En los próximos cuatro años el gobierno, de Mauricio Macri tendrá por delante el desafío de ofrecer a nuestra sociedad la implementación de nuevas políticas de Estado en educación, comprometidas en la campaña.
En esta realidad, como ya ocurrió en otros países latinoamericanos, resulta prioritario realizar en el sistema educativo importantes transformaciones que lo pongan a la altura que requieren las actuales circunstancias. En ese sentido, numerosos especialistas coinciden en identificar cinco ejes claves:
• la calidad educativa;
• mejores tasas de graduación;
• la formación docente;
• la implementación de las nuevas tecnologías de información (TIC) aplicadas al aula;
• la mejora en los índices de graduación universitaria.
Recientemente, el diario La Nación dio a conocer el aporte del Foro de Convergencia Empresaria (FCE) al futuro gobierno para lograr la excelencia educativa. Esta organización sin fines de lucro, constituida por 75 organizaciones empresariales, profesionales, fundaciones y ONG de distintos credos señalaron cuáles debieran ser las prioridades para lograr una educación de excelencia.
Los dos aspectos más significativos del informe se refieren a la creación de un “sistema integral de información educativa” que permita individualizar el aprendizaje y la trayectoria de los alumnos por escuela y, como resultado de ello, capitalizar dicha información, generando una red que permita asesorar a las escuelas “débiles”, aprovechando la experiencia de las más “fuertes”.
Tasa de graduación
Según datos recientes del Centro de Estudios de Educación Argentina, dirigido por Alieto Guadagni, la tasa de graduación en el secundario es sólo de 42,15 % a nivel nacional, estadística que sitúa a nuestro país en una de las más bajas en América latina.
Elena Duro, especialista en educación de Unicef, sostiene que para mejorar estos datos se necesitan cambios profundos que revisen la matriz organizacional, el régimen académico, la adecuación de contenidos programáticos a la cultura actual e innovar en las normas de convivencia en las escuelas(1).
Calidad educativa
Existe un desmejoramiento de una cultura evaluativa de la calidad de enseñanza en nuestro país que nos permita generar indicadores para mejorar el conjunto del sistema educativo.
Esta debilidad puede observarse en los resultados obtenidos en las pruebas de medición internacional PISA(2), que miden cada tres años el conocimiento de alumnos de quince años en: lengua, matemática y ciencia. Las últimas nos han colocado en el puesto el puesto 59 de 65, en consonancia con otros países latinoamericanos y a diferencia de Asia, que encabeza esta lista. Si bien existen los Operativos Nacionales de Evaluación (ONE), impulsados por el Ministerio de Educación de la Nación, éstos no han podido capitalizarse en su totalidad.
En este aspecto, merece especial interés la participación en otros estudios internacionales de ciertas escuelas de la Ciudad de Buenos Aires, llevados adelante por la Secretaría de Educación; por ejemplo: el Estudio Internacional de Cívica y Ciudadanía (2013), Estudio Internacional de Alfabetización Informática y Manejo de Tecnologías (2013), Estudio Internacional de Tendencias en Matemáticas y Ciencias (2014), Programa de Evaluación y Monitoreo de la Alfabetización (2014), entre otros. En este sentido, sería loable extender esta iniciativa a todos los distritos para que su implementación tenga alcance nacional y permita naturalizar las evaluaciones.
Formación docente
Para el período 2013-2016, el Ministerio de Educación lanzó el Programa Nacional de Formación Permanente para todos los niveles. Éste alcanza la actualización de los contenidos impartidos en el aprendizaje, la evaluación de docentes y alumnos y el fortalecimiento de la escuela como unidad institucional. Sin embargo, más allá de sus objetivos, opiniones especializadas sostienen que uno de los problemas estructurales más importantes es poder lograr la jerarquización de la profesión docente y desarrollar mayores oportunidades laborales que logren una mayor motivación y permanencia en el sistema, todo ello independientemente de las oscilaciones económicas del país.
Nuevas tecnologías
Ante el surgimiento del espacio cibernético han surgido nuevas modalidades de transmisión del conocimiento y, como consecuencia de ello, la educación ha transformado sus prácticas. Si bien es cierto que las computadoras ya están incorporadas a la enseñanza -nueve de cada diez escuelas del país cuentas con computadoras-(3), su nivel de uso no es homogéneo ni continuo y el parque tecnológico en las aulas es dispar.
El desafío es sin duda integrar las TIC a las prácticas de la enseñanza, lograr mejorar el acceso a internet y superar el déficit en la capacitación digital en los docentes.
Y la universidad…
La matrícula de estudiantes universitarios creció 22,5% en la última década, pero solo terminan la carrera tres de cada diez, la mitad que en Brasil y Chile(4), si bien en cierto que, en función de la cantidad de población, Argentina tiene una mayor cantidad de estudiantes universitarios. Es evidente la alta deserción estudiantil que repercute en nuestros graduados.
¿Cómo se logra, entonces, mejorar estos indicadores? Para Carlos Torrendell(4), las universidades debieran crear con más dinamismo nuevas carreras que respondan a las nuevas situaciones culturales y del mundo del trabajo; asimismo mejorar las prácticas pedagógicas para lograr una mayor interacción de todos los actores, autoridades, docentes y estudiantes, reforzar los programas de tutorías y, por último, fortalecer la educación secundaria en pos de lograr mayores tasas de retención en la universidad. Los desafíos ya están instalados, como fue recientemente en Chile, Brasil y Uruguay que, más allá de sus particularidades, han compartido el objetivo común de trabajar en formación docente, la permanencia, el egreso y la calidad educativa.
(1) Diario "Clarín", 26/11/2015.
(2) Ranking Pisa, OCDE, 2012.
(3) Datos últimos de la encuesta de Unicef Centro de Estudios de Educación Argentina (CEA), Alieto Guadagni (2003-2012).
(4) Profesor de Política Educativa del Departamento de Educación de la UCA.
*Por Débora Schapira - Lic. en Adm. de Empresas. Posgrado de especialización en Políticas Educativas, Universidad Torcuato Di Tella (UTDT). Prof. universitaria