Por Gastón Bustelo - gbustelo@losandes.com.ar
Pasó la Fiesta, ahora deberían los funcionarios provinciales comenzar a terminar de definir medidas de fondo para la economía provincial, pero sabemos que eso no sucederá, se impondrá la campaña política.
El Gobierno intentó, desde el año pasado y sin éxito, enfrentar la crisis vitivinícola con medidas que no tuvieron resultados. Iban tan mal las negociaciones que sacaron al ministro de Agroindustria, Marcelo Costa, de las reuniones con los referentes de las entidades vitivinícolas.
“El sector pidió que lo corrieran”, afirmó un funcionario de alto rango. Más allá del fuerte temperamento del ministro de Agroindustria, desde que asumió en esa cartera, en el sector le desconfiaban por ser “ajeno a la industria”. El currículum de Costa publicado en el sitio oficial del ministerio indica que su carrera laboral comenzó en 1995 en la ex Dirección General Impositiva (DGI), pasó por la gerencia del Ente Provincial del Agua y Saneamiento (EPAS) y también fue director de Compras y Suministros del Gobierno en 1998. En el 2008 llegó a ser presidente del directorio de OSEP.
Cuando Francisco Pérez asumió lo nombró ministro de Hacienda para llegar al déficit cero y el año pasado pasó al ministerio de Agroindustria. ¿Y en el sector privado dónde trabajó? Su currículum indica que en México DF como gerente de planificación estratégica de una multinacional generadora de energía térmica. Antes, en 1999, se desempeñó como auditor y subgerente de control de gestión en la empresa distribuidora de energía, Edemsa. ¿Algún antecedente relacionado con la vitivinicultura y la agroindustria?
Injusto sería pensar que solo los funcionarios tienen la culpa de las causas de la crisis vitivinícola, sabemos también que hay un escenario internacional que no ayuda a la industria, así como el tipo de cambio. Pero también referentes de distintas entidades gremiales han contribuido para llegar a la situación en la que estamos, muchos se la pasan más preocupados por lo que sale en los medios y en buscar beneficios para sus instituciones que en encontrar soluciones para el sector. Después de la reconversión de los '90, de las exportaciones siempre en alza luego de la devaluación del 2003, ¿no pensaron que alguna crisis podía llegar?
Tampoco han sido originales con las propuestas y mucho menos han actuado a tiempo. Promover una ley para que se use el mosto con otros fines sin dudas es una buena iniciativa, pero hay un proyecto en el INV desde la década del '70 que establecía objetivos similares.
¿Por qué no pensaron en avanzar con ese proyecto en las épocas de vacas gordas? La titular de la Coviar, Hilda Wilhelm, se lo recordó ayer en su discurso al ministro de Agricultura de la Nación, Carlos Casamiquela, pero el funcionario no acusó recibo.
Para colmo, la presidente Cristina Fernández parece estar en otra sintonía si recordamos las palabras que pronunció a fines de febrero cuando inauguró la ampliación de una planta embotelladora de Coca Cola en Berazategui: "Argentina es el país que más Coca Cola consume en el mundo".
No tiene desperdicio, y viene al caso el discurso que Cristina pronunció cuando en noviembre de 2010 firmó el decreto que declaraba al vino argentino como bebida nacional. “Podía creerse que la vitivinicultura es una actividad de carácter económico, pero yo creo que (el vino) tiene que ver con la cultura y la identidad de un pueblo. El consumo interno está fuerte, tenemos que producir más para tener más saldo exportable y conquistar mercados. Quiero comprometerme a seguir promoviendo las exportaciones y el valor agregado”.
Pero más allá de los funcionarios, sus dichos y sus políticas, hay datos que son elocuentes sobre lo que viene sucediendo con el sector vitivinícola en las últimas décadas. En 1976, el 22% del PBG le correspondía a la vitivinicultura, en 2014 el porcentaje bajó al 8%. También es muy marcada la caída del consumo per cápita de vino, en 40 años se desmoronó 70%. En 1974 se consumían 77 litros per cápita y el año pasado el número llegó a los 23 litros, según el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) publicados ayer por Los Andes en el suplemento Fincas.
Pero estos datos lo único que demuestran es que no están equivocados los que dicen que Mendoza necesita dinamizar otros sectores de su economía. La administración Pérez encaró el problema y decidió realizar con el Banco Mundial un estudio para determinar con precisión qué sectores de la economía hay que estimular, cuáles reconvertir y los que hay que dejar de subsidiar porque el beneficio para la provincia es prácticamente ninguno.
Pero, lamentablemente, el estudio no se terminó y lo más probable es que no se finalice porque, como explicamos al principio, ahora lo que importa son las elecciones, ya se pasó la hora de realizar transformaciones de fondo. Ahora: Coca Cola con Romeo Santos y “good show”.