Trump y Putin ya empezaron a rediseñar el mapamundi, que será también del gusto de Xi Jinping. La dura advertencia de que, si no acuerdan la paz, Estados Unidos enviará efectivos militares a defender a Ucrania, genera desconcierto porque va a contramano de lo que el jefe de la Casa Blanca viene haciendo por el presidente ruso: aproximarle la victoria, aunque cediendo algo del territorio conquistado desde el 2014 con la anexión de Crimea, y en lo que va de la guerra en el Donbas.
Si Vladimir Putin se conforma con una victoria más acotada de la que está obteniendo hasta ahora, aunque a un precio demasiado alto en vidas y costoso económicamente, el acuerdo que pondrá fin a la guerra dejará un mapa ruso más grande y un mapa de Ucrania más pequeño. La diferencia de la suma entre los Km2 que crecerá Rusia y los que se reducirá Ucrania es el tamaño de la victoria del jefe del Kremlin, al que debe añadirse la derrota de Zelenski en su pretendido ingreso a la OTAN.
Se supone que la negociación aún no comenzó. Lo que anunció oficialmente Donald Trump fue su conversación telefónica de una hora y media con Putin y el acuerdo de iniciar una negociación que ponga fin a la guerra con Ucrania. Pero lo que dibujaron las pocas palabras que pronunció en la Casa Blanca, es una negociación en la que no participa la Unión Europea (UE) y en la que el ganador es el líder ultranacionalista ruso. Lo que queda a discutir es la dimensión de esa victoria.
Las frases fueron pocas, pero claras. El presidente norteamericano dijo que Ucrania debe olvidarse de recuperar la totalidad del territorio que perdió en manos de Rusia. Lo que le queda a Ucrania por negociar es cuánto más pequeño va a ser su territorio. Pero Trump quiere ser él quien negocie eso con Rusia. De lo que anunció el magnate neoyorquino en el Despacho Oval, se puede deducir también que Trump negociará con Putin mientras Ucrania y el resto de Europa miran desde afuera ese proceso.
Fue una de las formas con las que el presidente de Estados Unidos empezó a avisarle a Europa que ya no será la principal aliada política, económica y militar de la hiperpotencia. Una alianza histórica, que atravesó el siglo 20 con sus dos guerras mundiales y también la Guerra Fría, está en su hora crepuscular.
Trump ha comenzado a rediseñar la geopolítica, con una visión más cercana al jefe del Kremlin que a la Unión Europea. El presidente norteamericano ya inició, de hecho, la negociación con Putin, concediéndole territorio ucraniano y cerrándole a Ucrania la puerta de la OTAN.
Por cierto, Putin retirará su ejército de algunas zonas ocupadas. Serán concesiones mínimas que aceptará a cambio de la retirada ucraniana de la región rusa de Kursk.
Del 20 por ciento de territorio que ocupó Rusia ¿cuánto logrará Trump que le sea devuelto a Ucrania? Aun devolviendo el cinco o diez por ciento del territorio que hoy controla, el mapa de Rusia habrá crecido y el de Ucrania se habrá reducido. Ese es el premio a la criminal invasión que lanzó Putin diciendo que luchaba contra un nuevo Hitler que planeaba una nueva “Operación Barbarroja” para invadir Rusia.
Seguramente, el jefe del Kremlin deberá renunciar al objetivo que tenía al iniciar la invasión, que era ocupar toda Ucrania, para anexarla totalmente o para anexar la mitad oriental y poner un gobierno títere en Kiev que convierta el oeste ucraniano en un estado satélite de Moscú. En rigor, a ese objetivo Putin renunció al comienzo de la invasión, cuando las defensas ucranianas repelieron el avance masivo sobre Kiev.
Dejar la Unión Europea fuera de la negociación, como de momento pretende Trump, sería otra victoria del líder ruso. Ucrania es territorio europeo y la UE ha realizado un aporte gigantesco para que los ucranianos pudieran luchar contra el invasor. Además recuerda que, cuando los gobernantes británico y francés Chamberlain y Daladier, negociaron con Hitler en nombre de Checoslovaquia y del resto de Europa el Pacto de Münich, al entregar territorio checo al III Reich hicieron vencedor al “führer”, lo cual lo alentó a continuar sus guerras expansionistas.
Moldavia será lo que fue Polonia para los nazis: el próximo territorio a invadir. El rol que jugaron los ucranianos rusófonos y pro-rusos del Donbas, lo jugarán los moldavos rusófonos y pro-Rusia del Transdniester, o Transnitria como llama Moscú a esa parte de Moldavia. Y la siguiente podría ser alguno de los países bálticos, a los que les servirá de poco su pertenencia a una OTAN sin Estados Unidos, o con un Estados Unidos en manos del mayor aliado occidental de Putin.
* El autor es politólogo y periodista.