Coca-Cola y films de Hollywood, pese al embargo

El bloqueo deja resquicios, pero es imposible conseguir medicamentos fabricados en EEUU.

Coca-Cola y films de Hollywood, pese al embargo
Coca-Cola y films de Hollywood, pese al embargo

La Habana. Comprar una Coca-Cola en La Habana es posible y los cubanos pueden ver gratis las películas de estreno de Hollywood en la televisión, a pesar del embargo estadounidense impuesto por el presidente John F. Kennedy en 1962.

Éstas son algunas de las paradojas del embargo y de las tensas relaciones de estos vecinos enfrentados por disputas políticas durante medio siglo, que hace tres días anunciaron una histórica reconciliación, celebrada por el mundo entero.

“Estos 50 años han mostrado que el aislamiento no ha funcionado”, admitió el presidente estadounidense Barack Obama, al terminar con una política seguida por los 10 anteriores jefes de la Casa Blanca.

Raúl Castro saludó la normalización de los lazos diplomáticos con su archienemigo, pero lamentó que persista el “bloqueo” económico sobre la isla, aunque Obama prometió flexibilizarlo dentro de sus posibilidades.

La reconciliación tendrá efectos rápidos en la alicaída economía de la isla, estima el economista cubano Pavel Vidal, de la Universidad Javeriana de Cali, Colombia.

“Como las empresas estadounidense no pueden invertir, otras lo harán tratando de tomar posición ante un futuro levantamiento total del embargo”, dijo.

Diez meses después de la fracasada invasión de Bahía de Cochinos, Kennedy impuso el embargo mediante una “orden ejecutiva”. Con los años se convirtió en un complejo entramado legal, reforzado por la Ley Helms-Burton en 1996, por lo que ahora sólo puede ser eliminado por el Congreso, que desde enero estará dominado por la oposición republicana.

Los visitantes extranjeros se sorprenden en Cuba cuando comprueban que la Coca-Cola se vende en supermercados, restaurantes y hoteles. Una lata vale U$S 1,2 en tiendas, más del doble que sus competidores nacionales, “Tukola” o “Tropicola”, predilectas de los cubanos por su menor precio.

En cambio es imposible conseguir en las farmacias cubanas medicamentos elaborados en EEUU debido al “bloqueo” que, según el gobierno comunista, le ha costado a la isla 100.000 millones de dólares hasta el momento.

En la isla no se pueden usar tarjetas de crédito estadounidenses ni medios electrónicos de pago como “PayPal”.

Como contrapartida, los viajeros que ingresan a Estados Unidos no pueden llevar productos cubanos -como ron, café o habanos-, pues son confiscados en los aeropuertos y pasos fronterizos como si fueran drogas.

Pero el embargo no ha impedido que la televisión estatal cubana transmita las películas estadounidenses recién estrenadas.

En marzo pasado la televisión cubana transmitió el film “12 años de esclavitud”, cinco días después de que recibiera el Oscar a la mejor película. No obstante, el embargo impide a los estudios de Hollywood vender y cobrar sus derechos a Cuba, que no gasta un dólar por difundir las películas norteamericanas.

Pese al bloqueo, EEUU es el noveno socio comercial de la isla, mientras el consulado cubano en Washington ha tenido problemas para operar en los últimos meses debido a que ningún banco lo aceptaba como cliente.


Aumentan remesas familiares
Apenas 170 kilómetros separan las costas de ambos países, lo que permitió que la estadounidense Diana Nyad cruzara nadando desde La Habana a Florida en 2013, pero las barreras políticas han impedido que exista correo directo.

También han provocado que los vuelos entre ambos países, unos 400 mensuales, tengan carácter “humanitario”, reservados a cubanoamericanos y estadounidenses autorizados por Washington.

Además, ha causado que los contactos entre familias cubanas -y la posibilidad de recibir dinero de parientes en Miami- estén a merced de la voluntad de los inquilinos de la Casa Blanca.

Lyndon Johnson, el sucesor de Kennedy, autorizó el envío de encomiendas a la isla, lo que fue prohibido luego por Richard Nixon.

Con Bill Clinton se masificaron las visitas de cubanoamericanos a la isla. Además, comenzaron a enviar dinero a sus familias, pero George W. Bush restringió los montos de las remesas y que éstas sólo beneficiaran a parientes directos.


Bush también limitó las visitas de cubanoamericanos a la isla, las que fueron liberadas por Obama, quien elevó además el monto de las remesas.
El miércoles pasado Obama aumentó nuevamente el límite de las remesas, de 500 a 2.000 dólares.

“Dentro de los efectos más rápidos que se van a notar está el aumento de las remesas. Allí hay una multiplicación por cuatro en el corto plazo”, destacó un diplomático latinoamericano.

Los viajes entre ambos países se han disparado desde que Raúl Castro eliminó, hace casi dos años, los odiados permisos de viaje: un récord de 327.000 viajeros -principalmente cubanoamericanos- llegaron desde Estados Unidos a la isla en el primer semestre, 10% más que en la primera mitad de 2013.

Fidel Castro no aparece ni opina sobre la novedad

La Habana. En medio de las anécdotas, tensiones y sorpresas que produjo el anuncio del restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos, un actor principal estuvo ausente: el ex mandatario y líder isleño, Fidel Castro.

Hasta ahora Castro, de 88 años, no se ha pronunciado sobre el histórico hecho que ha marcado la agenda internacional en los últimos dos días, que precisamente se congelaron poco después de que él y sus barbados guerrilleros tomaron el poder en 1959 después de lanzar una ofensiva en Sierra Maestra.

Alejado del poder desde 2006, cuando delegó el mando del ejecutivo en su hermano Raúl, quien luego asumió la presidencia tras las elecciones de 2008, el líder cubano suele aparecer en público en contadas ocasiones.

Cuando una noticia de esa magnitud sacude a la isla o al mundo, escribe extensas reflexiones en medios nacionales que, precisamente, en esta ocasión estuvieron ausentes.

Pero el silencio de esta ocasión no parece inquietarlos mucho pese a la importancia del hecho.

También es usual que en los últimos años el mandatario tarde en reaccionar a hechos demasiado contundentes o a golpes fuertes. Un ejemplo de ello fue el deceso de su gran amigo y aliado político, Hugo Chávez: Castro se tardó seis días en reaccionar a ese hecho y escribir sobre el sentimiento de dolor que le produjo.

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