Sí sí: no es una novedad porque fue la revelación de 2016. Pero la traemos a colación porque hay datos sobre la segunda temporada, que se estrenará en 2018. Y, de paso, te damos varias razones para que veas el primer envío de los diez magnéticos episodios.
Hablamos de "Westworld" la genial serie de ciencia ficción creada por Jonathan Nolan y Lisa Joy que tiene la producción, nada menos, que del notable J.J. Abrams (Star Wars, Misión Imposible, Super 8, Lost; entre más).
Respecto a las novedades en torno de los próximos envíos de la segunda temporada, hay pocos datos. Para no revelarte giros importantes en el argumento de la primera, solo diremos que no arrancará exactamente donde quedó el final de lo ya estrenado, sino que habrán pasado muchos años y varios cambios en ese mundo extraordinario. También hay precisiones respecto al reparto: se repetirán algunos actores como Talulah Riley (Angela, en la serie) y Louis Herthum (Peter Abernathy, el padre de una de las protagonistas, Dolores). Además se sumará a Katja Herbers (protagonista de otras series taquilleras como The Americans, The Leftlovers y Manhattan).
Además, este segundo envío (que también constará de 10 episodios) jugará al extremo con la narración en varias líneas de tiempo y se lanzará a un prodigio visual más ambicioso aún que en la primera tanda (si esto es posible).
Vamos ahora a las razones por las que "Westworld" tiene que entrar, sí o sí, en la lista de tus "mejores series".
1. Un guión complejo y sin fisuras. Por si no has leído nada al respecto, te contamos que esta serie es una especie de revisita al peliculón que Michael Crichton dirigió allá por los '70: "El mundo de los robots asesinos" (que en Estados Unidos se llamó también "Westworld"). En aquel film, que fue un opus notable para la ciencia ficción de 1973, actuaban Yul Brynner y James Brolin.
La trama es ya compleja y, por supuesto, hace pie en los peligros de la tecnología, la inteligencia artificial y los límites de la conciencia. Una compañía ofrece a los turistas la posibilidad de visitar un parque de atracciones impactante: viajar al Lejano Oeste en el que se encontrarán con robots (tan humanos que asustan y a los que llaman "anfitriones") que habitan esos territorios. Todo es posible en esa geografía fantástica: matar, copular, manipular, descarriarse. Pero la sofisticada programación de la inteligencia de los cyborg entraña un peligro: la autoconciencia; que se volverá un arma letal para los visitantes del lugar.
Lo interesante de la historia no solo es el asunto de cómo los autómatas ponen en jaque a los humanos -tema recurrente en los relatos distópicos del género- sino en el modo en que están engarzadas en el guión las situaciones y conexiones entre personajes. Profundo, perturbador, algo siniestro, oscuro y reflexivo (pero sin clichés) es el planteo escrito por Jonathan Nolan (el hermano de Christopher) y Lisa Joy. Los giros de tiempo y espacio y los flashbacks discursivos nos llevan de las narices con una soltura y fluidez asombrosas. Esos cruces temporales son la herramienta de la que se valen los autores para generar en el espectador la constante sorpresa, la intriga, el suspenso y el éxtasis final; cuando llega la completud de la comprensión luego de un nudo narrativo. Pero, ¡cuidado!: nada es abrupto en "Westworld", al menos no en materia de relato, sino que capítulo a capítulo ese universo perturbador que es el parque se nos va develando en toda su exuberancia y complejidad con una sutileza muy cuidadosa desde la perspectiva del relato.
2. Personajes complejos y empáticos. Tarea difícil la de lograr afinidad entre espectadores y un robot. Claro que hay copiosos antecedentes en la industria audiovisual sobre el asunto: desde Wall-E hasta Terminator. Pero en "Westworld" los "anfitriones" del parque (los cyborg) ofrecen un extra irresistible: tienen una humanidad lábil, dudosa, pero muy tangible a la vez: ninguno es tan bueno, ni tan malo como para que podamos clasificarlo en esas categorías, y ya. Y, al mismo tiempo, no dejan de ser robots a los ojos del que mira. Efectivamente la complejidad de sus personalidades, y de los roles (que cambian constante, ya verás por qué) que asumen en las tramas del parque temático, los convierten en misterios caminando. Misterios que, como audiencia, desearemos desentrañar tramo a tramo del relato. Los humanos que comandan destinos en ese territorio deseable y hostil de "Westworld" son también tan escurridizos en su temperamento como sus creaciones.
Nada de esto sería posible sin las actuaciones notabilísimas que exhibe "Westworld": Thandie Newton (la robot-meretriz de un cabaret), Anthony Hopkins (el creador de las criaturas y fundador del parque junto a otros), Evan Rachel Wood (Dolores, la anfitriona más antigua del parque), Ed Harris (un sádico y curioso visitante que algo se trae entre manos) o Jeffrey Wright (Bernard Lowe, jefe de programación de Westworld y creador de las personas artificiales)... Todo el elenco es superlativo.
3. En la elegancia siniestra está la belleza. Parte de los efectos perceptivos que logra "Westworld" están relacionados con su puesta en escena, el diseño de arte y la fotografía. El cruce del western y la ciencia ficción, desde una noción hiperclásica, generan la poderosa sofisticación visual de las escenas. Violencia, lirismo, desesperación, romance, añoranza, muerte, erotismo y sangre son climas que se yuxtaponen y se combinan en un equilibrio conceptual al nivel de la imagen que convierte a todo el planteo en "naturaleza pura". Nuestros ojos "desean" transitar ese mundo; a pesar de lo sórdido, o lo tenebroso, porque allí también anida la belleza.
4. Música..., no: sonido como palabras. El gran trabajo de la banda sonora instala al espectador en la sensación continua de dejá vu, en la desesperación de lo que se revive una y otra vez..., pero no. El sonido es el que marca las pausas, las reiteraciones, el desasosiego, el temor, la dulzura, la textura de las situaciones. Nada hay en "Westworld" que no esté mediado por el caligráfico apunte auditivo.
5. El lejano oeste queda a la vuelta de mi smartphone. La serie es un genuino apunte para devaneos reflexivos muy contemporáneos sobre "quién es dios y quién no", en esta época de humanas omnipotencias; cuanto puede manipularse a un hombre o mujer y su conciencia (meta acariciada por las sociedades mediáticas); cuales son los derechos de intervención que nos asisten en la intimidad -y los sentimientos- del prójimo (raspa las situaciones alienadas que bien pueden tocarse con las relaciones a través de redes); los límites morales de la ciencia y de la ambición. Estos son algunos de los muchos tópicos que surgen no solo de la trama sino de los comportamientos de sus personajes. Que, para el caso de esta impecable serie: están en íntima conexión.
Para concluir, vamos hacia el futuro de lo que preanuncia la segunda temporada de "Westworld". Apareció en la web un gif promocional alentándonos esperar el estreno de 2018. El gif es la pantalla de un usuario que trata de pedir ayuda al mundo exterior al parque: "¿Hay alguien ahí? Algo salió mal. Necesitamos ayuda". Luego el pedido de auxilio se corta y se lee otro mensaje de calma total: "Todo está bien. Las celebraciones continúan". ¿Calma? Imposible: los fanáticos de la serie queremos más, y más, y más.