Una publicación científica inglesa encendió la mecha y la polémica vuelve a instalarse. ¿Realmente la legalización del consumo de marihuana incide de forma directa en un aumento en el consumo? Contextualizándolo con la decisión del Gobierno de Uruguay de legalizar la producción y comercialización de la marihuana -medida que abrió una nueva instancia en el debate que mantienen varios países en torno a su despenalización-, la revista científica The New English Journal of Medicine publicó una investigación con los principales efectos que esta sustancia genera en el metabolismo humano.
Allí se detalla, entre otras cosas, que "fumar marihuana aumenta el riesgo de convertir al consumidor en adicto y que su uso altera las funciones cognitivas, además de aumentar considerablemente el riesgo de ocasionar accidentes de tránsito". Además, detallan que consumir marihuana a diario desde la adolescencia puede ocasionar daños en las funciones cerebrales y poner en riesgo las capacidades intelectuales futuras.
"Las drogas legales (alcohol y tabaco) muestran que su estatus legal permite una mayor expansión. Mientras las políticas se mueven hacia la legalización de la marihuana, es razonable y prudente pensar que su uso crecerá y que, por extensión, también lo hará el número de personas que padecerán las consecuencias negativas en la salud", detalla -con vestigios de alarma- el estudio. Sergio Saracco, director del departamento de Toxicología del Ministerio de Salud de Mendoza, ratificó esos efectos -entre otros- ("hay que evitar banalizarla, ya que tiene efectos nocivos para la salud"), aunque indicó que es "fundamental no penalizar al consumidor adicto, ya que es un enfermo y necesita un abordaje interdisciplinario para determinar qué circunstancias y factores psicosociales lo llevaron a recurrir a esas sustancias".
"El caso de Uruguay es una situación para evaluar y, como dijo su presidente, hay que tomarlo como un estudio a gran escala. Es una experiencia interesante para ver de acá a cuatro años cómo se comporta el rendimiento escolar y la accidentología vial", indicó el ex ministro de Salud. Por su parte, la responsable del Plan Provincial de Adicciones, Carina Stehlik indicó que estos riesgos y estos efectos no son puros y exclusivos de la marihuana, sino también de otras tantas sustancias (también legales como el alcohol, el tabaco y la comida chatarra) y que no hay que "estigmatizar por sustancia, ni clase social ni franja etaria".
"Hablar de adicciones sería sesgar la problemática. Hay que tener en cuenta que no toda persona que consume se vuelve un adicto, aunque esto no significa que no afecte su salud de igual modo. Muchas veces pareciese ser que las personas más dañadas son las que abusan de las sustancias ilegales, cuando las sustancias legales tienen los mismos riesgos o más. De hecho, hoy la estadística nos dice que, sanitariamente, las adicciones o los problemas de consumo son más graves con las sustancias legales", destacó Stehlik. Alejandro Reyes, de la agrupación Mendoza Cultiva (quienes pregonan por la despenalización, la legalización, la libertad de autocultivo y la no criminalización ni persecución) atribuye la generalización de las hipótesis de que con la despenalización de la marihuana ocurrirá lo mismo que con el alcohol y el tabaco a un "fracaso de las políticas prohibitivas, sin ningún fundamento" .
"No hay fundamentos científicos para sostener eso, sino que es más bien una teoría política y sociológica... No es todo lo mismo. Se trata de un linaje de demonización que existe sobre la sustancia desde hace más de cien años. Si es por eso, también se puede investigar y escribir sobre el daño que hace tomar café o comer carne en exceso", indicó el joven. Y siguió: "El alcohol ha causado más daño que la marihuana, si tenemos en cuenta que mata a cientos de personas por día en accidentes de tránsito. Pero sucede que está social y culturalmente arraigado y tiene una especie de protección".
