Cloacas, cuando los "problemas” fluyen

La rotura de un caño maestro de cloacas en Luján debe constituir un serio llamado de atención para las autoridades. No se entiende que hayan pasado 45 días sin que se diera solución a un problema que está afectando a la salud de la población.

Cloacas, cuando los "problemas” fluyen

Lo sucedido días pasados con la rotura de un caño maestro de la red cloacal en un sector de Luján de Cuyo, provocó que salieran a la superficie no sólo los desechos domiciliarios que transporta sino que también lo hicieron, en un hecho que es tanto o más grave y preocupante aún, los numerosos problemas que se esconden como consecuencia de un sistema que lleva cuatro décadas de construcción y que está a punto de colapsar por el natural crecimiento poblacional en el Gran Mendoza.

Varios son los interrogantes que se plantean con lo sucedido. De acuerdo con lo señalado por un funcionario municipal, el problema en Luján se planteó en febrero cuando, como consecuencia de las lluvias, la red colapsó y se rompió la parte superior. Los desechos comenzaron a salir y fue necesario realizar un desvío de 130 metros por la acequia.

Lo grave del caso es que esa acequia termina virtiendo en un canal que, con seguridad, es utilizado para el riego de fincas y hasta en algunos casos para el consumo humano, con el consiguiente peligro de contaminación que ello trae aparejado. Sin embargo, lo que no se comprende es que, a pesar de que pasaron más de 45 días desde la rotura inicial, todo haya avanzado sin que las autoridades competentes hayan acelerado su solución.
 
Se habla ahora de un llamado "urgente" a licitación a los efectos de instalar caños especiales, que deben ser adquiridos en Córdoba y hasta se menciona la posibilidad de instalar cañerías que pueden ser recuperadas porque quedaron sumergidas por el dique Potrerillos. No se entiende tampoco el hecho de que los organismos correspondientes no cuenten con repuestos necesarios para actuar con mayor celeridad, porque cabría preguntarse qué ocurriría si una rotura similar se produce en un lugar densamente poblado, en lugar de una zona rural como en la que ocurrió.

Otro de los aspectos a considerar se centra en la afirmación del funcionario lujanino, quien indicó que las instalaciones afectadas tienen una antigüedad de 40 años. Por supuesto que, cuando se trata de obras de envergadura, los especialistas y técnicos toman en consideración lo que puede ocurrir a 20 ó 30 años vista, pero también debería considerarse que, de acuerdo con lo que indican los censos poblacionales, en 1970 Luján contaba con 25.138 habitantes y ahora supera ampliamente las 82.000.

Si trasladamos la situación al Gran Mendoza, debería señalarse que en la década de 1970 contaba con 477.800 habitantes y actualmente llega a poco más de 978 mil. El único departamento que bajó en la cantidad de residentes fue Capital, que de 118.868 pasó a 110.973, con lo que se constituiría en el único sector que no tendría mayores inconvenientes.

Resulta evidente que renovar el actual sistema cloacal en la provincia es prácticamente imposible desde el plano presupuestario, en razón de que no sólo se trata de cañerías, que de por sí son costosas -se habla de 103 dólares el metro lineal- a lo que habría que sumar la reparación de arterias y pavimento, pero sí resulta necesario que las autoridades, advertidas de lo que puede llegar a suceder, como la repetición de hechos como el de Luján, cuenten con los elementos y repuestos necesarios para actuar de inmediato. Un lapso de 45 días, como el que se ha producido, resulta inaceptable porque lo que está en juego es nada más y nada menos que la salud de la población.

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