Llevar adelante el viaje que se prepara todo el año puede tener un final amargo de un segundo a otro: cuando a uno lo llaman por teléfono para avisarle -en medio de su descanso- que ladrones entraron a su casa y que se llevaron de todo. Este tipo de atraco, que crece justamente en época de vacaciones, ha recrudecido en los últimos días, según datos que aportaron a este diario las oficinas fiscales.
Si para muestra vale un botón, bien se puede ejemplificar el suceso con el caso de Francisco (30), un proveedor del Estado que hasta el jueves pasado vacacionaba en las costas chilenas.
El hombre vive en la calle René Favaloro del barrio Parque Norte de Las Heras y con su esposa, su pequeño hijo y sus suegros partieron hacia el país vecino el viernes de la semana pasada.
La idea era que la casa fuera "custodiada" por la cuñada de Francisco, quien de tanto en tanto iba a ver que todo estuviera en orden. Ni siquiera los vecinos del callejón René Favaloro estaban seguros de que la familia había viajado. "Me confié por la zona", dijo ayer el dueño de la casa robada en referencia a que el barrio parece ser más bien tranquilo y seguro. Hace sólo seis meses que vive allí.
El jueves en la mañana, Francisco recibió la angustiante llamada; un rato antes su cuñada había encontrado el portón de su casa abierto. La mujer había ingresado a la vivienda junto con un vecino y encontró la puerta de la cocina destruida: le habían forzado la cerradura y la habían roto en la parte inferior.
Una vez adentro, notaron que los ladrones habían revuelto buena parte de la vivienda. Faltaban tres televisores -dos LCD de 42 pulgadas y un LED 21-, dos Play Station, vestimenta, zapatillas y juguetes, entre otras cosas.
Luego al botín lo cargaron en la camioneta Fiorino de la familia y se fueron. Ningún vecino escuchó nada sospechoso.
La camioneta apareció ayer en la mañana -tras haber estado abandonada más de 24 horas- en un monoblock de calle Bolivia, a unas 10 cuadras de la casa, adonde la habían dejado el jueves a las 6 de la mañana. Sólo faltaban la llave y el estéreo. Los vecinos sospechan que el robo se produjo horas antes.
Sospechas
Los vecinos de Francisco ya el martes en la tarde comenzaron a notar que algo no andaba bien. Primero, ese día vieron un Honda Civic de color gris y con vidrios polarizados estacionado en Galagurri y René Favaloro, a menos de 50 metros de la casa robada. Como el vehículo estuvo estacionado un largo rato y sus ocupantes no se bajaban, los vecinos llamaron a la Policía.
"Entonces nos agradecieron el llamado porque el hombre que estaba en el auto tenía pedido de captura. Pero al otro día otro policía dijo que no, que en realidad lo único que le faltaba era el carnet de conducir", explicaron. Para zafar de la situación, el sujeto les mintió dos veces a los policías que fueron a identificarlo: primero dio un nombre falso y después les dijo que estaba esperando a su novia, quien supuestamente vivía en la casa donde él estaba estacionado. Pese a esto, fue demorado y desapareció del lugar.
Un día después -el miércoles-, otra vez apareció un auto sospechoso por la zona, esta vez un Peugeot 206 de color gris.
Coincidencia
Francisco había salido de vacaciones junto con sus suegros, quienes viven en una casa de la Cuarta Sección de Capital. Justamente el fin de semana pasado les avisaron que delincuentes habían entrado en su casa y les habían robado electrodomésticos. Los vecinos de ese lugar también mencionaron que la zona fue merodeada por un Peugeot 206 de color gris antes del robo.
"Cuando regresaba a Mendoza en la Aduana encontramos a una mujer que volvía a la provincia porque le había pasado lo mismo", agregó Francisco.