Ráfagas de ametralladora, helicópteros, granadas y vecinos aterrorizados: la favela más grande de Río de Janeiro y de todo Brasil, la Rocinha, se vio sacudida ayer por una ola de violencia, tras varios días de tensiones por una guerra abierta entre bandas criminales y las fuerzas de seguridad.
El Ejército desplegó por la tarde a 950 militares para cercar la favela en el sexto día de violentos incidentes, por orden del Ministerio de Defensa. La televisión mostró imágenes de helicópteros de combate patrullando sobre Rocinha.
Los tiroteos de ayer empezaron temprano y paralizaron el barrio ubicado en la zona sur de Río, donde los colegios y los negocios llevan varios días cerrados.
Los vecinos difundieron videos de tiroteos ensordecedores grabados desde sus ventanas y de fogatas en las calles por neumáticos incendiados.
El tránsito quedó paralizado temporalmente por varios operativos de tropas de élite, entre ellas el Batallón de Operaciones Especiales (BOPE) de las fuerzas cariocas.
Granadas contra policías
“Estamos entrando con helicópteros, con más gente del BOPE y con más agentes de las tropas de choque”, explicó el gobernador del estado de Río, Luiz Fernando Pezao, al canal de noticias Globo News antes del despliegue militar.
Según el canal, un grupo de atacantes lanzó incluso una granada contra las fuerzas de seguridad, aparentemente sin dejar víctimas ni causar daños mayores.
La escalada de violencia empezó el domingo pasado y tiene desde entonces aterrorizados a los vecinos de la Rocinha, famosa por estar ubicada entre los barrios de Gávea y Sao Conrado en la acomodada zona sur carioca.
Ese día, un grupo de hombres armados entró a la comunidad desde la madrugada, según testigos, aparentemente con la misión de arrebatar el control de la favela a otras bandas. La hipótesis más barajada es que la orden salió de un presidio de alta seguridad, señaló el portal “Globo” citando a las autoridades.
Se estima que Antonio Bonfim Lopes, famoso en la ciudad en la década pasada como “Nem da Rocinha”, el líder de la principal banda criminal de la favela y preso desde hace años, busca que su grupo recupere el control del narcotráfico.
La Rocinha es considerada como la favela más grande de Brasil y posiblemente de Sudamérica. Como gran parte de los barrios pobres cariocas, la comunidad está ubicada en la ladera de un cerro y es una de las más emblemáticas, tanto por el lugar donde se ubica como por su historia y sus espléndidas vistas de la ciudad.
El último censo oficial cifra el número de habitantes de la favela en 70.000 (2010), aunque otros hablan de hasta el triple de personas debido a la aglomeración urbana.
Muchas de las favelas cariocas están bajo control no sólo de bandas de narcotraficantes, sino también de milicias armadas, que se adueñan de los servicios comunitarios, por ejemplo del suministro de gas, y cobran comisiones a los pobladores ante la ausencia del Estado.
La situación en Rocinha es simbólica del momento que vive Río. La ciudad más famosa de Brasil sufre desde hace tiempo un incremento de la delincuencia en sus calles, vinculado con la crisis económica, el aumento del desempleo y la falta de recursos en Río tras el final de los megaeventos deportivos de los últimos años, el Mundial de fútbol de 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016.
Pacificadores sin éxito
Otro símbolo de la crisis es lo que ya es visto como el fracaso de las Unidades de Policía Pacificadora, las UPP. El concepto de las unidades policiales que debían integrarse en las favelas para garantizar la calma una vez erradicadas las bandas criminales empezó a emplearse en 2008 y era considerado como un éxito hasta hace no muchos años. La falta de recursos, sin embargo, también afecta a las UPP.
La situación de inseguridad no afecta a toda la ciudad por igual. En las comunidades pobres de la zona norte se vive en una situación casi de guerra, denuncian los vecinos y organizaciones humanitarias, con víctimas casi diarias por tiroteos o balas perdidas.
También en las zona acomodadas empiezan a aumentar los reportes sobre robos y asaltos violentos en ocasiones, de los que son víctimas los brasileños de clase alta y también turistas. La semana pasada la inseguridad afectó incluso a visitantes famosos: los integrantes del dúo de pop eléctrico británico Pet Shop Boys fueron asaltados en el famoso barrio de Copacabana durante su estancia en la ciudad para participar en el festival Rock in Río.