A partir de mañana comienza un juicio por un asesinato que no cuenta con un cadáver. En la Segunda Cámara Crimen se sentará en el banquillo Mariano Luque (30), acusado del delito "de privación ilegítima de libertad". Es decir que se sospecha que tuvo o tiene secuestrada a Soledad Olivera (31): una mujer que, como decía el dictador Videla, "no está muerta ni viva, está desaparecida".
El caso no deja de ser curioso ya que para la investigación es casi un hecho que Luque mató a Olivera, "sólo que nunca se encontró el cadáver", como indica una fuente judicial.
Como muchas veces sin cadáver no hay asesinato, el joven Luque será juzgado por un delito mucho más leve que le contempla una pena de 2 a 6 años de prisión.
La relación
Está comprobado por los dichos de testigos que hacia 2010 Olivera y Luque eran amantes. Olivera, madre de tres hijos, sin pareja, trabajaba en una eventualmente en la finca olivícola que está a cargo de la familia de Luis Curallanca (Luis, de hecho, vive con la madre de Luque).
Cuando Olivera desapareció, su familia hizo la denuncia ante el fiscal Darío Nora, quien no movió demasiado el expediente, sino hasta once meses más tarde, cuando una nueva desaparición, mucho más mediática, se dio a conocer: la de Johana Chacón, una nena de 13 años que se bajó del colectivo que la traía del colegio, en el acceso a la finca de los Currallanca y nunca más se supo de ella.
"Lo de Johana trajo a la luz la desidia con la que fue tratada la desaparición de Soledad", aseguraron las hermanas Olivera. Cuando el caso Chacón tomaba ribetes de escándalo, desde la Procuraduría se acordaron el caso Olivera. Y desde la Corte local se pidió el juicio político de Nora: lo acusaban de no haber hecho lo suficiente para investigar la desaparición de Olivera. Igual, a fines de octubre de 2013, el Jury salvó a Nora que todavía ejerce su cargo en la misma fiscalía.
Con las dos desapariciones en el mismo sitio y la tarea de la docente Silvia Minoli (directora del colegio al que asistía Johana), los dos casos pasaron a Delitos Complejos. A su tiempo, la fiscal Claudia Ríos y luego su colega Santiago Garay comenzaron a trabajar bien el suceso de Olivera.
El 22 de agosto, y con un importante cúmulo de sospechas, Garay detuvo a Mariano Luque, que a su vez es pareja de Beatriz Chacón (hermana de Johana): lo acusó de falso testimonio y de privación ilegítima de la libertad. El hombre, desde entonces, está preso.
Testimonios
A Garay le fueron de gran utilidad los testimonios de la gente de Tres de Mayo, ya que todos coincidían que para la época en que Soledad desapareció, ella y Luque llevaban adelante una relación de amantes.
Del mismo modo, y tal vez lo más contundente, fue el cruce de llamadas telefónicas entre Olivera y Luque: hubo más de cien (entre llamadas y SMS) entre ambos el 18 de noviembre de 2011.
El día que Soledad desapareció, de acuerdo con lo declarado por sus hermanas, Soledad iba a encontrarse con Luque a las 16. Desde entonces no se supo más de ella. Y, también curiosamente, la lista de llamados y SMS entre los dos, se cortó el mismo día en que la mujer se hizo humo.
Cuando a Luque le preguntaron por ella en la fiscalía, dijo que no la conocía.
La idea de Garay -y de, en su momento, Ríos- acerca de que Luque mató y luego enterró a Soledad llegó a tal punto que se hicieron excavaciones en la finca donde los Curallanca son encargados. En noviembre de 2012, máquinas removedoras de tierra hicieron el trabajo en el árido suelo lavallino pero no dieron con restos de personas: para entonces, además de Soledad, se buscaba a la igualmente desaparecida, Johana Chacón.
En cuanto al móvil del crimen, en caso de que hubiera existido un asesinato, en el expediente se habla sobre un supuesto embarazo de Soledad (que ya tenía 3 niños para entonces, todos con el apellido de ella) que la mujer no habría querido continuar y que provocó la ira de Luque. Otra versión, opuesta totalmente, hace referencia a que el varón mató a la mujer porque ella deseaba seguir adelante con su embarazo.
¿Cambio de carátula?
En noviembre del año pasado, la Cámara de Apelaciones de Mendoza hizo lugar a un recurso de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación para ser querellante en la causa.
El fallo, con la firma de los jueces Luis Correa Llano, Ramiro Salinas y Alejandro Miguel, fue contrario a lo que habían resuelto tanto el fiscal Santiago Garay como el juez de Garantías David Mangiafico, ya que ambos rechazaron esa posibilidad con el argumento de que "se trataba de un delito común y que no había violación de derechos humanos".
El recurso fue presentado por el abogado Fernando Peñaloza, que se transformó en "querellante popular", en representación de la Secretaría de Derechos Humanos del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación.
Lo primero que tiene en mente hacer Peñaloza es solicitar el cambio de carátula y pasar de "privación ilegal de la libertad" a "homicidio".
La imprescindible
Silvia Minoli (foto), la directora de la escuela Virgen del Rosario, donde asistía Johana Chacón, se convirtió en el gran referente de la lucha de la gente de Tres de Mayo para esclarecer las desapariciones de la menor y de la misma Soledad.
La mujer con sus marchas, logró la presión para que ambos sucesos fueran investigados sin la desidia que les suele caer desde la Justicia a las víctimas humildes. Mañana, junto con un grupo de vecinos de Lavalle y de activistas, estará en la puerta de los tribunales provinciales para pedir justicia.