No todos tienen la posibilidad de planificar qué materiales sería mejor no colocar en la habitación de los niños, pero si usted está construyendo o armando un espacio nuevo para los más pequeños, le damos algunas sugerencias que pueden ser útiles, sobre todo teniendo en cuenta que muchos niños pasan gran parte del tiempo allí y que, además, absorben de sus alrededores mucho más que el cuerpo de un adulto.
¿Por qué es así? Porque los niños respiran más rápido y su piel es más fina y porosa. Además, se llevan prácticamente todo a la boca. ¿Pero cómo saber si algún mueble de la habitación o la pintura que se utilizó para la pared tienen algo que pueda resultar nocivo?
Una decisión básica a la hora de colocar muebles es: ¿madera maciza o aglomerado? Los aglomerados pueden contener formaldehído. Al menos el riesgo es mayor que con la madera maciza, que no tiene adhesivos ni pegamentos. Pero, por otra parte, los muebles macizos puede tener biocidas, por lo cual se recomienda ver qué tipo de barniz tienen. En resumen: lo mejor es tener muebles macizos de segunda mano, porque ya se les suele haber desgastado la capa de barniz y el riesgo de que contengan biocidas queda anulado.
En cuanto a la pintura, intente que la marca que compra no contenga mucho solvente. Una alternativa sería elegir empapelados que no estén pintados.
El suelo... allí sí hay algo prohibido: el PVC, porque contiene plastificantes como el ftalato. Existe la sospecha de que algunos tipos de ftalato podrían estar vinculados a la esterilidad.
En cambio el linóleo no tiene ninguna contraindicación porque está hecho a base de elementos naturales como el aceite de linaza, corcho y yute. La desventaja es que en los primeros momentos tiene un aroma bastante fuerte. Por eso, en definitiva, para el suelo los materiales favoritos suelen ser la madera o la alfombra certificada.
Además, el corcho y las alfombras tienen la gran ventaja de evitar accidentes mayores. En el caso de las alfombras, fíjese de colocarlas de un modo que no resbalen ni formen montañitas en los bordes. Eso evitará que el niño tropiece o se deslice todo el tiempo con el riesgo de ir a dar al suelo.