Mauricio Macri y la cúpula empresarial de la Argentina tienen fuertes reproches mutuos que comenzaron a salir a la luz por el cansancio del Presidente ante los constantes reclamos de los hombres de negocios, con la inversión en niveles mejorables y un posicionamiento político al que en la Casa Rosada denominan como "tibio".
La construcción y el campo vienen expandiéndose a tasas chinas, pero el resto de la actividad muestra un cuadro heterogéneo, sin que las inversiones repunten fuerte.
"Macri está cansado", le confió un alto funcionario a este diario. ¿Cansado de qué? "No es de un país normal que los empresarios pidan y pidan y no reflejen su interés por el país en los números", explicó la fuente con llegada al despacho presidencial.
Y agregó que el Gobierno ya otorgó quita de retenciones, mejora del tipo de cambio, facilidades para exportar, una reforma tributaria con baja progresiva del costo laboral y ahora irá por iniciativas para "relajar" el entramado de normas laborales.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), la utilización de la capacidad instalada cerró en el 64% el 2017. Los registros de enero se conocerán recién mañana, a las 16.
A su vez, la inversión bruta interna medida en términos de volumen físico (descontando el efecto de los precios) culminó 2017 con una suba de 9,6 por ciento comparado con el año previo, según el Centro de Estudios Económicos Orlando Ferreres.
Especialistas que asesoran a la Unión Industrial Argentina (UIA) consultados por este diario señalaron que recién al alcanzar niveles "cercanos al 75 u 80 por ciento" de la capacidad instalada se requieren nuevas inversiones, por lo que aún se está lejos de un boom.
Miguel Acevedo, presidente de la UIA, aseguró ayer estar "sorprendido" por las duras críticas que lanzó el Gobierno hacia los empresarios. Y alertó que ese sector "está tratando de ver cómo sobrevive".
"El Gobierno quiere paliar la situación y nosotros que estamos en la línea de combate, muchas veces salimos y advertimos. No es una crítica destructiva, advertimos lo que nos pasa", dijo Acevedo.
Su sorpresa responde a que el ministro de Producción, Francisco Cabrera, había pedido a los empresarios -principalmente a los industriales- que "se dejen de llorar y se pongan a invertir, trabajando en una agenda positiva".
La fuente oficial consultada por este diario expresó que no todo se resume a números. "También molesta sobremanera (al Presidente) que los empresarios no apoyen abiertamente ante la presión sindical. El camionero (Hugo Moyano) metió 150.000 personas en la 9 de Julio para extorsionar y ningún empresario dijo una sola palabra. Tibios, sí, bastante".
En esa línea, el jefe de Gabinete, Marcos Peña, había advertido el fin de semana que "todavía le está costando encontrar la voz al sector empresario" y les reclamó a los hombres de negocios "decir en público lo que dicen en privado".
Desde el otro lado del mostrador señalan causas más profundas ante los problemas para el despegue: lo que no les permite competir es el modelo económico de Cambiemos que no apuesta al mercado interno y, en paralelo, abre importaciones.
"No vemos un futuro negro, pero es el momento de discutir. Que nos llamen llorones es una cuestión semántica sin importancia. Al empresario le gustaría ver las cosas más rápidas, pero tenemos que tener paciencia", respondió Acevedo.
José Urtubey, vocal de la UIA, añadió que "el compromiso de los industriales con el Gobierno se muestra con los números duros" y afirmó: "El año pasado se creció 1% respecto a 2016, que fue el peor año de los últimos diez, y sin embargo se mantuvo las fuertes laborales".
Y al endurecer su discurso, agregó: "Cuando ves el Banco Central, con tasas de casi 28%, pero que estuvieron al 38%, el financiamiento es relativo, casi imposible. Y comenzaron a discontinuar las líneas de créditos productivos. Se lo hemos dicho a Federico Sturzenegger. Parecería que con este modelo hay más aliento a la especulación financiera que a la producción".