Cualquier persona que tiene una cita con un médico imagina que no será atendida en el horario acordado. Éste no es el caso de Claudio Burgos, uno de los profesionales de la medicina más importantes de nuestro país, quien nos recibe puntualmente en su consultorio del hospital Italiano de Mendoza. A los pocos minutos de eso comienza a contarnos sobre su fascinante carrera, la cual lo ha consagrado a lo largo de los años.
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En qué momento de su vida decidió vincularse a la medicina?
-Fue una vocación que tuve desde chico. En mi adolescencia ya tenía la idea de que la medicina era lo que más me atraía. Después fui conociendo las diferentes especialidades y la cardiocirugía fue una de las que más me atrajo. Sobre todo por su complejidad, por su relación con la tecnología y porque verdaderamente es un desafío importante.
-¿Alguien en su familia era médico?
-Sí, mi padre. Pero él fue investigador científico y trató de llevarme al terreno de la investigación, pero a mí me gustaba mucho más la medicina asistencial.
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Estudió en la Universidad Nacional de Cuyo?
-Sí, hice toda la parte de cirugía general acá. Luego viajé a Suecia donde estuve algunos años. A mi regreso estuve unos meses en Argentina y al poco tiempo volví a irme, esta vez a Estados Unidos. Ahí estuve un buen tiempo. De ahí pasé a Inglaterra, a un centro de trasplantes de relevancia mundial, donde terminé de aprender todo lo relacionado a trasplante cardiopulmonar.
-¿En qué época empezó a trabajar en Mendoza?
-En 1986, en el hospital Italiano. Después de haber estado algunos años en el exterior, empezamos a funcionar trayendo las ideas de todo lo que había aprendido en mis viajes.
-¿En esa época ya había muchos médicos que desarrollaban esta especialidad en nuestro país?
-Estaba Favaloro, quien es un gran referente de la especialidad. No sólo por toda su trayectoria, sino también porque fue uno de los pioneros en cirugía coronaria. Él estaba en Buenos Aires y desde Mendoza se derivaban muchos pacientes, porque acá no estaba desarrollada la especialidad. Se hacían algunos casos, pero sólo unos 25 ó 30 por año. Nosotros pusimos en marcha un nuevo concepto y de esa manera llegamos a hacer entre 350 a 400 casos al año. Ése es un número que hemos mantenido hasta la fecha.
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Cuántas cirugías ha realizado junto a su equipo desde los comienzos hasta hoy?
-Alrededor de 15.000 cirugías. Nosotros tuvimos un antes y un después desde la época en que empezamos a trabajar. Arrancamos en 1986 y en junio de 1990 realizamos el primer trasplante cardíaco del oeste del país. Desde esa fecha hasta hoy llevamos más de 320 trasplantes intratorácicos realizados. Después se fueron incorporando otros órganos como hígado, riñón, pulmón, corazón y pulmón, etc... Hoy somos un centro de trasplantes de relevancia nacional e internacional y obtenemos muy buenos resultados, comparables con los mejores centros del mundo.
-¿Reciben pacientes de distintas partes del mundo?
-Sí, por supuesto. Hemos trasplantado pacientes de Estados Unidos, Israel y Venezuela.
-¿Cómo son las cirugías de doble corazón?
-Ese procedimiento técnico se descubrió en la época de Barnard (NDR: médico cirujano sudafricano reconocido en el mundo por haber sido el primero en realizar un trasplante de corazón). Nosotros en Mendoza hemos realizado algunas de estas operaciones. Este tipo de cirugía se utiliza para algunos casos severos como hipertensión pulmonar o cuando es difícil conseguir un corazón donado de tamaño apropiado. En tales casos la operación no implica el remplazo del corazón sino que se deja el corazón enfermo y se lo conecta a través de una bomba accesoria con el corazón donado. Nuestro equipo sólo ha realizado ocho de estas operaciones.
-¿Se imaginaba que iba a desarrollarse tanto en su profesión?
