Mágica locura
Alguna vez me sucedió contar con entusiasmo, en una reunión de amigos, sensaciones o percepciones de la niñez, creyendo que eran universales o al menos compartidos y entonces quedar completamente expuesta. La respuesta unánime y la mirada extrañada de todos diciendo: no, a nosotros no nos pasó eso. Una vez más me sucederá.
Comienzo esta nota diciendo “todos alguna vez… sentimos una especie de locura, entonces apareció el miedo a perder los estribos o simplemente percibir la realidad de otro modo”, quizás me vuelva a exponer, pero tampoco tan ingenua: todos tememos un poco el desquicie.
El desarrollo de la locura que se presenta en esta trama es la más temible: gradual, progresiva. Confusa para el personaje principal, para el resto del elenco y para el mismísimo espectador.
El género, como clasificación, se dispersa película a película, ya no existe la pureza. Y esa es una buena noticia. “Magic Magic” es un ejemplo. Una película de terror o suspenso con algunas claves de comedia adolescente más un poquito de drama psicológico y así…
Pero me gustaría hablar también de otro ingrediente: el autóctono. Cada vez se hace más cine y se ve más cine latinoamericano. Esta película realizada con fondos estadounidenses, pero sustancialmente chilena pone, a estos géneros entremezclados, su tinte regional.
No es lo mismo un ritual de indios con plumas rojas de las grandes producciones hollywoodenses, que uno de mapuches en el sur de Chile. Eso entre otras cosas. También la musicalización y el leit motiv en castellano realizado por Pedro Piedra, son pequeños detalles que hacen a esta historia.
La película cuenta sobre Alicia una chica estadounidense que llega a Santiago de Chile para vacacionar junto a su prima y a los amigos de ésta. Viajan al sur, donde los espera el progresivo desarrollo de la locura de Alicia.
“Magic, Magic” realizada en Chile por el director nacido en ese mismo país, Sebastián Silva. Un hombre de grandes obras que se desarrollan contemporáneamente (La nana, Gatos viejos, entre otros títulos).
Es un realizador con estilo, conocedor de la vida, de los sentimientos, también de las mujeres y lo femenino, de la riqueza, la pobreza, por nombrar algunos elementos de sus películas. En definitiva un hombre al que seguir.