Centenares de colombianos iniciaron un éxodo voluntario hacia su país en medio de la crisis fronteriza generada luego de que las autoridades venezolanas decidieron cerrar de manera indefinida los pasos fronterizos en el estado suroccidental de Táchira y declarar un estado de excepción en algunos municipios de esa zona tras el ataque que sufrieron tres militares y un civil cuando realizaban actividades de combate al contrabando.
El presidente colombiano Juan Manuel Santos exigió consideración por sus compatriotas y dijo que “todo ser humano -aún si estuviera sin los papeles legales- merece ser tratado con respeto y dignidad, y merece un debido proceso. Y eso es lo que vamos a exigir”. En su concepto, “allanar las viviendas, sacar a la fuerza a los habitantes, separar las familias, no dejarles sacar sus pocos bienes y marcar las casas para luego demolerlas, son procedimientos totalmente inaceptables y recuerdan episodios amargos de la humanidad que no pueden repetirse”.
Por su parte, su homólogo venezolano Nicolás Maduro le respondió desde su programa de televisión “En Contacto con Maduro” diciendo: “El presidente Santos tiene el tupé hoy de decir que pide respeto para los colombianos. ¿Quién irrespeta a los colombianos? ¿Los que los expulsan de su país, lo que nos les dan vivienda, los que no les dan trabajo, los que no les dan educación? O los venezolanos que tenemos 5.600.000 colombianos aquí. Aquí estudian, aquí trabajan”.
Los colombianos iniciaron desde temprano y bajo un intenso sol un éxodo masivo desde la ciudad venezolana de San Antonio del Táchira atravesando a pie el río fronterizo del Táchira mientras cargaban sobre sus hombros algunos muebles, materiales de construcción, colchones, pequeños enseres, bolsas de ropa, y hasta heladeras para llevarlas hasta la ribera colombiana donde se improvisó una especie de depósito al aire libre.
Algunos funcionarios de los cuerpos de seguridad de Colombia se unieron a los civiles para ayudarlos en el traslado de sus enseres en medio del río.
“Hoy empezamos a sacar las cositas... La gente se está llevando todo aquí por una trocha. Se llevan los muebles, escaparates, peinadoras, todo lo que pueden”, relató con la voz entrecortada Virgélida Serrano, una humilde costurera de 60 años, mientras caminaba por la orilla del río con una bolsa repleta de ropa rumbo hacia un refugio en Cúcuta. “Nos vamos a Colombia a ver qué ayuda nos da el gobierno”, dijo entre llantos Serrano al manifestar tristeza por abandonar su humilde casa en la barriada “La Invasión” que fue levantada de manera ilegal en la localidad venezolana de San Antonio, muy cerca de la frontera.