Una ballena franca de unos doce metros de largo que se había enganchado dentro de una bolsa de arpillera a unos mil metros de la costa frente a la ciudad chubutense de Puerto Madryn fue rescatada por un grupo de ecologistas en una arriesgada maniobra en la que lograron liberarla del obstáculo con el que jugaba y con el que corría riesgo de asfixiarse.
El rescate fue protagonizado por ecologistas y becarios del Conicet que realizan investigaciones en el Centro Nacional Patagónico (CenPat) y en la Red de Fauna Costera del Chubut, quienes lograron liberar al animal con maniobras distractivas antes de que la bolsa de arpillera quedada enganchada definitivamente en su cabeza.
"El problema vino después porque la ballena al principio se acercó en forma amistosa a la embarcación y jugaba con la bolsa, pero al sacarle ese elemento con maniobras distractivas, comenzó a dar vueltas alrededor de la lancha y a lanzar soplidos de agua, señal de que estaba enojada", contó Carla Fiorito, becaria del Conicet en el CenPat y en la Red.
Fiorito, que alcanzó a documentar con una foto el momento en que el animal estaba atrapado, detalló que el cetáceo "se colocó debajo de la lancha, por lo que el piloto, que tiene oficio para este tipo de eventos, dejó quieta la embarcación y empezó a tirar burbujas de agua para que el animal saliera".
La veterinaria informó que "es peligroso poner el motor en marcha cuando una ballena está debajo porque puede dañarla, por lo que recién cuando el cetáceo se fue pudimos retirarnos del lugar".
"Es muy común que cualquier objeto que esté en la playa sea arrastrado al mar por el fuerte viento que hay en la zona; en este caso se trató de una bolsa de arpillera que se utiliza para transportar arena o ripio en la construcción", dijo Fiorito.
La becaria destacó que si bien estos hechos "no son frecuentes porque la gente tiene una mayor conciencia ambiental y no arroja objetos en la playa, siempre hay alguien que tira un residuo, especialmente en la época de mucha afluencia de gente que viene de otras provincias".
La becaria explicó que otro problema en la zona es "el de los pescadores que dejan alambres en el mar, con los que se enganchan los lobos marinos pequeños".
En estos casos "el lobo marino lleva el alambre como si fuera un collar y no puede sacárselo porque es incapaz de nadar hacia atrás, por lo que crece con él y le puede causar profundas heridas".
Fiorito informó que al año "puede haber dos o tres ballenas que enganchan bolsas en su cabeza o alguna otra parte de su cuerpo, pero no podemos afirmar que sean por elementos tirados aquí ya que es una animal migratorio y suele arrastrar objetos en su cuerpo desde otros lados".