Muchos clubes de barrio de la zona del Gran Mendoza y del interior de la provincia están en muy mala situación, algunos inclusive al borde del colapso económico.
Las deudas en el pago de servicios como luz, agua y gas, la falta de ingresos por caída de socios activos y las dificultades inherentes a mantener grandes estructuras, determinaron el cierre de muchas instituciones, humildes, pero que cumplían una loable función en lo que concierne a la promoción y formación de la niñez, en su carácter de ámbitos de contención que le ganaban a la calle, las malas compañías y a la tentación a volcarse al ocio y lo que es peor, a las drogas.
Muchas entidades de este tipo han sucumbido por la acumulación de dificultades y hoy solo están en la memoria de los pocos que se acuerdan de ellas.
Pero, ahora la noticia es mucho más grave y no se trata de establecer odiosas comparaciones, sino simplemente decir que la situación de compromiso y de estancamiento alcanza a un club de los quilates de Luján Sport Club, entidad señera de la Liga Mendocina de Fútbol, con 98 años de prolífica existencia y que dentro de dos años -el 22 de julio de 2022- cumplirá un siglo de vida.
En estas jornadas, los dirigentes que están a cargo del club han reconocido que el complejo deportivo de calle Lamadrid y ruta provincial 15, en la ribera del río Mendoza, se encuentra en muy mal estado de mantenimiento y que inclusive hay riesgo de derrumbes de por lo menos una pared (la lindera con la ruta 15) y la tribuna sur del alguna vez bautizado como “Jardín del Bajo de Luján”.
Cualquier recorrida que se haga por las instalaciones no ofrecerá otra vista que el deterioro, el desaliño y el abandono. Tribunas en pésimo estado, bancos de los suplentes destrozados, estructuras herrumbradas y malezas por todos lados. La escalera en el sector de ingreso principal se encuentra abandonada, notándose la desidia y la condición de haber sido olvidada desde hace tiempo. La otrora pileta de natación del club, un atractivo de los veranos para los niños y las familias, está semidestruida y hasta perdió por robo el motor que posibilitada el llenado del estanque de agua. En suma, una pintura de la decadencia.
Aunque el panorama es muy complejo en atención a la crisis económica de los últimos tiempos y la casi nula existencia de cuotas societarias, muchos padres de chicos de las divisiones inferiores y mayores del club, se han acercado a colaborar y tratar de salvar a la entidad. También lo hizo la hinchada “granate” y un sector importante del comercio, con la intención manifiesta de enderezar el rumbo de colisión que lleva la tradicional organización deportiva del departamento.
Los primeros aportes, “granos de arena” para salvar el club, como señalaba un popular comerciante del rubro reparación del calzado, se están dando con el apoyo materializado en presencia y trabajo que está ofreciendo mucha gente, que hasta concurre a la sede con sus propias herramientas.
Inclusive sería muy valioso contar con un apoyo municipal, por lo menos en lo que concierne al asesoramiento técnico para la reparación de determinados sectores, donde el compromiso con la seguridad edilicia es muy grande.
Creemos que una institución tan grande como Luján Sport Club superará la difícil etapa, que también, y lamentablemente, alcanza a otras escuadras integrantes de la Liga Mendocina de Fútbol.
Momentos difíciles ya los atravesó y se rehízo: en los ’90 se recuperó de la amenaza de 28 juicios que pusieron a la organización social y deportiva al borde del martillo de remate.
Pensado el deporte como un elemento de conexión social y de transmisión de valores, en especial hacia los niños y los jóvenes, con la cohesión de los simpatizantes, una responsable conducción dirigencial y los apoyos necesarios, se podrá lograr la recuperación de la entidad ahora acorralada por el abandono, la desidia y la amenaza de desaparición.