Un menú rico y abundante, acompañado de buenos vinos. Un día en familia o entre amigos, con el murmullo de un arroyo o la silueta cercana del Tupungato o el Maipo por entorno. De fácil acceso, con rutas asfaltadas y amenizadas con paisajes de viñedos y montañas. Todo eso, a poco más de cien kilómetros de sus casas. El programa suena tentador; los mendocinos "lo descubrieron" hace ya unos tres años y se lo apropiaron.
Cada vez son más las personas de distintos puntos de la provincia que evaden la rutina propia de sábados, domingos y feriados para darse una vueltita por el Valle de Uco y sentarse a una de sus mesas. La buena comida no sólo es la excusa pero se suma a los tantos atractivos que ofrece esta particular propuesta de turismo corto que ya se ha constituido en una tendencia y tiene grandes aspiraciones de seguir creciendo.
"Vamos cuando podemos, nos encanta el Valle de Uco. La última nos vez fuimos por Potrerillos y seguimos el camino de Las Carreras hasta Tupungato; es hermoso", comentó Silvana Ponce, una lasherina que, cuando puede, se entrega a este "ritual" junto a su familia.
La salida no tiene más preparación que cambiarse, cargar el equipo de mate, la cámara de fotos, los abrigos y salir "a pasar un día distinto". Incluso, los gastronómicos aseguran que el frío o la lluvia ya no amedrenta a los paseantes. "Hemos ido conociendo distintos locales. Es una gustadita que nos damos una vez al mes para estar en familia", confió Carolina T., una citadina gran degustadora de vinos.
En respuesta a esta entusiasta demanda, nuevos restaurantes han abierto sus puertas en la región en los últimos años, conformando una oferta extensa y para todos los gustos. A lo largo de las rutas de montaña que unen a los tres departamentos valletanos, los comensales se encuentran con un menú variopinto que va desde suculentos platos criollos hasta la más refinada cocina gourmet.
"El fin de semana están todos llenos. Las agencias aplauden esta tendencia que les resolvió un problema, pues antes traían a los contingentes de turistas a las bodegas y no tenían mucho más para hacer", señala Marcelo Flores, director de Turismo de Tunuyán.
Aunque el "paseo" es una opción aprovechada por grupos de amigos, por parejas o para festejos puntuales, los empresarios aseguran que mayormente reciben a clanes completos. "A veces se arman mesas larguísimas", destaca Flores.
"La gente viene a pasar el día. No atendemos en doble turno porque sabemos que aquí los turistas abandonan la mesa a las 17. Algunos se traen el mate y se quedan a la orilla de las lagunas o en los jueguitos para los chicos", comenta Verónica Estévez de Almacén de Uco.
El viaje es una parte importante del programa. Para cuidar la intimidad y el clima apacible, la mayoría de estos sitios cuentan con pocas mesas. Por eso, desde los restaurantes aconsejan realizar reservas antes de partir. Sin embargo, muchos paseantes se lanzan al recorrido por la Ruta 86 de Los Cerrillos en Tupungato sin tener en claro dónde los encontrará el mediodía.
Algunos terminan almorzando en el centro de La Consulta o en algún sitio entre viñedos que no imaginaban que existiese. "Sin prisa, nos detenemos en cada lugar, consultamos por el menú y así vamos conociendo", apunta Raúl Gómez, un amante del buen comer.
El hito que señalan los funcionarios del área como disparador de esta tendencia fue cuando el camino del vino -la Ruta 89, que une Tupungato con el Manzano Histórico- dejó de ser de tierra, hace cuatro años. Otras rutas clave del oeste valletano también mejoraron.
Suman casi treinta las propuestas gastronómicas que se ofrecen a la vera de estos caminos, muchas de las cuales se unieron al mapa en el último lustro. Aún el potencial sigue latente.
Recientemente el mentado chef Francis Mallman abrió su Siete Fuegos sobre la Ruta 94 y próximamente lo hará el restaurante del megaemprendimiento hotelero Casa de Uco.
También están los históricos.
Los que aguantaron cuando la afluencia turística no era tanta y ahora también se llenan. Es el caso de El Cielo o La Cocina en La Consulta, de Lo Ilo o Valle de Tupungato o la tradicional Posada del Jamón o El Gallego. "Esto creció hace dos o tres años", apunta Andrea Cairo, de La Posada.
Comer en el Valle de Uco, la opción de los fines de semana
De fácil acceso, con rutas asfaltadas y paisajes incomparables, sentarse a almorzar en una mesa de esta zona es cada vez más adoptado por mendocinos y turistas.
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