negociar con los jefes territoriales del principal sector de la oposición para no sufrir sobresaltos legislativos.
Si bien los “caciques” departamentales del PJ son pocos, si se los compara en número con la liga peronista de gobernadores, esos pocos son lo suficientemente influyentes como para colocar a sus bloques parlamentarios en sintonía o en contra de las intenciones del Ejecutivo.
Hasta la semana pasada, los diputados radicales no sabían bien con quién sentarse a dialogar para destrabar el debate presupuestario. Pero en los últimos días se dieron las condiciones para que Cornejo recibiera a los jefes comunales y quedaran en claro cuestiones del endeudamiento previsto que llevaban a algunos peronistas a dudar de las intenciones del jefe radical.
Básicamente, los intendentes del PJ pretendían que se especificara qué tipo de obras de infraestructura llegarían a sus departamentos en un 2017 atractivo desde el punto de vista electoral. Mayoritariamente los recursos son para inversiones que realiza la Provincia, pero a las autoridades departamentales les sirven para mostrar, con bastante razón, como logros de sus respectivas gestiones.
Precisamente, la más fuerte crítica opositora apuntaba al aumento del endeudamiento porque consideraban en el justicialismo que en su primer año de gestión el cornejismo tuvo recursos fiscales suficientes para evitar dicha instancia. Todo se superó al estar seguros los jefes departamentales del reparto de fondos hacia cada uno de sus bastiones.
Ahora, desde el radicalismo quieren apurar el tratamiento en el Senado. Podría ser el martes. Con el consentimiento asegurado del PJ será más fácil para el oficialismo lograr los dos tercios necesarios para debatir y votar la media sanción de Diputados sin que previamente se expidan las comisiones. En el oficialismo quieren terminar con el debate presupuestario; la presentación del proyecto en término que hizo el Ejecutivo en la Legislatura le da el argumento de que ya ha transcurrido el tiempo suficiente para superar las dudas y llegar a la sanción de la ley.
Y como para cerrar la polémica, el propio Cornejo dijo a los cuatro vientos que él se considera con la autoridad necesaria para pedir endeudamiento al asegurar que no descarta nuevos pedidos “si es conveniente para la provincia”. El Gobernador no perdona al justicialismo ninguna insinuación porque sostiene que aún es muy reciente el desorden administrativo y financiero que le dejó Francisco Pérez.
Nueva etapa. Luego del año de reacomodamiento de las cuentas públicas, en el radicalismo comentan que viene el tiempo de apostar a la productividad. Cornejo asumió prometiendo hace casi un año sólo adecuar el Estado a las necesidades derivadas de una crisis de alto impacto, como la que dejó la anterior gestión.
El mayor mérito que pretende mostrar el Gobierno en este primer tramo es haber logrado contener este año el gasto público. Ése es uno de los más importantes atributos que permiten al Ejecutivo local seguir contando con fuerte respaldo del macrismo nacional.
En el entorno presidencial consideran que el Gobernador dio suficientes muestras de solvencia para administrar una provincia sumergida en una tremenda crisis financiera. Esas virtudes le permiten saber que recursos nacionales difícilmente falten cuando haga falta contar con ellos.
Cambiar la imagen. El peronismo mendocino no se encuentra en condiciones de ejercer una oposición fuerte y por eso no va a poner mayores obstáculos a la gestión provincial. Pero, a diferencia de lo que ocurría hace un par de semanas, con la nueva conducción de Omar Félix, el PJ paulatinamente insinúa querer mostrarse "ordenado y constructivo", según comentan. Y respetuosos de los intendentes y su poder territorial.
A diferencia de lo que ocurre a nivel nacional, aquí el PJ parece hacer asumido y superado en parte el nefasto 2015 desde el punto de vista electoral y se concentra en las legislativas del próximo año, en las que la prioridad es asegurar una elección que permita mantener el buen número de bancas que hoy le sirve para hacer valer, al menos, su histórica chapa, como hemos visto recientemente con el Presupuesto.
En lo estratégico, quienes predican la unidad están convencidos de que las chances en el año electoral que asoma dependerán, principalmente, de cómo le vaya al gobierno de Cornejo y, también en gran medida, de la evolución de la hasta ahora estancada economía nacional.
Mientras tanto, en las cercanas elecciones de Santa Rosa, el justicialismo, con tres precandidatos entre más de diez, pretende mostrar su adaptación a las PASO para dirimir sus diferencias internas. Una asignatura pendiente.