-No, yo nunca pensé en eso. Siempre tuve la idea de hacer mi especialización con el gusto y la dedicación que le he dado. Esto me apasiona. Es una especialidad muy demandante y para mí siempre ha sido un desafío. Siempre he buscado dar lo mejor de mí. No importa lo que fui, soy o he logrado. Lo importante es que pueda tener buena información y tecnología para ofrecerle lo mejor a mis pacientes.
-¿Qué opina de la salud de nuestro país en la actualidad?
-La salud de nuestro país tiene distintas facetas. Una es la faceta privada, en la que hay muy buena medicina. Otra es la pública, en la que algunas instituciones dan respuestas y otras no. Yo no conozco los por qué de este tipo de diferenciaciones. Ése debería ser un tema de análisis político profundo. Igualmente creo que en nuestra provincia tanto el Hospital Central como el Lagomaggiore, trabajan muy bien.
-¿Trabaja junto a una fundación para atender pacientes de menores recursos?
-Así es. Nosotros tenemos una fundación que atiende a personas de bajos recursos. Hay un convenio con el Incaimen (NDR: Instituto de Ablación e Implante de Mendoza). Ellos pagan los gastos del trasplante y nosotros donamos los honorarios. Hemos atendido a muchas personas a través de nuestra fundación.
-¿Cómo fue la experiencia con Sandro
?
-Sandro fue un paciente muy complejo. Venía de un año de internación en Buenos Aires, con un difícil diagnóstico. Tenía un deterioro físico muy importante. Con él realizamos un trasplante cardiopulmonar de alto riesgo. Era una persona muy carismática, muy buen paciente y muy buen colaborador al igual que toda su familia. Fue una experiencia positiva a pesar de que el resultado no lo fue. Lo importante es que pudimos darle una oportunidad. No es lo mismo fallecer con las oportunidades que sin ellas.
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Qué siente cuando una persona trasplantada puede continuar viviendo?
-Me genera una enorme satisfacción. La verdad es que hemos cambiado la vida a muchas personas. Tal vez el paciente estaba con una sentencia de muerte a corto plazo y con el trasplante volvió a hacer una vida normal y a disfrutar de su familia.
-¿Cuánta gente trabaja en su equipo del Hospital Italiano?
-El equipo está conformado por 70 personas. A esta cantidad hay que sumar todos los equipos de apoyo que brinda el hospital Italiano como hemodinamia, rayos, tomografía, ecografía y muchos más.
-¿El aprendizaje se detiene en algún momento?
-En ningún momento. Año a año intento ir a congresos mundiales de la especialidad y siempre veo cosas nuevas. La evolución que hoy vemos en informática se aplica a la medicina. Por tanto, sabemos que no podemos estar alejados de las novedades. Lamentablemente, en nuestro país hay poco desarrollo científico, debido al alto costo que esto implica. En el mundo se manejan números para investigación en los cuales nosotros no podemos pensar. Debido a ello nos conviene estar conectados con los avances que se producen en el mundo y recibir toda la información que nace de estos estudios.
-¿Es importante que la gente haga actividad física?
-El sedentarismo es un factor de riesgo cardiovascular. Es muy importante que las personas hagan ejercicios. Incluso las personas más grandes pueden elegir caminar, por ejemplo y hacerlo con la conciencia de estar realizando una actividad en un tiempo sostenido.
-¿Qué es lo que más disfruta de su día a día?
-En la parte médica me apasiona mi especialidad. Dentro del quirófano me siento muy bien. Es muy satisfactorio poder seguir resolviendo casos y, sobre todo, enseñar a mis hijos, que son futuros cardiocirujanos y quienes recibirán mi legado. Ellos y el resto de mi equipo van a conformar los equipos del futuro que van a continuar con todo esto. Es un gran placer poder transmitir a todos ellos mis conocimientos y ver el interés que tienen en aprender. En cuanto a mi vida privada disfruto mucho de mi familia, de jugar al golf y de hacer viajes cuando tenemos tiempo.
