La conjuntivitis es una inflamación de la membrana transparente que recubre el ojo llamada conjuntiva. Es muy frecuente, sobre todo en la época estival. El ojo se pone rojo, e inflamado, habitualmente pica, molesta, arde y puede haber también lagrimeo y secreción purulenta que pegotea el ojo sobre todo al despertar. Si presenta estos síntomas debe consultar con su médico oftalmólogo, ya que aunque las conjuntivitis virósicas leves pueden llegar a curarse solas, las moderadas a severas requieren tratamiento de apoyo y sintomático.
Generalmente el médico oftalmólogo indica un colirio o ungüento con antibióticos y, a veces (si hay mucha inflamación), también con corticoides para que el cuadro sea menos molesto y dure menos tiempo. Si hay alteración de la visión, o si ambos ojos están muy congestionados o con dolor es recomendable consultar de forma urgente al oftalmólogo. También si se trata de un lactante menor de 28 días, en cuyo caso hay que tomar medidas especiales.
Una persona que curse con conjuntivitis debe mantener estrictas pautas de higiene que incluyen: no compartir artículos personales como almohadas, paños, toallas, sábanas, gotas para los ojos, cosméticos y anteojos; no ingresar a piletas de uso colectivo; lavar las manos frecuentemente con agua y jabón; y tratar de no tocarse los ojos y el rostro. El tiempo de duración del cuadro puede variar entre una semana hasta un mes en los casos graves. Si es alérgica, se resuelve cuando el irritante desaparece o es retirado del entorno del paciente. En el caso de usuarios de piletas de natación, no se debe retomar la actividad hasta el alta médica definitiva.
Los rayos ultravioletas del sol (UVA y UVB) son altamente dañinos para la vista, y la piel de los párpados. Su acción tiene un efecto acumulativo en el tiempo tanto en la piel como en los ojos, es así que las principales enfermedades oculares más frecuentemente relacionadas con la exposición solar se dan en adultos mayores tales como las cataratas y la maculopatía.
En el caso de los chicos la exposición solar inadecuada puede causar en forma aguda ojo seco, inflamaciones de la córnea, entre otras afecciones.
Hay que evitar exponer al sol de manera directa a menores de 1 año. Y en el caso de chicos mayores de esta edad siempre hay que evitar la exposición en horarios de alto riesgo (10 a 16); tratar de que jueguen en la sombra recordando que tanto el agua como la arena reflejan los rayos solares por lo cual usar un anteojo envolvente que cubra la totalidad del área ocular con un buen filtro para rayos UVB y UVA así como el uso de gorros o sombreros es recomendado. Para evitar la irritación en la pileta o en la playa es recomendable el uso de antiparras protectoras.
Cualquier persona que mire directamente al sol, aún por un corto período de tiempo sin tener la protección correcta, puede dañar la retina de forma permanente. La retinopatía solar es una entidad rara que consiste en una alteración macular producida por un mecanismo fotoquímico tras la exposición a radiaciones solares de forma intensa. Los síntomas visuales más frecuentes son alteración de la agudeza visual y percepción de una zona de menor visión en el centro del campo visual. Sin importar la edad cualquier persona que mire directamente al sol, puede lastimar su retina. Aunque los síntomas y las alteraciones maculares suelen ser reversibles pueden quedar secuelas permanentes en la visión.
*Dra. Betty G. Arteaga - Médica Oftalmóloga del Hospital Italiano de Bs As - MN 112049 MP 332301 -
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