Cuarenta años se cumplen de la muerte de uno de los boxeadores más queridos y admirados del pugilismo local, que apuntaba a ser un fuera de serie a nivel internacional: Mario “Cirujano” Ortiz.
Aquel demoledor púgil está intacto en la memoria de aquellos que, durante en la década del ‘70, colmaban el estadio Pascual Pérez para verlo.
Atípico en las características del perfil de los púgiles mendocinos, no sólo era técnico y guapo, sino que tenía una pegada tremenda.
Murió de cáncer de columna; “Tan sólo 57 días duró el Marito, desde que le descubrieron la enfermedad”, lo recuerda Francisco “Pancho” Wohlfart- árbitro de box-, “compadre” y amigo de Cirujano (ver recuadro).
“El boxeo es el primo hermano pobre del fútbol”, comentaba alguna vez Sergio Victor Palma, escritor y ex campeón mundial supergallo. Por lo tanto, la infancia de Ma rio Alberto Ortiz, no fue la excepción al común denominador de los boxeadores de todos los tiempos; difícil y muy humilde, en su San Rafael natal, donde nació un 14 de octubre de 1953.
Tenía 10 años cuando que- dó huérfano. A esa altura de su niñez ya se la rebuscaba solito como lustrabotas, canillita o changarín.
La vida lo llevó hasta La Pampa, donde empezó por casualidad con los guantes. Cuando volvió a San Rafael se sumó al gimnasio de Héctor “El Gordo” Mora. Fueron inseparables, más allá de que en algún momento tuvo en su rincón a Don Paco Bermúdez, pero por poco tiempo.
Fue campeón argentino liviano tras ganarle a Nicolás Arkuzsyn, por puntos.
Con el Gordo Mora comen- zó a diagramar su futuro. Brilló como amateur, donde ya pintaba para crack. Integró la Selección Argentina en los Juegos Olímpicos de Munich de 1972. Llegó a semifinales y no se trajo la medalla de bronce porque, “los nervios le jugaron una mala pasada” y tuvo un problema intestinal. Perdió frente al colombiano Alfonso Pérez.
Su revancha fue un año más tarde, llegó a la final del campeonato Latinoamericano y se colgó la medalla de plata. El 8 de julio de 1973 hizo su debut como profesional y le ganó a Héctor Puertas por nocaut. Así empezó su historial.
Con un récord de 18 triunfos consecutivos (16 por nocaut)- y tan sólo 21 años llegó al mítico Luna Park. Esa noche bajó al cordobés, Jorge "Polvorita" Gómez. Allí, comenzó la leyenda de Cirujano, la que se agigantó un año antes de su muerte. El 10 de setiembre 1977 le dio una lección de coraje al uruguayo Gualberto Valdez a quien noqueó en el noveno round.
Mario Ortiz se había fracturado su mano derecha en el primer round, pese a ello demolió a Valdez. Su récord quedó en 31 triunfos (24ko), 1 derrota y 2 empate.
Francisco Wolfhart - Árbitro de boxeo: “Era un bombardero arriba del ring, los mataba a los rivales”
“Era un muchacho muy, pero muy bueno. Era un pan de Dios. Era un terrible boxeador. Era un bombardero arriba del ring, los mataba a los rivales”, dice Pancho Wolfhart.
“Cuando Argentina salió campeón del Mundo de fútbol, estábamos en la calle San Martín con él y con todos festejando. Al otro día va al gimnasio y estaba haciendo la gimnasia de abajo, como se le decía antes a las abdominales, y justo hizo hacia adelante y gritó. Se agarró la espalda del dolor y de ahí para adelante duró 57 días.
Era un pibe muy humilde. Llenaba la Federación. ¡Le ganó el título a Arkuzsyn! ¡En esa época había que ganar el título argentino! Éramos compadres, él era padrino de mi hija Carina”, contó Pancho.