Este lunes comienza oficialmente el ciclo lectivo. Algunos llegarán con ilusiones por iniciar una nueva etapa, con alegría por reencontrarse con los amigos y otros irán en medio de rezongos. Como sea, los próximos meses serán un desafío a las capacidades individuales y transitarlo con éxito amerita tomar ciertos recaudos y generar estrategias.
Para lograr un buen rendimiento académico hay aspectos de origen diverso que deben considerarse: cuestiones médicas, condiciones para el estudio y cuidados cotidianos.
Especialistas de diferentes ramas que intervienen en el tema aportaron sus opiniones para poder elaborar una lista de las cosas que habría que tener en cuenta para llegar a fin de año conformes con el proceso y el resultado.
Buenas condiciones
Generar un estado físico, social y ambiental adecuado es una de las prioridades.
Controles médicos. El comienzo de año es siempre tiempo propicio para realizar chequeos médicos en alumnos de todas las edades. "Hay que verificar el estado de los sentidos", señaló el pediatra Luis Cima, particularmente audición y vista. Esto es muy importante en los más chicos, ya que al inicio de la escolaridad se debe medir la agudeza visual, lo que permitirá detectar patologías.
Hay que observar el crecimiento y desarrollo. Todas estas observaciones puede hacerlas el pediatra, especialmente si conoce al niño desde hace un tiempo. Sin embargo, Cima dijo que en zonas alejadas no siempre se encuentra con este especialista por lo que podrá hacerlo un médico de familia y de ser necesario un oftalmólogo.
Un chico que no puede ver o escuchar bien, no podrá seguir la clase, aparecerá distraído o se le complicará copiar del pizarrón.
También es un buen momento para controlar que el calendario de vacunación esté al día.
Alimentación. Como siempre debe ser variada y con la mitad de aporte en frutas y verduras.
Las dos comidas en las que hay que prestar más atención son el desayuno y la merienda. En el primer caso porque muchos chicos llegan a la escuela sin haber consumido nada, lo que impide aprovechar las primeras horas de clase cuando la mente está más despejada. Se considera una ingesta adecuada que se consuma un lácteo acompañado de hidratos de carbono y de ser posible algo de fruta.
Para la merienda deben evitarse los alimentos con calorías vacías (aquellos con alto contenido en grasas y azúcares, pero bajo nivel nutricional), cuya preferencia es bastante común. Cecilia Llaver, titular de la cátedra de Nutrición Infantil de la Universidad Juan A. Maza, señaló que opciones válidas son los cereales, frutas, frutas secas, alfajores de maicena o un sánguche con queso que puede incluir dulce.
También dijo que deben llevar agua, en las escuelas volver a los bebederos y evitar bebidas con azúcares y colorantes.
Hay alimentos que tienen propiedades que benefician el aprendizaje. “Los hidratos de carbono y algunos tipos de azúcares son energéticos y benefician el cerebro, como las pastas o el pan tostado”, precisó. El azúcar es importante, pero en cantidades controladas.
El omega 3 contenido en el pescado y semillas de chia ayuda al rendimiento intelectual y cognitivo. También el hierro presente en las carnes rojas, así se evita la anemia que atenúa el rendimiento intelectual.
Se incluyen en este grupo las frutas secas ricas en vitaminas del complejo B que favorecen el desarrollo neuropsíquico, la inteligencia y la atención en el aula. Además se recomienda incluir lentejas, legumbres, jugos de frutas, huevo y verduras de hojas verde oscuro.
Descanso. Dormir el tiempo necesario es un compromiso ineludible si se quiere tener un buen rendimiento durante el día. El médico dijo que a partir de los 4 años ya no es necesario que el niño duerma siesta, pero sí es importante que duerman adecuadamente durante la noche. Detalló que "un chico de 16 ó 18 años necesita 8 horas de sueño, uno de la primaria entre 9 y 11 horas (desde los 4 hasta los 11 años), a los 12 necesitan 9 horas".
Advirtió que la escasez de horas puede implicar mal rendimiento escolar por falta recuperación en el cuerpo.
Mochila. Aunque depende del año que cursen; en general, los chicos llevan muchos elementos a la escuela por lo que las mochilas terminan excesivamente cargadas. Es un aspecto que debe ser cuidado para evitar daños en la espalda. Cima señaló que debería coordinarse con la institución para que lleven sólo lo que usarán durante la jornada y prepararla todos los días en vez de que esté siempre llena con todos los cuadernos, carpetas y libros.
