En los tribunales de San Rafael comenzó el primer juicio por jurado en Mendoza en este 2020. Ramón Castro Porcel está acusado de asesinar brutalmente a su ex esposa, Raxana Ferreyra (39).
El asesinato de la madre de 4 hijos ocurrió el 5 de noviembre de 2018 en el paraje El Ceibo en General Alvear.
"Conocía el recorrido que hacía Roxana para ir a trabajar, la persiguió en moto, la chocó y tiró de la moto y con un cuchillo de fabricación casera la apuñaló por la espalda. Pero como no le alcanzó la tomó por el cuello y la degolló. Y para que no quedaran dudas tiró el cuerpo a un cauce de riego", relató el fiscal Pablo Peñasco.
Después "se fue caminando e hizo el intento de quitarse la vida pero no tuvo el coraje. Llamó al 911 y después lo detuvieron", agregó el fiscal en jefe de San Rafael.
La autoría del crimen no está en discusión, ambas partes dejaron en claro la responsabilidad del acusado, sin embargo las opiniones de la fiscalía y la defensa discrepan en el contexto en que se cometió el femicidio y es allí donde se desenvolverá todo el juicio. En los agravantes o atenuantes que se deben incluir a la calificación de homicidio agravado.
Para el fiscal Peñasco, además del ensañamiento que desplegó el acusado para matar a Ferreyra, en la sentencia de culpabilidad debe considerarse que fue un crimen "premeditado" porque lo "planificó y ejecutó" y además se enmarca dentro del "contexto de violencia de género" con lo cual arriesga una pena de prisión perpetua.
Para justificar el sometimiento psicológico y físico que ejercía Castro sobre su esposa, trajo a colación una condena anterior de Castro por agredir a su esposa en 2017. Todo porque Castro no quería dejar ir a una fiesta familiar a su esposa con los hijos.
"Le dio una tremenda paliza" que le provocó traumatismo de cráneo entre otras lesiones, recordó el fiscal. "Estuvo internada en el hospital de General Alvear y tuvo 15 días de incapacidad laboral" agregó el Peñasco y no dejó pasar por alto que durante ese hecho violento, Castro le dijo a Roxana que "la iba a matar" y a las hijas también. Hasta "la persiguió con un martillo", relató.
Esos datos constan en la sentencia condenatoria que recayó sobre el trabajador rural, (tres años de prisión en suspenso) y una prohibición de acercamiento.
Según Peñasco “la tenía sometida” y después de esa brutal agresión Roxana “dijo nunca más” y se separó.
En cambio el defensor oficial, Jorge Luque, planteó que el trágico desenlace fue producto de la "emoción violenta".
Según la defensa, el 5 de noviembre Castro solo quería hablar con Roxana pero algo extraño que observó en la casa el día anterior cuando fue a dejar a las hijas lo perturbó tanto que "perdió la capacidad de reflexión. Estaba perturbado mentalmente", afirmó.
Para el abogado defensor, la autoría del hecho no está en discusión pero si la calificación jurídica. Según afirmó Luque "no hubo violencia de género" sino que se trató de un "homicidio agravado pero por emoción violenta".