Las legislativas de mañana en Colombia pondrán a prueba el apoyo al proceso de paz con la guerrilla de las FARC y al presidente Juan Manuel Santos, impulsor del diálogo y aspirante a la reelección en las presidenciales de mayo. El diálogo iniciado hace 16 meses con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC, comunistas) en Cuba planea sobre las elecciones legislativas.
Santos, cuya coalición de centro-derecha cuenta con una cómoda mayoría en el Congreso, busca mantener el apoyo legislativo para seguir negociando con los rebeldes. El mandatario de 62 años formalizó esta semana su candidatura para la reelección por un nuevo período hasta 2018.
"El presidente probablemente conservará una fuerte mayoría, ya que es difícil derrotar una coalición", dijo Sandra Borda, profesora de ciencias políticas de la Universidad de Los Andes de Bogotá.
El "tema del proceso de paz será clave". Aun cuando "muchos colombianos tengan dudas sobre esto no van a desistir", agregó Borda, coautora de libro "Proceso de Paz en Colombia".
Sin embargo, la gran incógnita en este proceso será la votación que alcance el ex presidente Álvaro Uribe (2002-2010), quien rompió políticamente con su sucesor y ex ministro a raíz de las negociaciones con las FARC.
Uribe, que combatió ferozmente a los rebeldes, a quienes califica de "terroristas", acusó de traición a Santos por su propuesta de paz y se erigió como el más fuerte opositor del gobierno.
Todavía muy popular, Uribe es el primer ex presidente de Colombia que aspira a una banca en el Senado. Para ello cuenta con el apoyo del partido Centro Democrático, que formó tras su distanciamiento de Santos bajo la consigna de "No a la impunidad" en el diálogo con la FARC.
Varias encuestas dan por hecho la elección de Uribe con una votación que ronda el 14%, lo que le permitiría a su partido conquistar al menos 19 de los 102 escaños del Senado.
"La lista de Uribe no obtendrá la mayoría pero le permitirá agitar la agenda nacional", estimó Luis Guillermo Patiño, director de Ciencias Políticas de la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín.
Por su parte, los partidos de izquierda, tradicionalmente débiles en Colombia, enfrentan el desafío de aumentar su votación con respecto a las legislativas de 2010 debido a una reforma electoral.
En Colombia, donde están habilitadas para votar cerca de 32 millones de personas, el voto es voluntario y la abstención ronda históricamente el 50%. Estas elecciones supondrán el regreso al ruedo electoral de la Unión Patriótica, el partido de izquierda que fue blanco de una persecución entre 1984 y 1994 que dejó unos 3.000 militantes muertos.