El origen. Cuando era muy chico y no sabía que mi vocación iba a estar marcada por la comunicación, era de esos chiquitos presionados, para que después de la sobremesa de los domingos, recitara "Mi gatito astronauta". Unos versos que habían aparecido en la revista Billiken.
Yo odiaba ese momento, pero tiempo después, en la escuela primaria, cada vez se rompía el equipo de sonido a válvula, me hacían leer en los actos las famosas glosas, delante de los 700 alumnos de las escuelas. Pero ahí no me disgustaba.
A mí me gustaba mucho el dibujo, estudié un año diseño industrial. En ese tiempo hice de atrevido algunas cosas, en la radio y café concert. En ese año decidí no rendir ninguna materia de diseño y comencé a formarme como locutor.
Y tenía tantas ansias de trabajar, que no pasó mucho tiempo hasta que pedí que me probaran; fue en la televisión por cable. Luego hice radio, primero FM y después AM.
Televisión vs radio
La televisión siempre me ha desafiado un poco más. Por ser más compleja, son más factores los que juegan. Pero la radio siempre está ahí, como es algo que hice durante mucho tiempo, me invita a ser un poco mas desestructurado.
Una vez estaba grabando un programa en tiempo real y de pronto veo entrar a dos personas. Yo miraba de costado y eran dos de los Chalchaleros, solo que vestidos sin su vestuario tradicional.
Yo no tenía ni idea de que tenía que entrevistarlos a ellos y no tenía tiempo de decirle a la producción que me pasaran algún dato. No sabía demasiado como para mantener una charla en televisión.
Finalmente uno apela al oficio y la nota salió. Pero fue un momento difícil, era muy joven y no tenía en mi cabeza que podía entrevistar a dos figuras de la música nacional de esa envergadura.
Voz de Vendimia
Nunca esperé que me llamaran para la locución de la Vendimia Nacional. Luego de participar en alguna departamental, mi primera aparición en la Vendimia fue en una selección para la voz del relato de la fiesta, que históricamente lo hacía Rafael Rodríguez.
El casting lo tomaban en la sala Zanessi y ese día hice todo lo posible para llegar a tiempo. Llegué corriendo y cuando entro me advierten que había llegado tarde. Fue tal mi cara de desilusión, que me dieron una chance.
En la sala de grabación, me ponen delante de un texto y sentí que quería ser el ganador de ese casting. Leí el texto y cuando terminé, noté que había caras de alegría del otro lado.
Jovita Kemelmajer y Pedro Marabini me dijeron: “Has hecho un muy buen papel”. Al otro día me confirmaron que era la voz oficial. Eso fue en el año ‘89. Al año siguiente hice la locución de la repetición. Y de ahí en más, en los diferentes actos centrales.
Pero jamás lo busqué. Mejor dicho, lo esperaba como un regalo de la vida profesional. Si llega bien y si no, será porque somos muchos queriendo hacer lo mismo.
Figura de la pantalla
Yo tengo una presión muy marcada: soy muy exigente conmigo, me gusto poco.
No es que no disfrute, pero me exijo, tengo miedo a repetirme todo el tiempo.
Son muchos años de hacer cosas parecidas y que la gente ya sepa lo que vas a hacer o decir. No me gusta eso. Intento renovarme y amoldarme a los nuevos tiempos.
La tele se volvió provocativa, desestructurada y me he tenido que acostumbrar a esas formas, porque vengo de una escuela más “de molde”.
Esa presión la vivo como una mochila, pero igualmente siento que he logrado poner el disfrute por delante.
Coco y las noticias
Nunca fui la cara de las noticias y en algún momento hasta llegué a decir: “Jamás haría un noticiero”... pero hoy sí. Me encantaría. Hoy estoy conforme con lo que hago, pero ya le perdí el miedo a tener que estar enfrentando a la información.
Uno envejece y tenés más en cuenta el hecho de estar informado y tengo un margen de seguridad más grande. Hoy lo disfrutaría.
No me considero popular, pero sí hago cosas que le sirvan a la gente, trabajo para eso. Hoy trabajo con total libertad actualmente en “Cada día”.
La presión es cierta, porque ser parte de la programación de un canal, donde cabe de todo, el rating importa mucho. Por eso estamos pendientes de los números y el gusto de la gente.