La clausura por parte de la Municipalidad de Capital del conocido restaurante Las Tinajas reaviva el debate por la higiene y el estado de las instalaciones de algunos locales gastronómicos de Mendoza.
En el caso puntual del tradicional restaurante chino de calle Lavalle, funciona allí hace 20 años y es conocido por su sistema de “tenedor libre”, que permite el almuerzo o la cena de 250 a 300 personas por turno.
El sábado pasado Las Tinajas fue clausurado “por razones de higiene y bromatología” -según informó la comuna-, luego de la denuncia de una comensal, de nombre Gladys, quien había ido a cenar al establecimiento con familiares y encontró una mosca en el postre que estaba comiendo, un flan.
Con respecto al hecho del sábado, el director de Comercio e Inspección General del municipio, Oscar Giuberti, contó que “el sector de Bromatología municipal detectó irregularidades que determinaban la clausura en forma inmediata por no respetar el Código Alimenticio Nacional y por una serie de anomalías que no se justifica que estén en un negocio de este tipo”.
El detonante, según el funcionario, fue “el pésimo estado higiénico de la cocina, situación comprobada por los inspectores y registrada, ante cualquier eventual problema jurídico, con fotos y filmaciones”. Y agregó contundente el funcionario: “Era totalmente inoperable para el servicio gastronómico”.
La damnificada por el episodio lo difundió en Facebook, con el agregado de la leyenda "por favor, lean esto para que no les pase".
En el local de comidas, uno de sus encargados, Fabián Rivadero, se refirió a la denuncia de la comensal. Él se encontraba en el salón esa noche y aseguró que la firma cumple con el plan de manejo de plagas, lo que incluye el combate a insectos, roedores y cucarachas.
Pero admitió que tras la intervención de los municipales fueron emplazados a realizar obras en la cocina y en los espacios donde se ubican los clientes, como por ejemplo el levantamiento de tramos del piso cerámico en algunos sectores del complejo y el pintado de otras dependencias.
Sobre el suceso puntual -una mosca en un postre- dijo: “Estábamos dispuestos a corresponder a la señora afectada con las atenciones y explicaciones del caso, pero ella insistió en la denuncia. En esa jornada hacía mucho calor y teníamos la puerta de ingreso abierta por lo que es posible que hayan ingresado moscas”.
Cuando Los Andes estuvo en el lugar, una legión de empleados estaban ocupados en tareas de limpieza, y algunos potenciales comensales preguntaban si el cierre era momentáneo. Afuera, sobre las vidrieras y área de ingreso había por lo menos 13 fajas con la leyenda Clausurado, “por razones de higiene y salud pública”, con mención del número de las actas confeccionadas. Sin embargo, las que sellaban la puerta de ingreso estaban rotas.
También Rivadero expresó que “la casa está procediendo a cumplir con los trabajos emplazados por la comuna, para reabrir lo más rápido posible, al punto que hemos resuelto 70% de lo requerido”. Según este empleado, la reapertura podría ser hoy o mañana, porque a su juicio el comercio ya está en condiciones para recibir público. También aseguró que lo que más había demorado era levantar el piso y colocar los nuevos mosaicos. De todos modos, la habilitación del negocio solo es posible tras una nueva visita de los inspectores municipales.
La clienta que efectuó la denuncia, al contar el caso a través de las redes sociales, escribió que en determinado momento “comenzamos a ser invadidos por moscardones”. También destacó “el impecable accionar de los inspectores de la Ciudad”.
Por otra parte, se supo que 7 u 8 días antes, el negocio había sido advertido de que tenía que efectuar reformas, pero el episodio del sábado no hizo otra cosa que potenciar las exigencias a los dueños.
