El líder judicial del cristinismo extremo es el ex juez Eugenio Raúl Zaffaroni. Pero no tiene mucha calle. De hecho esta semana cometió un sincericidio cuando confesó que “Stornelli debería apartarse de la causa por razones de transparencia”. Una chicana si se me permite: Si Zaffaroni con el humo que hay sobre Stornelli dice que debería apartarse, con las cataratas de pruebas y testimonios sobre el colosal enriquecimiento de Cristina y su banda deberán ir todos a prisión perpetua.
Zaffaroni dice que está “alarmado” porque en esa investigación “se juega nuestro destino nacional”. En realidad se juega la libertad o la cárcel para Cristina y su estado mayor de la corrupción. Y finalmente, Zaffaroni en un delirio sin igual dice que ante una crisis, “este gobierno podría meter presa a Cristina”. Los que apretaban y extorsionaban jueces a carpetazos y coimas, eran los K. Tal vez Zaffaroni cree que todos son de su misma condición.
Pero lo más importante es que Horacio Verbitsky perpetró una nueva operación sucia como jefe de inteligencia informal de Cristina Kirchner. Está más claro que nunca que el comandante Verbitsky tiene como único objetivo blindar de impunidad a Cristina para evitar que vaya a la cárcel, que vuelva al poder y lleve adelante la revolución chavista con la que sueñan. Justo en estos momentos que está más claro que nunca que ella fue la jefa de la corrupción, la que reemplazó en ese lugar a Néstor cuando murió. En la desesperación y ante las pruebas y evidencias tan contundentes, los grupos de tareas K dedicados a hacer operaciones sucias de poca inteligencia, resolvieron ensuciar a los que llevan adelante las investigaciones o a los periodistas independientes.
Carlos Stornelli fue víctima del comandante Horacio Verbitsky, del juez de la Cámpora, Alejo Ramos Padilla, del pauta traficante Diego Gvirtz y del espía eterno, Rodolfo Tailhade y otros personajes que se mueven en la oscuridad y la mentira. Zaffaroni de hecho confesó ese objetivo. A Cristina ya no la pueden defender porque las pruebas y testimonios son abrumadores. Pasaron entonces a la fase dos, la que varios de estos mismos personajes también hicieron contra otro fiscal, Alberto Nisman: extorsionar e injuriar con falsedades absolutas y algunas muy burdas. Una vez más, fue Elisa Carrió la que lo advirtió el jueves 7 de febrero. Lo anticipó con precisión en un tuit.
Y el viernes 8, Verbitsky diseñó la estrategia mediática y puso la firma en una operación que fogonearon Roberto Baratta desde la cárcel y Eduardo Valdés desde la calle. Hay escuchas que lo certifican y muestran a un Baratta casi desesperado. Cambió mucho desde que era la mano ultraderecha de Julio de Vido y patrullaba la ciudad recolectando las coimas de todos y todas. Participaron varios personajes nefastos de los suburbios de los servicios de inteligencia como Marcelo D’Alessio y Carlos Zelcovicz. Valdés, uno de los puentes más sólidos entre el Papa y Cristina le dice en la escucha a otro preso, Juan Pablo Schiavi, que iba a haber novedades en el operativo “Puff a Stornelli y el otro ( por Bonadio) que se van a ir a la concha de su madre”.
Que lenguaje soez para un amigo de Bergoglio. Verbitsky, siempre fue considerado un mercenario del espionaje infiltrado en el periodismo profesional. Se formó en inteligencia durante su paso por Montoneros y según la investigación de Gabriel Levinas, durante la dictadura “fue un doble agente” y por eso no se exilió ni corrió peligro su vida. Verbitsky, lanzó la primera piedra contra Stornelli. Pero seguramente van a venir otras falsedades hacia otros personajes. El fin justifica los medios. Por eso Horacio Verbitsky tiró su credibilidad a los perros.
Fue el autor intelectual del fracaso más grande del concubinato entre el cristinismo y los organismos de derechos humanos cooptados por la ex presidenta. Verbitsky puso la piedra fundamental de un castillo de naipes que se derrumbó en el caso de Santiago Maldonado. Su falta de profesionalismo y poco interés por la verdad y su desesperación por atacar a Macri lo llevaron a eyacular precozmente un título legendario que quedará en la historia del falso periodismo: “Macri ya tiene su primer desaparecido”. Así tituló su comentario del 7 de agosto en Página 12.
En la bajada agregaba que era “el primer” desaparecido de Macri y que Santiago Maldonado fue “detenido en Esquel por la gendarmería”. Esto que le digo es la pura verdad. Puede ir a Google leer la nota completa. Todos saben ahora como terminó esta farsa montada por Verbitsky, Cristina, Carlotto y otros personajes menores y payasescos de ese esquema que llegaron a decir que “a los muchachos de la gendarmería se les había ido la mano y Maldonado se les había quedado en la tortura”. No entiendo como estos mentirosos seriales y mercenarios pueden seguir hablando con tanta liviandad por la tele después de semejante brutalidad. Ahora, todo el mundo sabe la verdad que Verbitsky intentó traficar. Santiago Maldonado no fue detenido ni desaparecido.
Lo único forzado fue la versión de los mapuches más violentos que inventaron una ficción que incluyó hasta binoculares que luego desaparecieron como por arte de magia. Maldonado, según el informe oficial de 55 de los peritos más prestigiosos del país y de todas las partes, no tuvo golpes, ni lesiones cortantes ni penetrantes y murió ahogado en el lugar en el que estuvo más de 70 días en el agua.
No fue arrastrado y su cuerpo no fue manipulado. Es más, algunos de los testigos sí fueron manipulados y deberán que pagar ante la justicia por falso testimonio. Y es posible que alguno sea acusado de abandono de persona seguido de muerte y de haber obstaculizado el accionar de la justicia. Entre los 55 peritos estaban varios de los más prestigiosos del mundo como integrantes del Equipo Argentino de Antropología Forense.
Hay que desenmascarar al verdadero Verbitsky que se dice periodista de investigación y no publicó una línea sobre los robos y estafas de Cristina, Néstor, Máximo, Boudou, De Vido Lázaro, Jaime, José López y siguen las firmas. Por eso digo que fue el principal encubridor de la mega corrupción de estado K. Porque durante el menemismo fue un certero investigador y durante el kirchnerismo en el que milita, fue el comandante de la impunidad para Cristina y sus cómplices.