El pediatra detalló que la carga de las que se llevan en la espalda no debe superar 5% del peso, o sea que un chico de 5 años que pesa 20 kilos no debe llevar más de 1 kilo; mientras que las que tienen carrito pueden llevar hasta 10% del peso del niño. Las que se llevan en la espalda deben colgarse de las dos tiras. En el caso de los chicos que se trasladan a la escuela en vehículo no sería tan determinante, pero sí cuando deben caminar varias cuadras.
El médico señaló que la manipulación de la mochila también es complicada para cruzar calles o acequias por lo que los más pequeños deben estar supervisados por un adulto para evitar accidentes.
Actividad física. Mejora las aptitudes físicas, psíquicas y sociales. Vitaliza, oxigena el cerebro, mejora el ánimo y predispone mejor para el estudio.
"Con la actividad física, el niño se ríe, juega y libera endorfinas, lo que mejorará su atención en el momento de clases con mejor rendimiento cognitivo y relación con sus pares", dijo Llaver. Por tal motivo, consideró que las escuelas deberían contemplar el aumento de la cantidad de horas dedicadas a ella ya que es una inversión en salud.
Por otra parte, si el alumno ha tenido una jornada intensa en el colegio y debe estudiar, un momento de caminata, bicicleta u otra actividad al aire libre aportará recreación que le permitirá concentrarse mejor.
De todas formas, para el psicopedagogo Jorge Yacobucci no es bueno que tengan una agenda muy cargada, por lo que habrá que organizarse.
Tiempo de estudio
Organización. Que tanto el alumno como el grupo familiar se organicen para afrontar las demandas del ciclo lectivo es parte fundamental del éxito.
A los más chiquitos habrá que acompañarlos más, mientras que en los últimos años de la primaria ya podrán asumir esto como su propia responsabilidad. De todas formas, siempre debe notarse la predisposición de los padres a colaborar con dudas y dificultades.
Es importante que se establezca un tiempo diario dedicado a las tareas escolares para generar una rutina. “Preferentemente cuando todavía tenga energía y capacidad de concentración, no después de cenar o antes de ir al colegio, que sea algo consensuado y una responsabilidad asignada”, destacó Yacobucci.
La psicopedagoga Cristina Reta dijo que en general a partir de 4to o 5to grado ya comienzan ellos mismos a hacerse cargo de las cosas. A partir de la pubertad y especialmente en la adolescencia pueden sentir como invasivo un acercamiento excesivo de los padres. Por eso, dijo que una buena práctica es darles una agenda -que puede ser digital- para que organicen horarios y consignen las tareas pendientes.
Espacio adecuado. El lugar para sentarse a estudiar debe ser silencioso, bien iluminado, donde el chico esté cómodo. También es importante que antes de sentarse procuren tener a su alcance todo lo que necesiten para que no haya interrupciones ni distracciones.
Diálogo con los docentes. Para los especialistas es importante que que la escuela esté al tanto de situaciones extraescolares que puedan afectar el proceso de aprendizaje, como algunas cuestiones familiares.
Señalan como fundamental mantener un vínculo fluido con la institución en general, pero en estos casos en particular comunicarse con el docente o el equipo pedagógico los primeros días de clase.
Pediculosis
La pediculosis es una de las problemáticas más frecuentes entre los chicos y con alto nivel de contagio por lo que el contacto en la escuela con algún compañerito infectado suele favorecer su diseminación. Es importante tomar medidas preventivas y controlar las cabezas periódicamente. El piojo no salta ni nada, sino que se transmite de una persona a otra por contacto.
Por eso, hay que evitar el uso de gorros, peines o cepillos de personas con pediculosis. Además, los peines o cepillos con piojos o liendres deberán ser introducidos en agua caliente durante 10 minutos, tal cual especifica el Maletín Educativo de Salud del Ministerio de Salud de Mendoza.
Si se detecta la presencia de la infección, las sábanas y toallas deben ser lavadas con agua caliente y planchadas. Los especialistas sostienen que no hay productos para prevenir su presencia, pero que el peine fino metálico pasado periódicamente es una herramienta para darle batalla. Esto debe hacerse desde la raíz hacia las puntas varias veces por semana.