Cuando faltan menos de 4 días para el cierre de listas nacionales, que opera el sábado a la medianoche, Cristina Fernández busca colonizar las nóminas de senadores y diputados nacionales que irán colgadas de las boletas de los dos precandidatos presidenciales kirchneristas, Daniel Scioli y Florencio Randazzo.
La intención de la Presidenta es controlar, una vez que deje el poder el 10 de diciembre, la primera minoría de ambas Cámaras legislativas, de modo de condicionar al próximo jefe de Estado durante los dos primeros años de gobierno. Sin su consentimiento, quien la suceda no podrá nombrar, por ejemplo, nuevos miembros de la Corte Suprema o al titular de la nueva Agencia Federal de Investigaciones (AFI).
Son 8 las provincias que en este turno electoral eligen senadores nacionales: Córdoba, Mendoza, Santa Fe, Tucumán, Catamarca, Corrientes, La Pampa y Chubut. El plan que tiene Cristina Fernández y su lugarteniente, Carlos Zannini, es que las listas para la Cámara alta sean encabezadas por dirigentes de extrema confianza de la Presidenta.
Ya consiguió su cometido en Mendoza. Allí, la diputada camporista Anabel Fernández Sagasti (quien preside la Comisión de Juicio Político y es espada K en el Consejo de la Magistratura) será la candidata en primer término para el Senado.
En La Pampa la estrategia de Olivos es la misma. Cristina quiere que otra diputada nacional de La Cámpora, María Luz Alonso, sea cabeza de la lista de senadores. Sin embargo, los dos popes del PJ de esa provincia, Carlos Verna y Rubén Marín, se resisten y por ello la Rosada optó por “intervenir” el PJ pampeano, que no es parte del FpV nacional. Con esta decisión, ahora podrá obligar a Randazzo y a Scioli a que lleven sólo en sus boletas a la camporista Alonso.
En Santa Fe las fichas están puestas en que Omar Perotti encabece la lista de senadores y le dé pelea al ahora macrista Carlos Reutemann. El socialismo, por un arreglo con la UCR, decidió ir con lista corta, sin candidato a presidente, por lo que tiene menos chances de colocar un senador. Para Diputados, la Presidenta tiene varios nombres: el ministro Agustín Rossi, el camporista Marco Cleri (que renueva banca) y el secretario de Transporte, Alejandro Ramos.
En Tucumán, el kirchnerismo lleva como senador al gobernador José Alperovich. La idea de Zannini es que la madre de Marita Verón, Susana Trimarco, lo acompañe en la lista para asegurarse así una legisladora más en las filas del “cristinismo”. Para Diputados, impulsa al secretario de Obras, José López.
La nómina para Córdoba la maneja el secretario Legal y Técnico con sumo recelo. Sin embargo, trascendió que la Presidenta pidió por el actual diputado nacional Martín Gill para encabezar la boleta de senadores. En el oficialismo nacional creen que la candidatura presidencial de José Manuel de la Sota no llegará a octubre y que el 25 de ese mes la pelea será entre el opositor Luis Juez (que irá colgado de la lista de Macri) y Gill (que se pegará al ganador del duelo Scioli-Randazzo).
Para la Cámara baja, la mandataria nacional ya decidió que la encabece Gabriela Estévez, militante de La Cámpora y directora de la Anses de Córdoba Capital. El segundo lugar se lo ofrecieron a Fabián Francioni, para que renueve su banca, pero el dirigente prefiere pelear por la intendencia de Leones, nuevamente.
En este marco, la actual diputada nacional Mónica Gutiérrez tiene chances de repetir. Nora Bedano, quien también finaliza su mandato, busca ser diputada provincial, por lo que esto abre espacio para más dirigentes ultra K, como podría ser algún jefe comunal cercano al Gobierno nacional.
En Catamarca el peronismo está sometido a los designios presidenciales. La actual mandataria provincial, Lucía Corpacci, y el vicegobernador Dalmacio Mera, buscan ser candidatos a la Gobernación. Cristina debe elegir a uno de ellos y quien quede descartado irá al Senado.
En Corrientes el peronismo tiene chances de colocar el senador por la minoría. El elegido por la Presidenta es el secretario de Deportes, Carlos “Camau” Espínola. La provincia que no tiene definiciones es Chubut, donde Cristina Fernández decidió intervenir directamente para impedir el acuerdo entre Scioli y Mario Das Neves (ex massista), que ahora buscará ser gobernador sin pegarse a un candidato presidencial.