Los efectos "Efectos adversos en la salud por el uso de marihuana" es el nombre de la investigación coordinado por la psiquiatra Nora Volkow (directora del Instituto Nacional de Abuso de Drogas de Estados Unidos) y que fue publicado por la revista británica. Allí se recopilan años de evidencia científica que demuestra los riesgos del tetrahidrocarbocannabinol (THC). "Su uso a largo plazo puede conducir a la adicción. Una de cada seis personas que empezaron a usar marihuana en la adolescencia terminan volviéndose adictas", destaca el estudio, que agrega: "Si se compara con las personas que empiezan a usar marihuana en la adultez, quienes comienzan en la adolescencia tienen entre tres y cuatro veces más posibilidades de tener síntomas de dependencia después de dos años de uso".
En esa sintonía, Saracco se refirió a las consecuencias que tiene su consumo en el plano cognitivo intelectual. "Tiene efectos nocivos en el razonamiento, en la memoria y en la facultad de procesar ideas", indicó el director de Toxicología. El especialista mendocino apuntó que el cannabis tiene una acción directa en los aspectos motores, por lo que altera los reflejos y la coordinación motriz. Además genera lo que se llama "visión túnel". "El riesgo de protagonizar un accidente aumenta 2,8 veces en las personas que han consumido marihuana. Y los efectos perduran hasta 24 horas después. A la hora de conducir no hay mucha diferencia entre hacerlo bajo los efectos del alcohol, los calmantes y los canabinoides. Incluso, en Europa tiene mayor partición la marihuana que el alcohol en los accidentes de tránsito", indicó Saracco, quien resaltó que en los sectores canabinoides están los inmunodepresores.
Sobre el uso (y abuso) de esta sustancia durante la adolescencia -uno de los riesgos que se advierte en el estudio-, Saracco indicó que es algo que se evidencia en cualquier consumidor de menos de 18 años. "El tema es que el cerebro está en pleno desarrollo y el deterioro es peor, con la posibilidad de que genere cambios irreversibles. En la adultez estos fenómenos pueden revertirse con más facilidad", especificó el profesional. Asimismo, Saracco advirtió sobre los mayores riesgos que acarrea consumir marihuana fumándola. "Cuando se la consume por vía oral, hay un primer paso hepático que actúa como filtro. En tanto, cuando se la fuma todo eso se saltea y los efectos son más riesgosos. A eso se le suman los efectos cancerígenos y la bronquitis", cerró.
Por su parte, Stehlik -del Plan Provincial de Adicciones- no se detuvo tanto en la marihuana en sí, sino que advirtió sobre los efectos nocivos en el consumo de cualquier tipo de sustancia (tanto las ilegales como las llamadas legales), al tiempo que destacó que puede ser algo peligroso sin llegar a ser una adicción. "Los consumidores de marihuana, por ejemplo, nunca siquiera llegan a estar cerca de los consumidores de alcohol (en cantidad). El problema se da cuando un hábito de consumir permanentemente se transforma en un consumo problemático. Pero eso pasa con el tabaco, con el alcohol, con los psicofármacos, con la comida chatarra y con el trabajo también", indicó la especialista, quien agregó que menos de 7% de los consumidores problemáticos llegan a transformarse en adictos y dependientes. Sobre cómo afectan a los menores de edad las sustancias, Stehlik destacó que no debe existir ninguna sustancia que sea inocua en un cerebro en desarrollo o en el sistema nervioso central.
"En todo cuerpo en desarrollo, todo aquello que pueda afectar al cerebro o al cuerpo es más nocivo que en alguien ya desarrollado", explicó. Asimismo, la funcionaria señaló que desde el área que comanda buscan enfocar la problemática como un tema social y de salud, antes de verlo como un delito. La mayoría de las consultas que llegan a ese plan (dependiente del Ministerio de Salud) tiene que ver con poli consumo, incluyendo el alcohol y otras sustancias (como son la cocaína, los psicofármacos y la marihuana).
Por su parte, Reyes -de Mendoza Cultiva- insistió en la idea de que no existen fundamentos para decir que con la marihuana ocurrirá lo mismo que con otras sustancias que hoy son legales. "Son sustancias distintas, científicamente hablando. Las consecuencias no son las mismas. Esa idea está más vinculada a lo cultural y sociológico. Es importante que la gente pueda discernir, pero con los parámetros correctos. Y si tengo que medirlo en base a mi experiencia, me parece muchísimo más peligroso una persona alcoholizada que una fumada", sentenció.