Cinco meses sin amonestaciones

El nuevo régimen que dejó de lado este tipo de sanción a alumnos secundarios que cometían una falta, cosecha críticas y apoyo por igual. Posturas disímiles respecto de la efectividad del sistema por quita de puntos. Aquí, el balance.

Cinco meses sin amonestaciones
Cinco meses sin amonestaciones

El año lectivo 2013 comenzó en Mendoza con un cambio sustancial en los colegios secundarios. Después de décadas sin ser revisado, el régimen de convivencia se volcó a un sistema que según las autoridades escolares es más inclusivo y al mismo tiempo implica un mayor involucramiento por parte de los estudiantes, docentes y directivos, al momento de resolver los problemas de indisciplina.

La decisión de reemplazar las antiguas amonestaciones por un modelo que se basa en la quita de puntaje según la gravedad de las faltas cometidas por los alumnos (tomando como referencia un total de 25), fue anunciada por el Gobierno a fines del año pasado y comenzó a ser realidad en los establecimientos entre fines de mayo y principios de junio. Hoy, a cinco meses desde que esta modificación entró en vigencia, en las escuelas de la provincia existen diferentes puntos de vista que reflejan conformidad y desacuerdo con el cambio.

Las opiniones que coinciden con la postura oficial, que defiende la actual modalidad, destacan que el hecho de que los estudiantes que comenten una falta tengan que realizar una actitud reparadora ante el daño generado, "es muy positivo". Y de hecho, se asegura que la actitud de los chicos cambia cuando experimentan la responsabilidad de, por ejemplo, arreglar ellos mismos una silla que rompieron. Entre los testimonios de docentes, directivos, regentes y preceptores, también se destaca que por lo general, los chicos no reinciden en su mala conducta después de haber sido sancionados de este modo.

En el polo opuesto, se percibe un notable descontento con la resolución N°445 (que establece el nuevo régimen), puesto que se considera que existe aún una notable falta de personal para integrar los gabinetes adecuados para evaluar cada caso puntual. En ese sentido, vale aclarar que es justamente un equipo de educadores y psicopedagogos el encargado de "investigar" cómo ocurrió un determinado hecho y qué grado de culpabilidad tiene el/la adolescente en cuestión.

Otro problema tiene que ver con que muchas veces las problemáticas que se viven en el interior de las aulas sobrepasan la capacidad de las autoridades escolares para resolver los conflictos. La problemática social, se asegura, supera la capacidad de respuesta del ámbito escolar.

Que la autoridad del docente queda desdibujada ante la imposibilidad de sancionar de manera más rigurosa y cierta flexibilización al momento de imponer las normas, se suman a la lista de los aspectos más criticados por los educadores.

Desde la Dirección General de Escuelas (DGE) aplaudieron que uno de los cambios estructurales más significativos en el nivel medio esté en plena vigencia y aseguraron que esta medida sea una de las tantas que forman parte de la actual política provincial de convivencia escolar. Otra pata fundamental es el protocolo que busca poner en foco el tratamiento de los casos de violencia escolar y que todavía se encuentra en una etapa evaluativa.

María Rosa Sfeir, directora de Orientación y Apoyo Interdisciplinario de las Trayectorias Escolares, indicó que en base a las reuniones efectuadas con los equipos educativos, fue posible obtener un relevamiento provisorio desde que el antiguo régimen de convivencia quedó caduco.

De acuerdo a la funcionaria, un primer acercamiento a la situación actual de la convivencia en los colegios mendocinos dio por resultado tres aspectos fundamentales. El primero es que los educadores mostraron estar de acuerdo con "el cambio de paradigma que implica pasar de una postura sancionatoria a una constructiva". El segundo punto consistió en valorar las instancias de debate sobre un tema complejo, tal como lo es el de la convivencia escolar.

Por último, según Sfeir, los educadores resaltaron que por ser una modalidad recientemente aplicada, aún es necesario analizar cómo resulta la experiencia a lo largo del tiempo. "Lo concreto es que no hay más dificultades que antes, sino que las existentes se pueden resolver de otras formas más creativas", opinó la funcionaria

Relevamiento positivo

Para contar con un panorama parcial, la cartera educativa acompañó las reuniones con un relevamiento que implicó una consulta a los directivos. Del total de escuelas secundarias estatales relevadas (197, equivalente al 65% del total), 85% ubicó a sus alumnos en un puntaje que en promedio varió entre los 20 y 25 puntos.

