La muerte de las computadoras es una predicción que tarda cada vez más en llegar. El auge de los celulares y el diverso mercado de tablets parecían poner el clavo final en el ataúd de las PC, pero el deceso no sólo no se produjo sino que la explosión de la Inteligencia Artificial le está dando un nuevo aire vital.
Aunque los smartphones dominan el uso diario, las computadoras lograron sobrevivir a la demanda que tuvieron en pandemia para trabajar y estudiar. Además demostraron que podían reducir su tamaño, volver táctil su pantalla y aumentar su potencia para dejar sin sentido la pregunta sobre si las tablets las iban a dejar obsoletas.
Su capacidad de adaptación a las necesidades del usuario y la llegada de la NPU -la Unidad de Procesamiento Neuronal, en castellano- para procesar datos de IA la hace relevante en 2025. Incluso por eso debemos aprender ahora nuevos conceptos a la hora de comprar una notebook nueva que sea compatible con la tendencia de la IA y que nos dure un buen tiempo.
Grandes marcas, especialmente el fabricante AMD, apuestan a la PC como herramienta para desarrollar aplicaciones de Inteligencia Artificial que se apliquen en cualquier ámbito y, sobre todo, que sean capaces de realizar ese procesamiento de forma interna, sin necesidad de conectarse a internet ni utilizar un servicio en la nube.
Con este panorama, las computadoras tienen un futuro prometedor, pero lejos quedaron los tiempos en que eran imprescindibles para la vida cotidiana, aunque está muy claro que su valor no debe ser subestimado.
Morirán en algún momento, como sucede en cualquier ciclo vital, pero cada día es más difícil saber exactamente cuándo sucederá.