Tiene ganas de hablar de fútbol. De su fútbol. De su vida. De contar cada una de las más divertidas anécdotas que el deporte más popular del mundo le hizo vivir. Ansioso como ese niño que lleva adentro nos espera en su casa de la calle Tucumán de Dorrego. Té y galletas para que la conversación sea mucho más amena de lo que él, el “Cholo” Converti, la hace. “Imagino que vienen con tiempo” Así nos recibe una leyenda viviente del fútbol nacional y provincial.
Una vez finalizada la sesión de fotos, el “Cholo” cuenta por qué eligió Mendoza para vivir: “porque me enamoré de mi mujer Lilia, me iba muy bien en lo comercial y me iba bien el fútbol asi que no me fui más”.
Como cuando tenía la pelota en sus pies, se entusiasma con la charla y sigue contando: “En el '58, un dirigente de Gimnasia viaja a Buenos Aires para ver qué jugadores estaban libres y ahí encuentra que yo estaba en esa lista. Estaba en una situación tirante en Brown de Adrogué y ya había leído en un diario que buscaban otro técnico… Y justamente me vino a ver el doctor Sava que era un dirigente de Gimnasia y venía como jugador y también a dirigir las inferiores. Aparte tenía un amigo que tenía fábrica de galletas y justamente tenía un producto que era furor y me dijo que vendiera ese producto y yo le decía que no, que a quién le iba a vender si no conocía a nadie y me terminó convenciendo”.
Y sigue: “Resulta que me vine a Mendoza, me puse a vender y tuve cuatro galleterías, pero lo que más me animó a quedarme fue que conocí a mi actual mujer, Lilia. Así que conocí a mi mujer, me fue bien en los negocios y me fue bien en el fútbol qué más podía pedir para quedarme a vivir en Mendoza”.
Una vez finalizada la etapa de jugador el año que más recuerda el ex futbolista fue el 64: “Ese año dirigí dos equipos acá en Mendoza. Andes Talleres que estaba en la B y Huracán que estaba en Primera y tenía que salir campeón para para salvarse del descenso. Salgo campeón con Talleres en la B, e iba puntero con Huracán y terminamos jugando la final con Gimnasia.
Me acuerdo que yo tenía a Hardan Curi que se lesionó en un entrenamiento, pero se decía que como él había jugado en el Lobo el año anterior no quiso salir a jugar la final y que lo secuestraron… ¡salió en el diario! y ¿para qué lo secuestraron? para llevarlo al médico (risas). Perdimos los dos partidos, pero igual Huracán se salvó del descenso. En ese año me llaman de Vélez para ir a dirigir allá, pero yo tenía las cuatro galleterías, se las dejé a un hermano pero me tuve que volver porque mi hermano me decía que se le iban lo clientes…”
Fueron muchos los goles que logró el Cholo, por eso es difícil elegir uno: “Tengo muchos goles, pero no tengo uno preferido, quizás alguno de los que hice en el Maracaná con el Fluminense”.
Pero además de un crack en el fútbol, Converti tiene vasta carrera en la parte comercial: “Tuve rotisería, galletería y aceitera... Soy medio gitano yo. Ahora tengo un predio deportivo en San Francisco del Monte, el predio se llama El Taladro”.
A la hora de elegir a un jugador en el mundo, no duda: “Messi, para mi es el mejor jugador del mundo de toda las épocas. Hizo 500 goles, es más jugador que Pelé y Maradona”
Casi despidiéndonos se le viene una anécdota más, digna de contarla: “Una vez jugué de arquero porque se lesionó Graneros... Perdimos 2 a 1, los dos me los hicieron a mi. Yo en los entrenamientos iba al arco y entonces tenía algo de experiencia”.
La anécdotas del Cholo
El Fluminense en Banfield. "Mis tíos era fanáticos del fútbol brasilero y una vez que vinimos a Argentina, ellos me pidieron que los querían agasajar. Yo le dije al técnico Pirilo se llamaba, buena persona, y después del partido fuimos a comer a mi casa y mis tíos los atendieron impresionante"
Reconocimiento en el trole. "Un día me tomo el trole y había un tipo que me miraba, yo digo 'me conocerá y no se anima'.
Otro día se vuelve a subir y se para con el trole lleno y me anuncia el tipo ‘señoras y señores con nosotros viaja Converti un aplauso para él’ y no no sabía donde meterme”.
En recuadro
Racing, su karma
“Me tocó, estando en Mendoza, entrenar a Banfield y viajaba todas las semanas a Buenos Aires. Me tocó jugar la final contra Racing… O sea que jugué como jugador y como entrenador, finales contra Racing y en las dos perdí. Como entrenador, los dos estábamos en la B, juego la primera final en cancha de Boca y pierdo 3 a 1, pero con un jugador menos y me hacen un gol con la mano. El segundo fue en la cancha de Vélez e íbamos ganando 3 a 1 y tenemos para hacer el cuarto y el árbitro termina el partido y todavía faltaba 1 minuto y por ventaja deportiva gana Racing”
El debut en Primera
“En el año 48 hubo una huelga de jugadores y Bnafield estaba para irse al descenso y por eso promueve todos los chicos de las inferiores y entre ellos estaba yo. Teníamos que sacar 9 puntos para salir del descenso y lo hicimos y ese mismo equipo que anduvo bien, quedó para el torneo de Primera… Al año siguiente salimos como séptimos u octavos y después en 1951 terminamos jugando la final con Racing”.
Su paso por Gimnasia
“Dirigía la primera y la reserva de Gimnasia y se produce una situación… Nosotros teníamos que entregar los carnets al árbitro y en un partido falta el carnet de Legrotaglie y yo con él no andábamos muy bien y me echaron la culpa a mi… Resultó que yo tenía una oferta de Maipú y fui y le dije a Moretti, presidente de la sub comisión de fútbol del Lobo, 'acá tiene más peso Legrotaglie que yo y en cualquier momento, porque no tenemos una buena relación me terminan echando'. Yo me quería ir por la puerta grande. Finalmente Felipe Bellene de Maipú me pagaba tres veces más para irme a Maipú y decidí irme”.
Su relación con el víctor
“El creía que yo no lo quería. A él lo suspenden y cuando vuelve lo puse al banco. Después él en Argentino yo llego como técnico y venía mal con un equipo bárbaro y promuevo a todos los chicos y resulta que voy y saco a Legrotaglie y creo que por eso el creía que yo no lo quería”.