Cirugías plásticas: debaten su prohibición en menores de edad

Hay un proyecto de ley en el Congreso. Cirujanos locales dicen que mejoran la autoestima de sus pacientes y que la de implantes mamarios como regalo de 15 es “un mito”. Testimonios de chicas operadas.

Cirugías plásticas: debaten su prohibición en menores de edad

Un proyecto de ley que busca prohibir las cirugías estéticas en menores de 18 años, presentado el jueves en el Congreso por la diputada kirchnerista Mara Brawer, es motivo de debate no sólo entre los adolescentes que cuentan con alguna operación o bien piensan en hacerla, sino también entre cirujanos mendocinos dedicados a esta rama de la medicina.

La legisladora -también docente y licenciada en Psicología- argumenta que los adolescentes se someten "al poder de un mercado que exige cuerpos normados" y que con esta iniciativa "se busca protegerlos de estas presiones que llevan a la no aceptación del propio cuerpo".

Si bien el proyecto fue celebrado por especialistas que consideran que a la edad en cuestión todavía no está conformada la identidad de la persona, en Mendoza generó rechazo entre los entendidos.

"Creo que deberían ocuparse de otros temas. Es contradictorio que se piense que un chico pueda votar a los 16, pero por otro lado no pueda tomar una decisión sobre su cuerpo", opinó Javier Cattaneo, cirujano plástico, quien justificó la operación en determinados casos; sobre todo, cuando al paciente se le presenta un conflicto o una baja autoestima.

En la misma vereda, su colega Aníbal Mira también diferenció las operaciones de implantes mamarios de otras cirugías. "Es muy común ver chicas con complejos importantes por tener una nariz u orejas que son motivo de burlas. En estos casos, la cirugía es muy útil y a partir de los 14 años no impacta en su desarrollo corporal".

Ambos médicos también coincidieron en que en lugar de lo que se piensa, son escasas o nulas las consultas por operaciones de mamas en adolescentes y que es un mito que las chicas las pidan como regalo de cumpleaños de 15. "Es poco frecuente la consulta en estos casos y las que suceden, son chicas que tienen un dominio muy grande sobre sus padres. Nosotros no estamos de acuerdo y tratamos de hacerlas cambiar de idea", dijo Mira.

En los años que lleva en el rubro, Cattaneo nunca recibió una consulta por implantes mamarios en una menor y Mira, una sola; paciente que rechazó hasta que volvió unos años después y recién ahí la operó.

Médicos y padres conscientes

Para ambos cirujanos, el proyecto de la diputada del Frente para la Victoria -que sí contempla las cirugías reparadoras y terapéuticas, así como las de cambio de sexo-, no sería necesario si existieran profesionales serios y responsables. "Con ley o sin ley, un médico atorrante haría igual una operación de mamas a una menor", ejemplificó Cattaneo.

Pero, sin dudas, no sólo los médicos tienen una gran responsabilidad en estos casos; también los padres de los menores en cuestión juegan un papel clave a la hora de que un hijo plantee el deseo de someterse a una cirugía por belleza. "Si los padres son personas lógicas, no van a aceptar una cirugía de implantes en una hija. Son ellos los que tienen la última palabra, tanto para prohibirle al hijo o bien solicitarle al médico la operación", dijo Mira y agregó: "Prohibir todas las cirugías estéticas es malo porque en muchas situaciones, ayudamos al paciente. En todo caso, hay que regularlas y por qué no, instruir a los padres".

Tanto la rinoplastia (cirugía de nariz) como la auriculoplastia (cirugía de orejas) son casos que según los dos profesionales locales se pueden practicar perfectamente en menores de 18; incluso, aseguran que muchas veces es mejor.

"El 99% de nuestras consultas de menores son por la nariz u orejas. Son cirugías que impactan en el desarrollo social de la persona. Hay chicos con muchos trastornos de autoestima y a los 14 años ya están en una edad ideal para mejorar su nariz u orejas", comentó Mira.

En todos los casos, los médicos comentaron que siempre se pide por escrito el consentimiento de los padres antes de realizar cualquier operación. Y esto no sólo se debe a que el paciente es menor de 18, sino también para aceptar que existen riesgos. "Ninguna cirugía está exenta de riesgos. Corresponde explicarlos tanto a los pacientes como a sus padres, y son ellos los que tienen que aceptar. Es cierto que hay cirugías en las que los riesgos son menores, como las de nariz y orejas", explicó Cattaneo.

Autoestima y estética

Lejos de pensar en estereotipos que impone el mercado de la moda en adolescentes y jóvenes (tal como argumenta la diputada Brawer), Camila y Agustina son dos mendocinas que, luego de operarse la nariz y las orejas respectivamente, hoy se sienten felices y confirman que su seguridad personal se modificó radicalmente.

Con 17 años recién cumplidos, Camila se sometió en febrero a una rinoplastia. "Tenía una nariz muy proyectada y siempre me molestó; nunca me saqué una foto de perfil", contó la adolescente, quien todavía tiene un ojo con un pequeño derrame producto de la anestesia de esa operación. "Siempre me quise operar y como insistí mucho, mi mamá me llevó a hacer una consulta, pero primero tuve que convencer a mi papá ya que se negaba. Mis padres creían que no me iba a animar, pero yo estaba tan segura que no me importaban ni los riesgos", aseguró.

Camila quería una nariz perfecta y hoy -aunque todavía es muy reciente y hay todo un proceso de adaptación- asegura tenerla. Con respecto al proyecto de ley, y luego de haber pasado por la experiencia de una cirugía estética, opinó: "Si es decisión propia, nadie lo puede prohibir; yo sentí que tenía la edad suficiente para asegurarme que podía cambiar mi forma. Fue lo mejor que pude hacer, aunque el post operatorio fue incómodo y difícil".

Algo similar le ocurrió a Agustina, que hoy tiene 26 años pero que a los 16 se operó sus orejas porque "era la típica pailona y yo sabía que con el crecimiento ese tema no se me iba a modificar".

La joven, actualmente médica, hizo una consulta con un cirujano amigo de la familia porque el problema le afectaba hasta para peinarse o recogerse el pelo: "Me daba vergüenza; en la escuela me molestaban, me inventaban sobrenombres; la discriminación social es terrible".

Con el consentimiento de los padres, la información médica recibida y con una decisión absolutamente tomada por cuenta propia, Agustina se operó y nunca lo vio como un capricho.

"Fue mínimamente invasiva y  el resultado muy satisfactorio; me quedó muy bien, tengo otra seguridad personal", comentó la mendocina que este año volvió a pasar por el quirófano para operarse las "lolas", aunque cree que en menores esa cirugía es cuestionable porque está relacionada directamente con el desarrollo del cuerpo.
 
"Las adolescentes tiene que ver que no se trata de una moda; no me parece normal que una chica de menos de 18 se haga implantes mamarios, va en contra del desarrollo corporal. Pero sí creo que, como en mi caso a los 16, hay que analizar la situación de cada paciente. Yo sentía que con mis orejas siempre alguien tenía algo para decirme", finalizó.

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