No podían faltar los incidentes
Un enfrentamiento entre barras argentinos horas antes del partido en las adyacencias del estadio Maracaná dejó varios heridos. La intervención rápida y efectiva de la policía Municipal de Río de Janeiro, identificada con chalecos verde flúo, detuvo una pelea entre violentos de Vélez y de Chacarita a metros del escenario donde se jugó el partido entre la Selección argentina y Bosnia. Hay un importantísimo operativo de seguridad montado por las autoridades brasileñas, que incluye a 3.500 efectivos de todas las fuerzas.
A pesar de que su búnker se encuentra en Porto Alegre, donde los cobija la barra del Inter de esa ciudad, los argentinos están presentes en los alrededores y en el mismísimo estadio.
De hecho, barras de El Porvenir (con su jefe Cristian Moralejo al frente), Deportivo Español y Platense llegaron en metro al Maracaná. Lo hicieron cantando las canciones de cancha y tomando fernet.
Los barras argentinos (hay de Vélez, Argentinos Juniors, Gimnasia, Estudiantes, Boca, River, San Lorenzo, Independiente, Platense, El Porvenir y Español más otros clubes del ascenso) estuvieron merodeando el hoterl Sheraton de Sao Corrado, donde se hospedó la Selección de Messi y compañía aquí, buscando conseguir tickets para el partido.
Los hinchas argentinos participaron del banderazo en Copacabana, pero estuvieron alojándose en el humilde barrio de Villa Isabel, cerca del Maracaná. En la reventa, los boletos para el partido que marca el comienzo de la ruta argentina en Brasil 2014 cuestan entre mil y dos mil reales (hay que multiplicar por cinco para transformarlos en pesos).
Ya hubo cinco barras deportados de la lista de 2.100 que envió el Ministerio de Seguridad argentino -en su mayoría integrantes de la “disuelta” Hinchadas Unidas Argentinas (HUA)- a las autoridades brasileñas.
Tiñeron el subte de celeste y blanco
En autos particulares, taxis, ómnibus, micros contratados, casas rodantes, motos pero principalmente en subte, el medio de transporte más agil de Río de Janeiro, llegaron los hinchas argentinos al Maracaná para presenciar el debut del seleccionado ante Bosnia en el Mundial Brasil 2014.
Desde Copacabana, el barrio donde se concentró la mayoría hasta pasado el mediodía, los fanáticos partieron rumbo al estadio con cánticos de aliento, “gritos de guerra” por Lionel Messi y Diego Maradona más cargadas a los brasileños.
En el hall de la estación Cardeal Arcoverde, de la Línea 1 del Metro, se concentraron centenares de hinchas para comprar el viaje en ventanilla a un precio equivalente a 12 pesos argentinos.
Durante la espera, gozaron a los boleteros y guardas locales con promesas de una consagración en la final del próximo 13 de julio.
El bullicio atronador y el éxtasis de los argentinos por sentirse locales en territorio ajeno generó una atmósfera propicia para que algunos arrebatadores le extrajeran las entradas a una familia que se preparaba para ir al estadio.
Ya en los trenes, el público "albiceleste" copó los vagones como sucede en las líneas argentinas durante las horas pico de días hábiles.
Cantos, golpes en los techos, pero generar daños, filmaciones y fotos fueron una constante del trayecto, que duró media hora tras recorrer tres estaciones y realizar una combinación con la Línea 2 en la estación Central.
El audio del tren anunció con un relato de gol en portugués el arribo a la parada "Maracaná", lo que provocó el estadillo de los pasajeros.
Los hinchas se sorprendieron al verla ambientada de modo futbolero, con ploteo de césped y tribunas, y mucho más cuando divisaron a 300 metros el imponente monumento del fútbol mundial.
Cuatro horas antes del inicio del partido, los simpatizantes argentino ya cubrían los playones externos y habían tapizado con banderas las rejas del perímetro.
Entre saludos, fotos, músicas, cervezas y fernet con cola esperaron la apertura de la cancha, a las 16, para entregarse a movilizante experiencia de vivir el Mundial
Invasión argentina
Los hinchas argentinos invadieron Copacabana, barrio característico de Río de Janeiro, en la previa del debut mundialista frente a Bosnia, que se jugará desde las 19 en el estadio Maracaná, con entradas agotadas, por el Grupo F de Brasil 2014.
Los simpatizantes, desde muy temprano, le dieron un tinte celeste y blanco a la Avenida Atlántica con camisetas del seleccionado nacional que predominaron sobre de los demás países.
Un clima ideal, de 28 grados, volcó a los argentinos a las playas con sus camisetas, bombos y banderas para empezar a darle color y calor a “La Princesita del Mar”, como se la conoce a la de Copacabana, que mezcla bohemia, glamour y riqueza.
La postal fueron hinchas nacionales caminando por la peatonal y almorzando en los distintos puestos playeros junto a simpatizantes de otros países en un clima cordial.
Grupos de amigos, parejas, familias con niños reflejaron el clima de fiesta vivido en Río de Janeiro, la sede que palpita el Mundial con mayor pasión.
Camisetas de Boca Juniors, River Plate, San Lorenzo, Racing Club, Talleres de Córdoba, Atlético Tucumán, Colón de Santa Fe, Chacarita, Crucero del Norte, Rosario Central, Estudiantes de La Plata y Lanús, entre otros, se mezclaron entre croatas, alemanes y chilenos, todos asombrados por el colorido argentino.
También Bosnia dijo presente en Copacabana, ya que en un bar, sobre Avenida Atlántica y Rúa Bolívar, se juntaron cerca de 300 simpatizantes, con las camisetas de Miralem Pjanic y Edin Dzeko, sus máximos ídolos.
Riguroso dispositivo
El paso del micro con los jugadores del seleccionado argentino se realizó en medio de un fuerte dispositivo de la policía militar, en tanto mucha gente camino al estadio saludaba con banderas argentinas.
Los jugadores cantaban y golpeaban los vidrios al son del ritmo.
Nuevamente quedó de manifiesto el estricto esquema de seguridad, cortando el paso de las calles por donde pasó el móvil con la delegación y hasta impidiendo la circulación por los carriles opuestos de las avenidas.
Argentos sin entradas
La euforia que despierta el Mundial de fútbol en Brasil llevó a mucha gente, especialmente argentinos, a invadir las calles del país vecino, ese que se ganó el derecho, a fuerza de títulos, de llamarse el pentacampeón. El debut de la Selección los juntó a todos en Río de Janeiro. Alrededor de 40 mil. O más. Pero muchos de ellos sin entradas.
A simple vista, en los alrededores del Maracaná, escenario del choque entre Argentina y Bosnia-Herzegovina, se los puede ver en la búsqueda desesperada por un ticket. Algunos todavía guardando cautela y preguntándole en vos baja a cualquier hincha que ve con una camiseta de la Selección. Otros, a los gritos desde temprano y ofreciendo hasta 1.500 reales (unos 750 dólares) por entrar a ver el partido de Lionel Messi en uno de los estadios más legendarios del mundo.
En muchos casos, la búsqueda es correspondida, ya sea por un grupo de amigos o una familia que tiene algún boleto de más o por los oportunistas que se dedican a la reventa y están a la caza de su presa. Los barras no están exentos y a los gritos ya avisaban que para presionar por un lugar debían ir a la puerta de acceso F.
Al margen de la historia de nunca acabar de la reventa, el Maracaná ya espera a todos esos argentinos. Se estima que unos 20 mil ya tenían su ingreso.