Cineando

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Los reyes

El retrato del adolescente de pueblo es casi un clásico en  el cine. Desde la maravillosa e inolvidable “Cuenta conmigo” que tan bien supo retratar el amor de amigos, la aventura, las ilusiones, los desencantos y una previa de la vida adulta, de la muerte y la violencia.  Ese momento confuso entre la vitalidad, las hormonas  y el desenmascaro de la realidad que es la juventud.  La universalidad del tema hizo que quienes vieron, vean y estén por ver esa película se conmuevan de la misma manera: profunda, inequívoca.

Pero toda generación necesita una nueva historia con la calidad y el lenguaje que le corresponden. Quizás sea mucho decir, pero “The kings of the summer” podría ser la “Cuenta conmigo” de una nueva generación. El  tiempo dirá si lo logra, lo cierto es que podría merecerlo.

Estrenada en 2013 y realizada en Estado Unidos, esta película es la opera prima de Jordan Vogt-Roberts, un film independiente reconocido en Sundance.

Todos  atravesamos esta situación: algo que deseamos pero no podemos conseguir,  lo prohibido (e irreductiblemente,  alguien que lo prohíbe) y un rincón donde llorar por eso. Esta mera sucesión es la clave para contar una historia. Y si de juventud hablamos más de una película básica de preparatoria mantiene esta estructura al pie de la letra. Pero algunas escapan a los lugares comunes y revelan algo más.

Esta historia de iniciación tiene como protagonista a un chico de quince años llamado Joe,  que mantiene una complicada relación con su padre viudo (interpretado por el genial Nick Offerman, el Ron de “Parks and recreation”) , son cada uno tan completamente sinceros que se desquician; el otro protagonista es el mejor amigo de Joe, Patrick  que sufre a sus padres ñoños y prendidos que lo abruman y ponen en ridículo, tan así que le afectan en la piel, sacándole sarpullido.

Joe consigue convencer a Patrick (y, sin que sepamos muy bien cómo ni por qué, a otro chico latino llamado Biaggio, una especie de patiño cuya función despertar una sonrisa cada tanto)  con un plan que comienza a pensar luego de conocer un páramo en las afueras de su pueblo: escapar a la esclavitud de la adolescencia y al orden establecido para, por primera vez, ser quienes decidan por su vida.

Para eso deciden construir una casa en el medio del bosque, como una evolución de esas casitas que teníamos de niños estos adolescentes dejan los suburbios para vivir ahí, en contacto con la naturaleza y alejados de los humanos.

Comienzan entonces una seguidilla de hermosas y brillantes imágenes de verano, verde, sol, agua y un paisaje que sirve de escenario para la aventura, que va profundizándose en la convivencia diaria de los tres chicos.

Pero como dijimos la adolescencia es un momento de desengaño, además de aventura, o por sobre ésta. Entonces las cosas se empiezan a ver como son y ellos a conocer el mundo en su espesor, en su salvajismo, al mundo y a ellos como realmente son.

El lenguaje de cine independiente hace que todo sea just visible, pero a la vez profundamente olvidable.

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