Las batallas con armaduras, espadas y escudos no están más relegadas a la literatura o las pantallas de cine y televisión, el combate medieval está en boga, se extiende a pasos agigantados por todo el país y San Rafael no es la excepción.
Verena Arabalé (24) y Adriel Langa (21) son dos exponentes de esta disciplina deportiva que recrea las batallas de la antigüedad. En diciembre de 2017 iniciaron el club Yakul Clan y a poco de andar consiguieron que la UTN respalde el proyecto y los incluya como uno más dentro del área de deportes que promueve la universidad. Hoy enseñan en el centro integrador universitario tres veces por semana.
Más allá del espectáculo que puede significar para un espectador el tener enfrente a dos feroces guerreros revestidos con armaduras de acero que cubren el torso, brazos y piernas, cascos que solo dejan ver los ojos, escudos y que empuñan una espada o hacha, el combate medieval es un deporte de alto rendimiento que aúna distintas técnicas marciales, requiere de una estricta disciplina de los protagonistas y una mente fuerte y preparada.
"Es un deporte y nosotros lo tomamos muy en serio, no como un show, además para nosotros es una cuestión de vida más profunda", aclaró Adriel Langa y Verena Arabalé completó la idea "más allá de la estética que es ajustada al plano histórico, porque así lo marca el reglamento, somos instructores que buscamos formar deportistas profesionales".
Verena Arabalé es mendocina y se afincó en San Rafael por cuestiones familiares. Era bailarina, también practicó hockey pero hace cuatro años descubrió el combate medieval y abandonó todo lo demás para volcarse de lleno a esta actividad deportiva.
El sanrafaelino Adriel Langa, además de jugar al fútbol tenía aspiraciones de convertirse en un luchador de la MMA, artes marciales mixtas, hasta que tuvo la oportunidad de presenciar un torneo de combate medieval y el objetivo cambió radicalmente. "Verlo en vivo es impresionante", afirmó.
Este renovado combate medieval nació en Rusia hace más de 20 años. "Fueron personas que querían recrear con exactitud la vida del medioevo ya sea la vestimenta, la comida, las actividades y las peleas también. Al principio eran más bien coreografiadas hasta que hubo quienes querían algo más, un combate real y así surgió el deporte, nació la HMBIA que es la federación internacional, como la FIFA en el fútbol, y se creó el reglamento de lucha porque hay reglas que cumplir como en cualquier deporte", detalló Verena.
La onda medieval llegó a la Argentina por 2013 y desde entonces se crearon 25 clubes de combate en distintas partes del territorio nacional. En la provincia, Yakul clan es el primero que abre fuera de los límites del Gran Mendoza y en la actualidad los instructores entrenan a 6 luchadores.
"Desde que estamos han pasado varias personas atraídos pero muchos iban más por la sorpresa que está vinculada a la estética, se creían que llegaban y se ponían una armadura y no es así porque al comienzo entrenan con equipo acolchado. También están los que pensaron que podían ir a descargar energía pero eso no sirve, este es un deporte que requiere mucho entrenamiento tanto físico como mental. En nuestro caso también tomamos exámenes teóricos porque un luchador que va a competir debe conocer las reglas de combate", dijeron.
Las luchas pueden ser individuales o grupales. En el uno contra uno los guerreros usan, además del escudo, espadas o hachas. El ganador será aquel que acumule la mayor cantidad de puntos lo que se consigue cuando el arma impacta en la armadura o si uno de los peleadores no puede continuar. En los combates grupales (de 5 contra 5 o hasta 30 contra 30) las reglas cambian, el objetivo es derribar al contrincante y el equipo con luchadores en pie es el que se alza con la victoria.
Al igual que los guerreros del medioevo, la práctica de este deporte tiene mucho de honorabilidad, todo queda dentro del espacio de combate mientras que afuera predomina la camaradería.
"Nos ayudamos mucho entre los clubes porque cuando viajamos a los torneos, por ejemplo, nos alojamos en la casa de alguno de ellos y puede que después te toque combatir contra esa persona, pero todo queda ahí, no se mezcla lo deportivo con lo personal. Afuera está la camaradería", indicó Arabalé.
“Si ya diste todo en el combate, qué vas a hacer afuera, seguir peleando no tiene sentido. Todo el contacto se dio en el combate”, añadió Langa.
La participación en los torneos no está ligada a un premio monetario, el máximo logro es "la gloria" y competir a nivel internacional.
"No hay premios en plata, no es por dinero que hacemos esto, nuestra aspiración es poder ganar pero pensando en tener una oportunidad de integrar la selección nacional y poder ir al mundial", dijo con sencillez la luchadora.
Aprendieron herrería
La armadura no es un mero complemento estético en el luchador medieval, es una parte más del cuerpo y elemento indispensable a la hora de ir a la lucha.
Para amortiguar el gasto que demanda hacerla con un herrero de profesión, Verena y Adriel se armaron, pero de paciencia, dedicaron mucho tiempo a la lectura y la investigación y decidieron comenzar a hacer sus propias armaduras.
"Buscamos y leímos mucha bibliografía, vimos videos y fuimos aprendiendo de prueba y error, compramos las planchas, marcamos y empezamos a darle forma. Se hace en frío, no hay fundición. También aprendí costura para hacer el gambesón, la protección que va por dentro de la armadura", sostuvo Verena.
"Una vez que tenemos los materiales, marcamos, cortamos y agujereamos, más o menos está en una semana", dijo Adriel. Cascos y guantes los hace un herrero de Córdoba y las espadas las compraron en Chile.
Ajustado a la historia
Una de las reglas principales del combate medieval es que el equipo completo (armadura y armas) se ajuste hasta el más mínimo detalle al utilizado en un periodo histórico comprendido entre los siglos XIII al XVI.
En el club sanrafaelino se vuelcan por las armas consideradas livianas. En el caso específico de las espadas, las cortas tienen entre 72cm y 80cm de largo, contando la empuñadura, y las largas de 80 cm a 1 metro en total. El peso de una espada corta es de 1,300kg aproximadamente y la larga 1,700 kg.