China tiene 731 millones de usuarios de Internet, el 95,1% de ellos utiliza smartphones (internet móvil), y prácticamente la totalidad lo hace con equipos de última generación (4G /5G).
Entre ellos, los que realizan sus pagos en forma digitalizada son 496 millones, y los que contratan diariamente los servicios de taxi ascienden a 168 millones. Ambas actividades han crecido 30% anual en los últimos 5 años.
El resultado ha sido que la masa de información digital -Big Data- de que dispone la República Popular es 50 veces mayor que la norteamericana; y es a partir del cruce con esta gigantesca base que despliega su liderazgo en la inteligencia artificial (AI), la tecnología decisiva de la nueva revolución industrial.
La inteligencia artificial (AI) implicaría un mercado (oferta y demanda) de U$S 15.260 millones en 2018, que se duplicaría cada 3/4 años a partir de entonces. El potencial de mercado de AI sería 10 veces superior al de Internet móvil en los próximos 10 años.
La vanguardia de la investigación científica sobre AI está en China: 43% de los papers académicos publicados en el mundo respecto a AI han sido obra de uno o varios investigadores de la República Popular.
Shanghai disputa con San Francisco (Silicon Valley) el carácter de núcleo decisivo de la industrial high tech global, y lidera a la vez la experiencia de desregulación e integración al sistema mundial más avanzado de China (Shanghai FTZ).
El comercio chino por Internet (e-commerce), constituido por las tres grandes trasnacionales -Alibaba, Baidú, Tencent- es el sector que más rápidamente crece en el intercambio internacional (59% anual), y sería 20% del total mundial en 2020.
Ésta es la base material de la ola de innovación tecnológica que experimenta China, centrada en la inteligencia artificial (AI), y cuyo sustento son las “startups” de alta tecnología, que aumentan 57% por año. En este sector reside la apuesta de la República Popular de aumentar la productividad 7% anual, que equivaldría a un alza acumulada de 38% en 4 años.
Para eso China ha establecido un fondo de U$S 320.000 millones destinado a incentivar las tecnologías de punta: AI en primer lugar, con la creación de 320 espacios de innovación (hubs) desplegados en todo el territorio nacional.
En términos históricos, lo que está ocurriendo en China es que tras haber dejado atrás definitivamente la etapa del catch-up (convergencia estructural) con EEUU, le disputa ahora el liderazgo de la tecnología de punta de la nueva revolución industrial. Esto significa que la relación entre EEUU y China ha adquirido a partir de 2008/2009 un carácter horizontal.
Es la consecuencia de tres décadas de reformas y vuelco al capitalismo. El logro fundamental es haber extraído a más de 700 millones de chinos de una situación de pobreza extrema (84% de la población/834 millones vivía con menos de U$S 1 por día en 1981, y ahora son 54 millones, según el Banco Mundial).
En el presente, lo decisivo y más cargado de futuro es la aparición de una clase media de 300 millones de personas -que serían 400 millones en 2020-, con ingresos per cápita comparables a los norteamericanos (U$S 35.000/U$S 50.000 anuales), y 12 millones de graduados universitarios por año, que constituyen la población más interconectada y de mayor nivel tecnológico/digital del mundo. La cultura de esta comunidad, esencialmente joven (18/35 años de edad), es la del riesgo, la innovación y la apuesta al futuro. El cambio tecnológico surge del cruce de dos variables: la multiplicación del número de protagonistas y la intensidad de su interconexión. Por eso, estos 300 millones de chinos disputan la vanguardia de la innovación con sus congéneres de California, Texas y New York.
CC