El viernes 12 de abril de este año, alguien publicó un clasificado en los diarios. "Barrio Bancario. Dueño alquila casa, $ 2.000, 2 habitaciones, amplio patio. 153746809". Para quienes buscan casa para alquilar y ya cuentan con un entrenamiento, fruto de ver y ver clasificados, la oferta era tentadora.
"Buen sitio, buen precio, sin intermediarios", fue lo que pensó la diseñadora Romina Gelabert (29) quien buscaba casa para irse con su novio. Lo mismo hizo el biólogo Sergio Laurito (32) para ir a esa casa con su esposa y otro tanto hizo Cristian Figueroa (27), ya que buscaba un hogar para estar con su mujer y su hija.
Ninguna de estas personas se conocía, pero hoy tienen algo en común: son tres de los alrededor de 15 personas que resultaron estafadas por alguien que se hizo llamar Daniel Figueroa, ya que este sujeto les alquiló (o les tomó la seña) de la vivienda en cuestión a todos. Y, claro, desapareció.
"Después de leer el aviso nosotros le llamamos y el tipo nos dijo que fuéramos al día siguiente a la casa que queda en calle Tacuarí 345 del barrio Bancario. En el lugar estaba el tal Figueroa que a su vez les mostraba la casa a otros interesados", rememora Romina, quien acudió a la cita con su novio.
El tal Figueroa tenía las llaves de la casa y se manejaba por ella como un pez en su pecera. La mostraba e indicaba que a la vivienda "le faltan algunos detalles, que estarán listos en esta semana", contaba el hombre.
Para otra víctima, Sergio Laurito, conocer a Figueroa fue una experiencia similar. "Fuimos a ver la casa y después nos dijo que le llamáramos al celular para saber a quién se la alquilaba ya que éramos muchos los interesados. Entonces teníamos que tener todo listo -dinero, papeles- por si resultábamos nosotros".
Esa misma tarde, el sanjuanino Cristian Figueroa (27) fue con su esposa a ver al tal Figueroa: "¿No seremos familiares'", bromeó el presunto propietario. "Cuando llegamos a ver la casa había tres personas más a las que él se la mostraba. La vivienda, a pesar de algunos detalles, estaba bien, así que nosotros nos entusiasmamos con la posibilidad", recuerda el joven. "Antes de irnos nos dijo que no lo llamáramos y que nos comunicaríamos mediante SMS". A la noche, llegó un mensaje al celular del joven sanjuanino: "Se la voy a alquilar a ustedes", decía.
Reuniones
Desde el lunes 15 hasta el viernes 19, el tal Figueroa estuvo con muchos de sus potenciales inquilinos (desde la policía se calcula que fueron alrededor de 15). Con la chica Gelabert y su novio, se reunió en un departamento de calle España y Barcala que Figueroa decía que era su casa, y después de todos los trámites de rigor, se quedó con 1.000 pesos de la pareja en calidad de "seña".
Lo de Laurito fue un poco más sofisticado: "Nos reunimos en un departamento de calle Catamarca entre San Juan y San Martín. Allí acordamos el contrato de locación y quedamos en que él lo iba a autenticar en Rentas (DGR). Pero la segunda reunión, cuando tenía que darle la plata, se llevó a cabo en la calle, frente al Parque Central porque me dijo que no podía ir hasta su casa. Como no quería perder la ocasión fui allí, a la calle Perú cerca del control del Trole y le di los 4 mil pesos después de que me diera el contrato de locación sellado".
Con un mecanismo parecido el tal Figueroa llevó adelante la reunión en dos días de esa semana con Cristian Figueroa. "Fue en un departamento de España al 1800, según él allí vivía", recuerda el estafado. Sin chequear demasiado acerca del tal Figueroa, el Figueroa "honesto" le dio 2 mil pesos en calidad de seña. No volvería a ver más la plata ni al tal Figueroa.
En total, si se tiene en cuenta que el promedio de dinero que le daba cada estafado era de $ 2.500, se calcula que entre las 15 víctimas, se alzó con entre 35 mil y 40 mil pesos en 9 días.
La triste realidad
Cuando alguien le deja dinero a cuenta a un desconocido quien a su vez deja un celular para que se comuniquen y ese celular de pronto se apaga, aparece el pánico: "me cagaron" es la conclusión inmediata que viene a la cabeza.
"El domingo era el cumpleaños de mi novio, y fuimos a ver la que sería nuestra casa por dos años que venían por más, que Figueroa no contestaba los llamados ni los SMS. Cuando llegamos vimos en la puerta el cartel 'se alquila' por la inmobiliaria Lizana. Estaba todo dicho".
A Laurito le pasó otro tanto. "Después de que no me llamara ni constestara mis llamados fui a ver a Figueroa al departamento de la calle Catamarca: era un sitio de alquiler temporario. El lunes fui a la DGR con mi contrato de locación que parecía legal. "Es trucho, el sello y el nombre y número de cajera no existen', me dijeron. Todo había terminado".
El triste despertar de la familia del Figueroa "honesto" fue parecido. "El domingo pasado vimos el cartel de 'se alquila' en lo que sería nuestra casa. Notamos que algo andaba mal: llamamos al teléfono del cartel y entonces nos dijeron que habíamos sido estafados".
¿Qué pasó?
¿Es acaso el tal Figueroa un genio de la estafa? No tanto. De acuerdo con la pesquisa que llevaron adelante los mismos estafados, el hombre urdió el siguiente plan: tenía las llaves de esa casa porque había sido alquilada a una familiar suya -que además llevaba varios meses sin pagar al propietario-, puso un aviso en un diario líder, habilitó un celular, compró recibos celestes que son de venta libre en cualquier librería, falsificó un sello de Rentas y alquiló dos departamentos de arriendo temporario que son amoblados y los hizo pasar por su casa a la hora de firmar papeles y recibir los dineros.
En los truchos contratos de locación y los recibos sin ningún valor impresos con caligrafía del siglo XIX y de color celeste y gris, aparecía con el nombre de Daniel Figueroa, DNI 22.405.785 (aparentemente falso, lo debería averiguar la Justicia), dirección: casa "4", manzana "40" (no se sabe si es falsa, más tarea para la Justicia). Y en los sellos de los contratos de locación de la DGR aparecía el nombre de Andrea Rodríguez, quien no es empleada de la DGR.
Entre las Oficinas Fiscales 4 de Godoy Cruz y 1 de Ciudad, recibieron al menos siete denuncias en contra del hombre -hay dos que hacen referencia a la misma casa en la que figura con otro nombre- y que calculan que un número similar de damnificados optaron por no hacer la denuncia "porque en estos casos es difícil que recuperen el dinero", tal como graficaron desde las oficinas. El delito en todos los casos fue caratulado como "estafa simple" y según dijeron desde la Oficina de Godoy Cruz, "debido a la cantidad de damnificados, es probable que se haga un solo expediente y pase todo a Delitos Complejos".
La parte buena
Existe un chiste que los abogados que atienden a gente víctima de estafas hacen con asiduidad: "Lo peor de la estafa no es la estafa misma; sino la cara que te queda después....".
En este sentido, "los viudos de la casa de Tacuarí 345", tomaron la experiencia como un aprendizaje. Ya no será tan sencillo que los engañen. Y de acuerdo con lo que dijo una de ellas, el hecho de prestar testimonio para este artículo les hizo bien:
"Después (de la nota) nos quedamos hablando con los chicos y coincidimos que nos hizo bien hablar con vos, nos sentimos un poco mejor y fue que alguien nos escuchó en serio", escribió un mail una de las damnificadas.