“Lo que ocurrió aquí es una fiesta, esperamos que no quede en eso y sigamos progresando”, fue el comentario de Laura Rosales (29), nacida y criada en el noreste de Guaymallén, a unos 27 kilómetros de la ciudad de Mendoza.
Laura fue una de las asistentes al acto de fundación del nuevo distrito del departamento, el número 21, llamado de la misma forma que la localidad que era antes, Colonia Molina.
Ella, al igual que sus vecinos, estaba muy feliz con el logro, tras largas tramitaciones que ocuparon años.
Para formalizar el flamante estado administrativo y legal del lugar, de 10 kilómetros cuadrados, se realizó un acto en un amplio terreno, en Tabanera y Ferrari, donde se erigió un portal con el nombre del nuevo distrito.
Ése será el punto referencial de la región creada, que tiene por límites el canal auxiliar Tulumaya al norte, Severo del Castillo al este, y las calles Milagros en el sur y Tabanera y Mariani, al oeste. Los distritos vecinos son Colonia Segovia, Puente de Hierro y Los Corralitos.
Quienes estaban exultantes por el paso concretado eran los integrantes de la Asociación Grupo Comunitario San Cayetano -“los camoteros”, como coloquialmente se los llama en el lugar-, entidad que agrupa a los productores de camote presidida por Jorge Vallone (54). Es, en los hechos, una entidad vecinal.
Una suelta de 45 palomas de la Asociación Colombófila Ala Benjamín Matienzo, de Dorrego, fue un símbolo de buen augurio para el arranque del territorio creado.
La reunión tuvo pocos discursos. El intendente Luis Lobos anunció que el año próximo se formalizará una mejora sustancial: el agua potable llegará por fin al distrito.
El valor de un producto
La producción agraria característica del lugar es el camote y su mejora se concretó hacia 2000, cuando el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) comenzó a asesorar a los agricultores.
La técnica que bajó la información y cambió los rendimientos del campo fue la ingeniera agrónoma Clara Contardi, jefa de la Agencia de Extensión Rural INTA de Luján de Cuyo.
Según contó Contardi: “Los productores obtenían un cultivo tradicional, de escaso costo de producción, pero bajo en rendimiento. Trabajaban el camote criollo, llamado ‘pata de rana’.
Después de algunos ensayos y contando con el asesoramiento del INTA San Pedro, incorporamos la variedad, ‘arapey’, que se adaptó muy bien a las características agroclimáticas del área -suelo, agua, temperatura, etc-, y elevaron los rindes.
Se consiguió un producto cremoso, suave, y de buen sabor, obteniéndose el doble de cosecha que con la variedad anterior: de 17.000 kilos/hectárea pasamos a 35.000 kg/ha”.
En total están plantadas 120 hectáreas, y son unos 45 los productores agrupados. Lo que extraen de la tierra lo comercializan en los tres mercados concentradores de la producción agraria: Guaymallén, Godoy Cruz y Acceso Este. Además del camote, la zona da zapallo, algo de tomate, coliflor y brócoli.
Pese al buen momento que se está viviendo en Colonia Molina, existe el temor por el avance inmobiliario, que consiste en la construcción de countries y barrios, que eventualmente podrían desmantelar la estructura agraria.
De hecho, ya se observan edificaciones de este tipo, que se potenciarán con la llegada de nuevos servicios.
José Alvarado (76) lo teme concretamente. Él ya no trabaja el suelo; tiene 4,5 hectáreas y sus tres hijos están ocupados en otros oficios.
Mirada distinta
Gloria Tapia (54) espera que "el municipio tenga una mirada distinta" sobre esta comunidad. "Estábamos muy desamparados, y vivir en esta esta zona no quita derechos", definió.
De todos modos, varios residentes reconocieron que el jefe comunal cumplió su palabra. “A fines de 2013, se comprometió en que Colonia Molina tendría el rango de distrito y en ocho meses cumplió”, afirmaron.
Adela Varas, que habita en la calle Miralles, recordó que se necesita con urgencia el agua potable. “Tomamos agua de una profundidad de 20 metros y a veces sale con mal olor”, se quejó.
Mientras se aguarda que llegue el principal y básico servicio (la promesa es para 2015), la comuna ya realizó la iluminación parcial de tres calles y comenzó a consolidar calles de tierra, como Tabanera, Ferrari, Milagros, Miralles, Grenón y San Miguel.
“Trabajamos en la planificación urbana para que el distrito no quede cortado”, anunció Federico Sampieri, secretario de Obras Públicas del municipio.
Entre dificultades, altibajos y mejores momentos, todos esperan que el porvenir afiance los núcleos familiares y se impida la migración, especialmente de los jóvenes.
Helado artesanal de camote
En el ágape que se ofreció al finalizar la ceremonia que oficializó la creación del nuevo distrito, los dirigentes locales ofrecieron una sorpresa entre los alimentos servidos.
Se trató de helado artesanal de camote, que deleitó a los miembros de la comunidad. El postre fue preparado por la firma de Humberto Italiani, quien fue hace poco vicepresidente de la Asociación de Heladeros Artesanales de Mendoza.
El nombre
El nombre de Colonia Molina se debe a una idea que tuvieron los primeros pobladores de la región, tras organizarse en una comunidad o colonia, a principios del siglo XX.
Nacida en 1928, cuando Luis Molina subdividiera una propiedad de 450 ha, Colonia Molina se convirtió hoy en la tierra gestadora del convocante Festival Nacional del Camote.