No solo los vinos envejecen bien, y estos filmes lo demuestran: dramas, comedias, animaciones y fantasías exuberantes que se estrenaron hace 30 años y que ahora bien merecerían darles de nuevo un play.
Los años han pasado pero la devoción queda, al punto de convertirse en películas de culto. Y con razón: todos los filmes de esta lista tienen la firma de directores que alcanzarían una gran relevancia dentro del cine de autor.
1- "Cinema Paradiso"
Esta película de Giuseppe Tornatore no se ha desgastado con el tiempo: sigue siendo tan lacrimógena como el día de su estreno. Es la historia de Toto, quien - ya adulto- recuerda su infancia como proyectista en el cine de un pueblito italiano.
Allí caminan personajes entrañables (desde el loco del lugar hasta el antipático censor enviado por la Iglesia), a quienes conocemos a través de su relación con los clásicos de Hollywood, que ven en esa salita llamada "Paradiso" ("Paraíso"). La película es, de hecho, una oda a la era dorada del cine: esa época en la que una película era un acontecimiento social, en la que apenas un beso en la pantalla podía escandalizar o conmover hasta las lágrimas.
Con esta película, el director de "La leyenda del pianista en el océano" y "La mejor oferta" se alzó con un Oscar a Mejor Película Extranjera.
2- "Mujeres al borde de un ataque de nervios"
El catálogo de personajes de Pedro Almodóvar es irresistible. Es cierto que ya nos había mostrado un convento de monjas drogadictas ("Entre tinieblas") y a una pareja de fetichistas de la tauromaqua ("Matador"), pero aquí comprobó que su talento para el humor podía traspasar las barreras geográficas. "Mujeres al borde de un ataque de nervios", de hecho, fue a competir al Oscar a Mejor Película Extranjera, aunque no ganó: el galardón se lo llevó "Pelle el conquistador", una película danesa hoy francamente olvidada, mientras que la de Almodóvar es hoy un clásico.
Pepa es abandonada por Ivan, con quien se dedica al extraño trabajo de doblar películas. Es en ese momento de tensión e impotencia que empiezan a aparecer personajes estrafalarios y a surgir situaciones que rozan lo bizarro. "Mujeres al borde..." no solo es una comedia con una historia delirante (pero orgánica), actuaciones antológicas y buena música de fondo: quienes sean nostálgicos de los brillos ochenteros, amarán su diseño de arte.
3- "Beetlejuice"
Tim Burton es popular por crear personajes incomprendidos, monstruosos pero queribles, oscuros y con psicologías retorcidas. Y "Beetlejuice" fue la primera gran película en donde puso todo este peso estético.
Hoy es de culto para sus fans, y una joyita del humor negro para todo amante del cine.
¿El argumento? Pues una historia de fantasmas tratada con mucha ironía y cinismo. Hay humor negro, dijimos, pero también irresistibles secuencias musicales y un diseño de arte con mucha sangre-salsa-de-tomate y cartón pintado.
4- "Mi vecino Totoro"
Las películas de Hayao Miyazaki son esenciales en el cine animé. En su taller de trabajo, el Studio Ghibli, dio vida a los extraños personajes que le dictó su imaginación a través de los añoss. Y Totoro, ese extraño ser parecido a un conejo gigante y gordo, es la mejor expresión de su imaginación, volcada siempre a amalgamar historias en apariencia infantiles y relatos populares japoneses.
"Mi vecino Totoro" nos cuenta la entrañable relación entre dos pequeñas hermanas y esta cariñosa criatura, quien es el guardían del bosque.
Miyazaki, muy conocido también por la más reciente "El viaje de Chihiro", pudo con esta película mostrar fuera de Japón su poética. Incluso gracias a ella empezó a ganar nombre internacional, especialmente a principios de la década de 1990.
Hoy Totoro es un personaje popular para mochilas, monederos y remeras, aunque la película (que también fue reestrenada en 2006) es una joyita de la animación. Fue el cineasta inglés Terry Gilliam quien le dio el primer puesto en una lista de las mejores películas animadas en la revista Time Out. Y de este director viene, justamente, la última película de esta lista.
5- "Las aventuras del Barón Munchausen"
Algunos quizás conozcan a Terry Gilliam por haber sido integrante del grupo de humoristas Monty Python. Otros, quienes ya se hayan adentrado en su cine ("Brazil", "Doce monos"), sabrán que todo lo que salga de la cabeza de este señor siempre nos dejará entre shockeados y pensativos.
Y "Las aventuras del Barón Munchausen" es eso: una película fantástica y épica desmesurada, que maravilla y que por momentos puede incluso incomodar. Y aunque en términos económicos fue un gran fracaso en la trayectoria de Gilliam, artísticamente es un buen ejemplo de su forma de hacer cine.
Las aventuras de un barón viejo y loco sirven de excusa para plasmar algunas de las escenas más extravagantes que se hayan filmado jamás: desde una cabeza flotante (la del mismo Robin Williams) que habla de filosofía, hasta la recreación viviente de "El nacimiento de Venus" de Botticelli, con la misma Uma Thurman (jovencísima) dentro de la concha. En fin, una hazaña que valió exorbitantes 47 millones de dólares.
El tiempo le ha dado la razón a Gilliam, porque esta película gana cada día más adeptos. Y es más: algunos creemos que el director se tomará una revancha con "El hombre que mató a Don Quijote", su última producción que se exhibió en Cannes. ¿Por qué? Porque es, en definitiva, una película sobre las aventuras de otro viejo loco.