Trataremos de explicar la aparente contradicción entre congelamiento y aumentos, para lo cual, debe reconocerse, esta vez el zar de la economía ha recurrido a una norma escrita, formal, cuando desde hace años se maneja con disposiciones “de facto”, con órdenes verbales. Un caso notable es este “acuerdo” de congelamiento de precios con los supermercados, del cual no se conocen ni los términos ni cuáles son los precios “congelados”.
La norma escrita es la resolución 35 del 9 de abril de 2013 de la Secretaría de Comercio de la Nación. Entre sus considerandos se puede leer que se “torna imprescindible dictar una política tendiente a determinar el precio de los combustibles líquidos, evitando de esta manera que se produzcan desajustes en los montos que abonan los consumidores”. “Que es objetivo de este Gobierno promover el crecimiento homogéneo del país, asegurando un trato igualitario y equitativo a la población, y que esta medida redundará en tal sentido”.
En función de lo expuesto el artículo 1º determina que “el precio tope de comercialización de los hidrocarburos líquidos a aplicar por todos los expendedores, a partir de la entrada en vigencia de esta resolución será el que resulte igual al más elevado del día 9 de abril del corriente año, en la regiones citadas en el Anexo que forma parte integrante de la presente”. Las regiones son seis y Mendoza integra Cuyo con San Juan y San Luis. Varias cosas se esconden en la redacción del artículo que hemos transcripto, que explican el galimatías del inicio y ocultan otras realidades.
El primer asunto es que la resolución se propone igualar los precios, por regiones, con los mayores vigentes a la fecha de emisión de la resolución. Aquí es necesario tener en cuenta que en el mercado de combustibles líquidos operan una media docena de empresas y que la dispersión de precios entre ellas y por provincias en una misma empresa es notable. Al respecto la re-estatizada YPF ocupa la mayor proporción del mercado y al momento de “la largada” ostentaba los precios más bajos del mismo.
La diferencia de precios entre las distintas marcas es bien conocida por los consumidores; menos lo es alguna situación de diferencia de precios de una misma marca en provincias que integran una misma región. Un caso muy interesante: en febrero pasado el precio de la nafta súper de YPF en la turística Merlo de San Luis era cercano a un peso mayor que en Mendoza. Por lo tanto, en buen romance, ahora YPF podrá aumentar sus precios hasta el tope que tenían sus competidores y todas las empresas hasta el mayor en cada región. Es por ello que en definitiva todas las empresas aumentaron los precios en forma inmediata y a YPF le queda aún un amplio margen para subir.
Una razón inocultable de esta medida engañosa es el claro fracaso de YPF para encontrar inversores, cuyo efecto es que en lugar de incrementar la producción de petróleo la ha reducido. Otra razón es que el incendio ocurrido en la destilería de La Plata, en ocasión de las inundaciones, ha reducido considerablemente su capacidad de producción lo que obligaría a gastar varios cientos de millones de dólares en importación. Pero no es solo el fracaso de YPF, peor aún es el evidente desastre producido por la política energética del gobierno a lo largo de 10 años de kirchnerismo, y que en esta columna hemos calificado de “energicidio”.
