Innovación: cinco claves para mirar del caso de la ciudad holandesa de Eindhoven
La innovación entendida como el proceso de "destrucción creativa" -según la describió el economista austríaco Joseph Schumpeter- implica saber qué se destruye y qué nace en el intento de desarrollar nuevas formas de producción basadas en la incorporación de tecnología. Observar qué sucede en otras ciudades y regiones del mundo ayuda a determinar qué es lo que hicieron para resurgir de las cenizas como el Ave Fénix, y a obtener algunas respuestas. Tal como analizamos en una entrega anterior que presenta a la ciudad de Eindhoven como la Silicon Valley europea, su caso se basa en entender los propios elementos, y las capacidades para reinventarse. Una visita reciente a esta ciudad nos deja algunas lecciones para mirar desde Mendoza:
1) La innovación no sólo surge de pequeños emprendimientos, o de simplemente reinventar grandes industrias, sino de una combinación de ambas escalas. El caso más visible es el de Philips, y su relación clave con emprendimientos del Campus tecnológico de la ciudad ("High Tech Campus") que ofician de proveedores de talento joven, de proyectos y desarrollos tecnológicos.
El High Tech Campus se denomina el "kilómetro más inteligente de Europa", con 103 hectáreas en las que 200 compañías y 15 startups desarrollan productos y tecnologías en distintas áreas. Philips es una de las empresas en ese campus tecnológico que trabajan por ejemplo con la incubadora TMC, que presenta un original modelo de "employeneur" (un mix entre empleado y emprendedor).
Los trabajadores/emprendedores reciben un salario, y comparten con la empresa ganancias si su producto es adquirido por otra empresa, según afirmó su responsable de Marketing Stephanie Prins. Este modelo que TMC denomina "empleyeneurship", resulta similar al 80/20 de Google, que le da la posibilidad a sus empleados de desarrollar proyectos individuales en su tiempo de trabajo en la empresa, incentivando así proyectos que luego puedan financiar para sus beneficios.
TMC funciona además de empresa como una incubadora en la que ingenieros y programadores trabajan junto con ejecutivos que le dan viabilidad comercial a sus desarrollos. Al mismo tiempo proveen parte de su talento para asesorar en programación por ejemplo, a grandes empresas como Philips.
2) No hay separación entre industrias TIC o no TIC; la tecnología, las redes y el software están integrados a otras industrias o unidades de negocios. Así lo reflejan la zona del "Brainport" (Puerto+Cerebro), el distrito de emprendimientos de Stripj, y el High Tech Campus, en donde no sólo se encuentran empresas de tecnología, sino de medicina, salud, manufacturas, diseño, etc. que incorporan investigación y desarrollo a sus operaciones.
Por lo tanto, el foco no es en el “conocimiento”, sino en la integración de conocimientos y técnicas a otras prácticas empresariales. Si bien hay otras empresas además de Philips que han sido claves en la consolidación de esta mentalidad empresarial (SML chips, empresas de cintas embaladoras para aeropuertos, etc.) su centralidad en una red más grande es indiscutible. En el High Tech Campus Philips posee un edificio propio de investigación y desarrollo, acuerdos con la universidad técnica en áreas de investigación e ingeniería, entre otras.
3) Hay una íntima relación entre innovación y creatividad, para luego pensar negocios. El diseño es una industria central y muy rentable en Eindhoven, vinculada no sólo a la arquitectura y la ingeniería, sino también a la creatividad en el desarrollo de materiales. Esto es lo que ha ubicado a la ciudad al nivel de Milán en Europa.
Detrás de este posicionamiento en sectores muchas veces considerados como "creativos", hay una industria de materiales que requiere el desarrollo e ingeniería de productos, diseño de biomateriales, sustentabilidad, y una mentalidad de desarrollo tecnológico aplicado a materiales de todo tipo. Uno de los casos emblemáticos se ve visitando la fábrica/taller de Piet Hein Eek, diseñador industrial, que elabora materiales y muebles sustentables. En 2018 la cadena IKEA lo convocó para diseñar y lanzar una de sus colecciones de muebles para el hogar.
Además, Eek tiene un restaurante, y un laboratorio desarrollo de productos sustentables. La relación entre innovación y creatividad se ve también en el trabajo de la diseñadora Lidewij Edelkoort quien junto al gigante Google exploraron en torno a qué indumentaria, telas y objetos de una casa pueden desarrollarse incorporando tecnología, y que denominan "Softwear".
4) Existe un sólo modelo de cooperación flexible y de riesgo compartido. La existencia de una red de proyectos y empresas que comparten por ejemplo, talento y capital humano, demuestra que el conocimiento no se da solo en instituciones educativas y en canales institucionales, sino que las empresas acuden unas a otras cuando tienen que resolver un problema o necesitan profesionales altamente capacitados.
La empresa Philips es nuevamente central para entender este sistema. En el museo que lleva su nombre se puede ver cómo fueron los primeros en apostar por las luces incandescentes, y cómo la investigación los llevó a desarrollar nuevos productos como electrodomésticos, CD-ROM, y ahora big data aplicada a la salud por ejemplo.
En un principio fueron incorporando gradualmente un departamento de Investigación y Desarrollo (I+D), pero el modelo actual de la empresa es flexible, e incorpora conocimiento y profesionales según los proyectos lo requieran.
Por definición, la investigación de cualquier tipo involucra períodos de prueba y error. La innovación que incorpora conocimiento (investigación y aplicación) requiere estructuras que puedan absorber los costos de probar qué funciona, qué no, por qué camino ir hasta que hay un producto que sale al mercado y da ganancias.
5) No existe un modelo de innovación. El caso de Eindhoven refleja que innovación no se trata sólo de aplicar tecnología, sino de combinar creatividad y capital, para conectar la pequeña escala que involucra la creatividad en cualquier ámbito, y la gran escala del que produce a nivel masivo.
Por último, la innovación también implica romper los límites entre disciplinas, industrias y líneas de negocios. La forma en la que esto se realiza varía de industria a industria, y de acuerdo a cada sector.
Las claves para pensar en innovación desde Mendoza
¿Se puede ser innovador de forma aislada? El caso de Eindhoven nos demuestra que la innovación se da cuando hay sinergia entre escalas grandes y chicas, entre los que suman la creatividad y el desarrollo, y quienes tienen el capital y la estructura.
En Mendoza, ¿podríamos pensar en nuevas posibilidades que renueven el perfil de las industrias locales? Por ejemplo, en el caso de la vitivinicultura, Catena no sólo exporta vinos, sino que tiene un instituto de investigación, el "Catena Institute".
Zuccardi innova no sólo en viñedos sino en productos alimenticios quizás tengan la capacidad de doblar los límites de la gastronomía. ¿Qué resultaría de explorar en ámbitos no tradicionales, con tecnologías, cruzarse a otros campos para no sólo ofrecer vinos o productos gastronómicos? ¿Estas empresas se interesan o trabajan con emprendedores tecnológicos para transformar sus procesos? Expandir los límites de lo posible requiere una red de alianzas dispuesta a absorber la aventura de explorar, del prueba-error, para ver luego los frutos.
También existen en la provincia empresas de derivados de la industria vitivinícola que exportan su producción. Decisiones y sinergias podrían complejizar para que pasen de ser materias primas a productos creativos y de calidad que se coloquen directamente en mercados competitivos internacionales.
¿Podría el Día Mundial del Malbec convertirse en el Día del Mundo del Malbec? Que esto pase de ser una fantasía a una posibilidad como lo fue producir vino de primera calidad está a un solo paso.