Luego de la firma de la solicitud de un préstamo especial al Fondo Monetario Internacional (FMI), el gobierno dio a conocer los lineamientos básicos que guiarán en el proceso, tanto en el plano fiscal como en el monetario.
Según la confirmación de las autoridades, la base del compromiso para bajar el déficit fiscal a 1,3% del PBI en 2019 estará centrada en bajar gastos operativos, reducir en gran parte las transferencias discrecionales a las provincias, reducir los subsidios a las tarifas de servicios públicos, así como la disminución del ritmo de algunas obras públicas.
Con esta base, la propuesta implica ahorrar unos $ 235.000 millones y es una apuesta muy ambiciosa, toda vez que el 70% de las erogaciones de la Nación está constituida por jubilaciones, pensiones y prestaciones sociales como la Asignación Universal por Hijo (AUH).
Por otra parte, están las transferencias automáticas a las provincias, básicamente coparticipación, que tampoco se pueden tocar y que se aumentaron para compensar por haberle repuesto el Fondo del Conurbano a la provincia de Buenos Aires.
No obstante, el gobierno intentará transferirles la responsabilidad del financiamiento a los gobernadores de varios programas que son provinciales pero que el gobierno anterior asumió como una forma de ganarse la voluntad de los mandatarios.
Por lo demás, el gobierno deberá afinar la punta del lápiz para hacer un barrido fino de gastos, no despreciando ninguna moneda. Entre las primeras medidas adoptadas, Mauricio Macri ordenó congelar los sueldos de ministros, secretarios y subsecretarios y, además se dispuso que ningún funcionario pueda ganar más que el Presidente.
Según cálculos primarios, habría más 1.000 funcionarios en esta condiciones, de los cuales, aseguran, más de 500 pertenecen a la AFIP. Además, deberán avanzar sobre otros organismos descentralizados y menos expuestos públicamente. En este rubro esperan ahorrar unos 700 millones de pesos.
Lo que no se sabe es la actitud a seguir en el Poder Legislativo y el Poder Judicial. Sería deseable que la medida sea imitada ya que los funcionarios que más gana deben hacer un pequeño sacrificio frente al esfuerzo que se les pedirá al resto de los ciudadanos, que tiene ingresos bastante más bajos.
En principio, una de las formas de financiamiento será a través de la venta progresiva de la mitad del anticipo que recibirá de parte del FMI, es decir, unos 7,500 millones de dólares, lo que podría contribuir a nutrir al mercado de divisas y sacar parte del circulante.
Dudas en el plano monetario
El hecho de que se mantenga el déficit, aunque vaya bajando, implica que el Estado deberá usar una parte de los fondos para financiar ese déficit y tratará de seguir tomando deuda. Por ahora están usando las Letes en dólares, aunque seguirá acumulando deuda y la obligación de pagar mayores intereses.
Es que, entre las obligaciones contraídas, el BCRA dejará de asistir financieramente al Tesoro y tampoco le comprará dólares. En principio, el BCRA asegura un sistema cambiario de libre flotación cuyo precio determinará el mercado, aunque se reserva la posibilidad de vender reservas “cuando haya una clara disfunción del mercado”.
En este sentido, el mercado se mostró desbocado desde el viernes cuando el BCRA dejó de intervenir y, luego de subas importantes entre ese día y el lunes, la autoridad monetaria intervino inesperadamente el martes colocando más de 700 millones de dólares y el miércoles coloco otros 100 millones, recibiendo fuertes críticas. El jueves no hubo intervención y, con pequeño volumen, el dólar tocó los $ 28 en algunos mercados minoristas.
Lo cierto es el que el mercado es muy pequeño, no hay vendedores y hay algunos compradores, algunos por necesidad y otros por especulación. Se daba la explicación de la suba de tasas de la FED, anunciada el martes, pero eso ya estaba descontado por el mercado. El BCRA debe preservar reservas y no puede correr detrás del mercado.
Están provocando a la autoridad monetaria y esta no debe seguirles juego. Estas turbulencias terminaron con el desplazamiento del titular del BCRA, Federico Sturzenegger,quien fue reemplazado por Luis Caputo, hasta ahora ministro de Finanzas. Habrá que ver si se recupera la confianza perdida.
Por otra parte, se fijan metas de inflación conforme a las que registra actualmente el REM (Relevamiento de Expectativas del Mercado) siendo del 27% para 2018 y de 17, 13 y 9% para los tres años siguientes. No obstante, habrá un mecanismo de consultas cuando haya situaciones que puedan afectar su cumplimiento.
Otro tema que causa controversia es el rescate de las Lebac por parte del BCRA. Esto se hará mediante la cancelación de letras intransferibles, que en su momento el gobierno anterior le entregó para compensar los u$s 65.000 millones que le sacó para financiar gasto público. El Tesoro tomará deuda para rescatar estas letras y, con esa plata, recomprar de a poco las Lebac.
Se entiende que solo renovará vencimientos y no emitirá nuevas, pero no entiende que el Tesoro tome deuda para pagar otra deuda del BCRA. Y la gran duda es qué pasará cuando la autoridad monetaria vaya cancelando dichas Lebac dado que es mucha plata que se volcará al mercado y puede presionar al mercado cambiario.
Muchos de estos interrogantes han estado presionando al mercado cambiario, generando confusión e incertidumbre en la población con el tema tarifario. El gobierno ha cometido un error muy grande al convalidar la indexación total de la economía, ya sea por dólar o por inflación y todo esto retroalimenta las malas expectativas.
No es posible establecer sistemas de actualización automática aplicando inflación y dólar, como se hace con los combustibles o la luz y gas.
Tratándose de servicios regulados, debería analizarse aumentos reales de costos y no fórmulas indexatorias automáticas. El problema es que estos costos atraviesan transversalmente toda la economía y se transforman en el motor de algo que puede ser una peligrosa bola de nieve.
Es muy peligroso que este proceso se lleve adelante con la falta de profesionalismo con el que sea estado operando hasta hora. El caso del Banco Central era el más preocupante porque tenía a todos confundidos y esto le hizo perder credibilidad. Todos esperan que, con los cambios, se recupere la confianza