En Santa Rosa, el club Centenario de Julio cumple en estos días 97 años y está pintando a nuevo su fachada y también reparó el portón de ingreso. Parecen detalles menores para una institución deportiva con casi 100 años, pero en realidad son grandes logros para un club que atraviesa épocas de vacas flacas, en las que la inventiva de la comisión lleva a sacarle el mayor rédito posible a cada moneda.
El próximo lunes a las 10 de la noche habrá una cena de aniversario, la mayor oportunidad de juntar dinero, y también ese día quedará inaugurada la biblioteca pública del club, que funcionará en la misma sala donde la comisión tiene sus reuniones.
"La biblioteca es el proyecto más lindo de este año y la idea es abrirla tres días a la semana. Ahora hay dos muchachos catalogando los más de mil libros que hemos conseguido reunir", cuenta Débora Quiroga, miembro de la comisión.
El club Centenario de Julio nació en 1916, fundado por dos vecinos santarrosinos, Leandro de la Santa y Velasco Quiroga, como asociación cultural, social y deportiva. Eran tiempos en los que el pueblo se iba haciendo y aquellos pocos vecinos de principios del siglo XX necesitaban un lugar donde reunirse.
"Junto con el club La Dormida, son los más antiguos del departamento", cuenta Eduardo Valli, su actual presidente, en la sede que el Centenario tiene en la villa cabecera, sobre la calle 7 de Diciembre y a media cuadra de la plaza.
Hay otros dos predios, uno al costado de las vías, donde se ha realizado más de una fiesta de la Vendimia y también está la cancha principal, sobre ruta 50, donde la primera división del club juega la Liga Rivadaviense y también la Municipal. "Un grupo de veteranos del club está arreglando los camarines y queremos alambrar el perímetro, para cuando juguemos algún partido importante y que el público no se meta a la cancha", dice el ex presidente Julián Muñoz, con anhelos de una final. Así de simples son los sueños de prosperidad.
El club lleva en su camiseta los colores negro, blanco y rojo y tiene diez divisiones de fútbol en las que participan más de 200 jugadores de todas las edades. Sin embargo, el Centenario tiene apenas unos 40 socios activos, que pagan una cuota de sólo diez pesos. "Los pibes vienen a jugar pero los padres no se hacen socios y es lo que tenemos que revertir, que los vecinos vuelvan a entusiasmarse con el club, no sólo en la cena de aniversario", explica Nicolás Pérez, otro ex presidente de la institución.
El clásico en la villa cabecera santarrosina ha sido el enfrentamiento del Centenario con el club de La Costa, que en los años '70 y '80 tuvo su época de oro, con partidos que se esperaban durante la semana y cuyas cargadas duraban varios días. "Iba mucha gente, eran partidos calientes y más de una vez el asunto terminó a las trompadas. Antes de empezar el partido, pasaban los de la comisión recolectando plata entre la gente para pagarle a los jugadores que venían de afuera", cuentan los memoriosos y recuerdan nombres que hicieron historia, como los del ´Petiso' Ponce, impasable en la defensa, los goles del ?Gringo' Da Silva o las atajadas de palo a palo del ´Flaco' Caparrós.
En los '90 y sobre una cancha de básquet que prácticamente nadie usaba, el club comenzó a construir un salón que logró terminar recién diez años después. También se hizo una cancha de pádel, las chicas tienen donde jugar al hockey, hay una agrupación gaucha en el club y está la cantina.
Dos pasos para adelante y a veces uno para atrás, así es la historia del Centenario, hecha a puro esfuerzo. "En estos últimos meses nos robaron dos bombas de agua y cinco reflectores. Son las cosas malas que pasan, pero no nos desalentamos y le seguimos metiendo para adelante, ojalá que los vecinos se contagien de entusiasmo y vuelvan al club", cierran desde la comisión.