Mantenelos en un lugar oscuro. Almacená todos los vinos lejos de la luz, especialmente de la luz solar directa y de los aparatos fluorescentes. Los rayos UV pueden hacer que el vino adquiera un aroma desagradable. Las botellas más oscuras están mejor protegidas y algunas tienen filtros UV incluidos en el vidrio, pero una cantidad suficientemente alta de rayos UV puede penetrar de todas formas y arruinar el vino. Si no podés mantener una botella totalmente alejada de la luz, envolvela ligeramente en un paño o simplemente colocala dentro de una caja. Si se expone a la luz ocasionalmente, asegurate de que esta provenga de lámparas incandescentes o de vapor de sodio.
Almacená las botellas de vino que tengan corcho horizontalmente.
Si se almacenan verticalmente durante un tiempo prolongado, los corchos se secarán y, con el tiempo, el aire llegará al vino, arruinándolo. Si las almacenás con la etiqueta hacia arriba, será más fácil detectar cualquier sedimento que pueda haberse formado en el vino.
Mantené una temperatura constante. Si vas a almacenar el vino por un periodo prolongado (más de 1 año), es necesario refrigerarlo; incluso una bodega subterránea no es lo suficientemente fría.
La temperatura de almacenamiento del vino no debe superar los 24 °C durante periodos prolongados de tiempo, ya que a partir de este punto, comienza a oxidarse. Una temperatura ideal para almacenar una colección de diferentes vinos es 12°C. Dejar que la temperatura descienda por debajo de los 12 °C no arruinará el vino; solo retrasará el proceso de añejamiento. Sin embargo, un ambiente de almacenamiento que se encuentre entre los 20 y 22 °C es preferible que uno entre 7 a 18 °C, aunque el primero se encuentra más cerca a los peligrosos 24 °C. Los incrementos en la temperatura hacen que el vino se filtre a través del corcho mientras que los descensos provocan que el aire ingrese la botella.
La temperatura en un ambiente de almacenamiento de vino debe ser lo más constante posible. Todos los cambios deben ocurrir gradualmente. Mientras mayores sean los cambios de temperatura que sufre el vino, más prematuro será su envejecimiento. La temperatura nunca debe fluctuar en más de 1,5°C al día y en 2,5°C al año, especialmente en los vinos rojos, que sufren más problemas relacionados con la temperatura que los vinos blancos.
En lo posible intentá no mover las botellas.
De ser posible, almacená los vinos de una forma que no sea necesario moverlos para alcanzar una botella. Intentá no mover una botella una vez que está almacenada. Incluso las vibraciones producto del tráfico pesado, los motores o generadores pueden afectar de forma negativa al vino.
Mantené la humedad en alrededor del 70%
. La humedad alta evita que el corcho se seque y minimiza la evaporación. Sin embargo, tampoco es conveniente que aumente muy por encima del 70%, porque puede fomentar el crecimiento de moho y hacer que las etiquetas se aflojen. Podés comprar un higrómetro para registrar las condiciones de humedad y emplear técnicas de humidificación o deshumidificación según sea necesario.
Aislá el vino. Recordá que el vino "respira", así que no lo almacenes junto a algo que tenga un olor fuerte, ya que este penetrará a través del corcho y lo contaminará. La buena ventilación puede ayudar a evitar que los olores a humedad entren en contacto con el vino.
Almacená el vino durante una cantidad de tiempo adecuada.
No todos los vinos mejoran con el tiempo. Por lo general, los vinos del nuevo mundo y los baratos no mejorarán. Los vinos rojos pueden almacenarse y añejarse de 2 a 10 años. Sin embargo, esto depende del tipo de vino rojo y del equilibrio de su azúcar, ácidos y taninos. La mayoría de vinos blancos debe consumirse después de 2 o 3 años de almacenamiento (aunque los vinos blancos de Borgoña (Chardonnay) pueden añejarse por más de 20 años.
Ajustá la temperatura antes de servirlo. Diferentes vinos saben mejor a temperaturas ligeramente distintas, las que pueden variar de aquellas usadas para el almacenamiento. Justo antes de beber el vino, dejá que la temperatura se eleve o descienda a la adecuada para servirlo:
- Los vinos Rosé y los blancos secos: 8-14 °C (46-57 °F)
- Vinos espumosos y champán: 6-8 °C (43-47 °F)
- Vino tinto ligero: 13°C (55 °F)
- Vinos tintos oscuros: 15-19°C (59-66 °F).