Los habitantes del estado venezolano de Táchira, en la frontera con Colombia, viven un calvario para aprovisionarse de gasolina, debiendo realizar filas de hasta tres días en vísperas de que empiece a regir un nuevo sistema de pago.
Si bien el desabastecimiento de combustible es crónico en esa región, el problema se agravó esta semana con el cierre de varias estaciones sin que las autoridades hayan explicado el motivo.
Decenas de personas han tenido que pasar la noche en sus carros o en hamacas colgadas de los árboles mientras hacen filas de hasta cinco cuadras, que terminan por bloquear avenidas.
Táchira es considerado por el gobierno del presidente Nicolás Maduro como uno de los puntos por donde más combustible de contrabando sale hacia Colombia.
Venezuela, el país con las mayores reservas petroleras, tiene la gasolina más barata del mundo, al punto que con un dólar se pueden comprar seis millones de litros.
El contrabando, según Maduro, genera pérdidas anuales de entre 10.000 y 18.000 millones de dólares.
Para corregir esa situación, el mandatario está implementando un nuevo sistema de cobro electrónico, cuyos ensayos comenzaron en la frontera y se extendieron el jueves al resto del país.
Los subsidios en adelante se enfocarán en los poseedores del "carnet de la patria", una tarjeta con lector de código QR que identifica a los beneficiarios de los programas sociales del gobierno y que la oposición considera un mecanismo de "control social".
Quienes no posean ese documento deberán pagar el combustible a “precios internacionales”.