5.515 palabras en inglés le bastaron a la República Popular China para resumir su posición sobre la Guerra Comercial con Estados Unidos. Un documento oficial publicado por Beijing en junio de este año, muy poco difundido en Occidente, cuestiona duramente a la administración de Donald Trump y su "bullying comercial", rechaza las acusaciones de robo de propiedad intelectual y plantea un modelo de gobernanza global alternativo.
"China no quiere una guerra comercial, pero no tiene miedo y peleará una si es necesario" anunció el gobierno asiático en su Libro Blanco, difundido en inglés, y que contiene una serie de conceptos y declaraciones fundamentales para entender la batalla con los norteamericanos desde una perspectiva más integral. Desde Beijing afirman que en el conflicto están en juego los intereses de los dos pueblos involucrados y la estabilidad del mundo.
Con fuertes críticas a la administración Trump -incluso metiéndose de lleno con los eslóganes utilizados por el presidente norteamericano- China sostiene que, mientras anuncia "America First" (lema del gobierno norteamericano), la Casa Blanca usa los aranceles como un garrote para obligar a otros países a aceptar sus demandas. Además, aseguran que la guerra comercial "no hizo a América grande de nuevo" ("Make America Great Again" fue el lema de la campaña de Trump en 2016), sino que le está causando un daño grave a la economía, poniendo en riesgo más de tres millones de puestos de trabajo en suelo norteamericano.
Revelaciones
En el apartado más jugoso del documento, advierten a Estados Unidos -y al mundo entero- que equiparar déficit comercial con estar en desventaja competitiva es un error. Y muestran algunos datos: en 40 años, el comercio entre China y EE.UU. creció 242 veces; el país asiático es un mercado de exportación clave para aviones, soja, automóviles, circuitos integrados y algodón estadounidense; y el comercio de servicios entre China y Estados Unidos es altamente complementario, mientras que el país dirigido por Xi Jinping es el destino más grande para los turistas estadounidenses en Asia-Pacífico, Estados Unidos es el destino más grande en el extranjero para estudiantes chinos.
Más. En 2018, el déficit comercial de servicios de China con los EE.UU. alcanzó los 48.500 millones de dólares. Según su ministerio de Comercio, a fines de 2018 la inversión comercial directa de los asiáticos en los EE. UU. superó los 73 mil millones de dólares.
Además, en 2017 los ingresos totales por ventas de las empresas con inversión estadounidense en China fueron de 700 mil millones de dólares, con ganancias superiores a los 50 mil millones.
"Estaríamos mejor sin ellos" afirmó Trump en Twitter, aunque los números parecen contradecirlo.
Desde Beijing, concluyen que si se tiene en cuenta el comercio de bienes y servicios, así como la inversión bilateral, las relaciones entre ambos países son mutuamente beneficiosas, y no queda Estados Unidos en desventaja, como argumenta Trump.
“Guerra política”
"Toda guerra comercial es política", diría un Indio Solari "analista internacional". El gobierno chino también aprovecha el documento para posicionarse mundialmente en tiempos revueltos.
En el párrafo que muestra de forma más clara la concepción "socialista" de mercado de la administración comunista, se asevera que la globalización económica es una tendencia fuertemente establecida y que el unilateralismo y el proteccionismo para "empobrecer al vecino" son impopulares en el mundo. Teléfono para varios de los líderes emergentes de Europa y América.
Ya en tono de declaración de principios, expresan que un país civilizado recurre a medidas enérgicas solo cuando los enfoques cooperativos han fallado y que cualquier negociación debe basarse en el respeto mutuo, la igualdad y el beneficio compartido. En ese marco, pasan factura de cada uno de los retrocesos y contradicciones de Washington desde que inició el conflicto.
Así, la diplomacia China reafirma su relato como polo dialoguista, multilateral y negociador, construyendo conceptos como "beneficio compartido" y "destino común de las naciones", todo lo opuesto a un Estados Unidos representado por un presidente proteccionista, frontal, unilateral y que amenaza por Twitter.
"Ningún desafío frenará el desarrollo de China", dice el Libro Blanco.
China sostiene que prefiere la cooperación con la primera potencia mundial, siempre y cuando no afecte su crecimiento. Al mismo tiempo, advierte que tiene espalda suficiente para sostener la guerra comercial el tiempo necesario. Continuará…