El Club Social y Deportivo General San Martín es uno de los establecimientos más tradicionales que tiene no sólo la Ciudad de Mendoza, sino la provincia.
En 2017 el establecimiento ubicado sobre calle Perú y a orillas de las viejas vías del ferrocarril celebrará su centenario. Si bien lejos quedaron los años de esplendor en las décadas del ?70 y el ?80, el club le hace frente a sus crisis con mucha entereza y fortaleza.
"El club no vive con la cuota del socio, eso es una realidad. Sobrevivimos, porque ésa es la palabra, con el alquiler de algunos locales del frente. No estamos al borde de la quiebra pero tampoco estamos para tirar manteca al techo", destacaron su presidente Enrique Tarditi y el coordinador deportivo, Martín Sibilla, quienes resaltaron que es fundamental que tanto las municipalidades como el Gobierno provincial brinden asistencia a los clubes mendocinos y tomen conciencia de la importancia que tienen.
"Son los clubes los que tratan de sacar a los chicos de la calle y darles una nueva oportunidad. Se ha perdido toda la parte y el trabajo social de los clubes y hay que recuperar esto", insistieron.
En noviembre, la Suprema Corte condenó en conjunto al club San Martín, a la Municipalidad de Capital y a la banda Bersuit Vergarabat a pagar un monto superior a 1,8 millón de pesos luego de que un joven sufriera graves lesiones (aún permanece en coma) en 2003 durante un recital de la banda que lideraba por aquel momento Gustavo Cordera.
"No estamos en condiciones de afrontar económicamente el fallo. Aparentemente la Municipalidad va a pagar la parte del club, por lo que dijo el intendente (Víctor) Fayad", se sinceró Tarditi al referirse al episodio que se ha transformado en la "espada de Damocles" del casi centenario club.
Por las vías
En 1917 el club fue inaugurado bajo el nombre de Club de los Empleados de Buenos Aires al Pacífico y pertenecía a los trabajadores del ferrocarril.
Como todo lo que vio la luz a la sombra del tren, sus primeros dueños fueron de nacionalidad inglesa y el predio creció en terrenos ferroviarios, al lado de la vía.
"Al principio era un potrero y durante los primeros años se practicaba fútbol y tenis -deportes bien ingleses- y además tenía la pileta", destacó Sibilla.
Es tal el apego y la vinculación del club al extinto ferrocarril que las columnas del alambrado de las canchas de tenis son viejos rieles reutilizados.
"En 1950, al cumplirse el centenario de la muerte de José de San Martín, el club fue rebautizado y pasó a llamarse Club Social y Deportivo General José de San Martín, mientras que el estadio cubierto mayor -que se construyó años después- mantuvo el nombre Pacífico.
En las épocas de esplendor, durante los ?70 y ?80, tenía más de 3.000 socios, mientras que actualmente hay mil y son por lo general deportistas", continuó Tarditi.
Justamente, y según la óptica del presidente y de Sibilla, una de las crisis con que se encuentran hoy los clubes de barrio es la extinción de la pata social, dejando lugar apenas a lo deportivo.
"Durante la década del ?90, con el ?innombrable' (en alusión al ex presidente Carlos Menem), se perdió todo eso. La gente empezó a ver el club de forma más egoísta: viene, disfruta solo o con su familia algo inmediato y cortito, y se va. Se perdió todo lo social. La gente dejó de sentirse socia del club y se consideran clientes. Es nuestra responsabilidad lograr que la gente vuelva a sentirse socia y disfrute", coincidieron.
Para Tarditi, de a poco fue cambiando la manera de pensar de la gente y se fueron perdiendo los espacios comunes, como eran asados, picadas y otras juntadas. "Estamos intentando recuperar todo eso con actividades extra deportivas como yoga, salsa y el gimnasio", agregó.
Presente y futuro
La situación económica no es la mejor y los directivos son conscientes de eso. Pero bajo ningún punto de vista se les cruza por la cabeza la idea de cerrarlo y se remiten al clásico cinematográfico de Campanella, "Luna de Avellaneda", que se ha transformado en un emblema de los clubes de barrio.
"La solución sería que los gobiernos dieran más trascendencia e importancia a los clubes. A nosotros Deportes nos ayudó con camisetas y material. Infraestructura, con dinero para hacer los baños. Al terreno lo compramos los socios y aquí se pueden salvar muchos problemas de la juventud", destacó Tarditi.
En lo estrictamente deportivo, el General San Martín desde siempre se destacó en básquet (masculino y femenino), en fútbol y en voley.
"Hace dos años hubo una migración muy fuerte en básquet, pero ahora estamos trabajando en la reestructuración. El futsal ha crecido mucho también desde hace cuatro años. Además se incorporó patinaje artístico (hoy tenemos 60 patinadoras) y el tenis de mesa va creciendo también. En tenis se incorporó hace dos años un nuevo coordinador", enumeró Sibilla.