Hay que recordar en este sentido que el régimen vigente establece un total de 25 puntos a los que se les irá restando puntaje según las faltas cometidas. Asimismo, el/la estudiante que pierda todos los puntos no puede ser expulsado del colegio. Por eso, Sfeir recalcó que los resultados obtenidos fueron favorables. "Esto significa que hay chicos que han cometido faltas y que las han podido enmendar", dijo.

Crítica y conformidad

Amalia Vergara ejerció la docencia durante más de cuarenta años; fue directora de cuatro colegios y supervisora a lo largo de doce años. Además, es autora del libro "El derrumbe de la escuela pública". Desde un punto de vista crítico respecto de la actual metodología para sancionar a los adolescentes, la docente jubilada destacó que el chico necesita reglas claras y firmes. Por eso, expresó que lo que hace el régimen vigente es flexibilizar y dejar por el suelo cualquier jerarquía institucional.

"Hacer respetar las normas es ayudarle al alumno a construir ciudadanía. Vivimos en una sociedad que no respeta las normas ni las leyes y no podemos permitir que esto también pase en la escuela", expresó Vergara y defendió al sistema anterior. "Si un chico comete un error tiene que entender que lo que hizo no estuvo bien; que no sólo debe reparar el daño, sino que tiene que tener un castigo. Con el nuevo sistema esto no sucede porque en realidad sabe que aunque le resten puntos, todo seguirá igual", reflexionó la ex directora de la escuela Normal Tomás Godoy Cruz.

Eduardo Franco, director del colegio Agustín Álvarez, a donde asisten 1.200 alumnos en los turnos mañana y tarde, disintió con Vergara. Franco explicó que si bien la aplicación de la nueva metodología es reciente hasta el momento ha dado buenos resultados en ese colegio. "Lo estamos trabajando con el servicio de orientación, los directivos y el consejo escolar. No tenemos ningún alumno que haya perdido sus 25 puntos", destacó el director.

En este establecimiento, por ejemplo, las acciones reparadoras consistieron en un pedido de disculpas (en el caso de agravios a los compañeros y/o docentes) y la limpieza o arreglo del mobiliario o áreas del establecimiento. Franco contó, que incluso con esta metodología ya se arreglaron 20 sillas y 10 bancos del colegio. Además aseguró, muchas veces los chicos han ido a contraturno acompañados de sus padres para resarcir el daño. "Después de eso no vuelven a reincidir", evaluó.

El director de la Escuela Polivalente de Arte de San Rafael, Raúl Coussillan, hizo la salvedad de que en su colegio no hay mayores problemas de indisciplina porque "el perfil del chico que estudia artes es más tranquilo". Pero coincidió con Franco: "Lo más importante de esto es la conciencia que toman los chicos ante la posibilidad de reparación y esto fomenta la reflexión", dijo Coussillan y agregó que en este establecimiento de San Rafael las faltas más comunes son las ligadas al uso de celulares dentro del aula.

La realidad, sin embargo es diferente en una escuela de Guaymallén donde las autoridades aclararon que el actual régimen "no sirve para nada no ayuda a reforzar la autoridad del docente ni el director".

"Es muy notable la indisciplina, sobre todo en los primeros y segundo años", dijo un regente. Ocurre que a los cambios propios de la adolescencia que afrontan los alumnos, se suman las problemáticas que se viven fuera de las aulas; la violencia en todas sus formas es una de ellas.

En un colegio de Godoy Cruz, donde los directivos pidieron no ser identificados, los cuestionamientos fueron múltiples. Los educadores aclararon que allí existe "una mixtura en el alumnado, que experimenta situaciones de violencia física y verbal". Por eso, en la actualidad los docentes y directivos se están capacitando. "Necesitaríamos que se fortalezca el gabinete, porque de lo contrario no podemos hacer frente al cumplimiento de la actual metodología", indicaron.

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