El gigante asiático ha decidido aumentar con carácter urgente las importaciones de carne, soja y harina de soja el resto del año. Se estima que la recuperación plena se dará en el segundo semestre de este año.
El precio de los alimentos aumenta en China debido al efecto combinado de la "fiebre porcina", que la golpea desde hace un año y medio, y del coronavirus desatado a partir de diciembre del año pasado, que le provocó más de 80.000 infectados y 4.400 muertos.
La epidemia se desató originalmente en la ciudad de Wuhan con la aparición de un nuevo virus producto de la mutación en diciembre de 2019, el Covid-19, dotado de una extraordinaria celeridad de difusión de carácter geométrico, que alcanzó su culminación el 12 de febrero con más de 15.000 casos diarios.
Finalmente, el 13 de marzo, cuando el presidente Xi Jinping se hizo presente en Wuhan, sólo hubo 8 casos nuevos en la provincia de Hubei, en tanto que en las 26 provincias restantes de la República Popular aparecieron sólo 7 nuevos casos, de los cuales 6 provenían del exterior, sobre todo de Europa.
Ahora, el coronavirus ha sido controlado, y más de 62.000 enfermos se han recuperado y ya se encuentran en sus hogares y lugares de trabajo. A esto se suma la normalización creciente de las actividades productivas, incluso en la provincia de Hubei y la ciudad de Wuhan, epicentro de la crisis.
El resultado ha sido que la inflación –aumento de los precios al consumidor- alcanzó a 5,4% anual en enero, el mayor incremento desde junio de 2011, para luego caer a 1,6% anual, nivel en que se mantuvo hasta noviembre del año pasado.
El precio de los alimentos fue el que más se elevó, con un alza asombrosa de 116% en la carne de cerdo, que es el núcleo de la dieta del pueblo chino (la ingesta de carnes es 57 kilos por año por cabeza y más de dos tercios proviene de la carne porcina).
La comparación con el aumento de precios de otros productos del consumo chino es altamente esclarecedora: los precios de la vestimenta aumentaron 0,6%; las verduras, 17%; y la atención médica 2,3%.
La expectativa ahora es que la dupla "fiebre porcina" más Coronavirus lleve el nivel de precios al consumidor a 4% por año, o más, al menos hasta finalizar 2020.
El Covid-19 ha afectado la economía china –la segunda del mundo, con U$S 14.1 billones- sólo por el lado de la demanda, no de la oferta, que está intacta y en pleno proceso de transformación (la "economía digital" cubre ya más de 40% del PBI).
Por eso el gobierno chino ha decidido aumentar con carácter urgente las importaciones de carne, soja y harina de soja el resto del año. Sólo en la provincia de Hubei hay más de 300 millones de aves al borde de la inanición, tras 45 días de parálisis prácticamente total de las cadenas logísticas y de los centros de distribución.
Asimismo, China dispuso liberar de inmediato más de 100.000 toneladas de carne de cerdo y 47.000 toneladas de vegetales de sus reservas centrales de seguridad.
La caída de las exportaciones de carne de Estados Unidos a la República Popular en las últimas 7 semanas provocada por la notable disminución de la demanda domestica ocasionada por el coronavirus, ha hecho que el precio de la carne vacuna norteamericana se derrumbara más de 20% en los 2 primeros meses de 2020.
La estimación china es que, tras controlarse el Covid-19 incluso en la provincia de Hubei, ejemplificada por la presencia del presidente Xi Jinping en Wuhan el 13 de marzo, la recuperación de la economía doméstica tendría un carácter pleno a partir del segundo trimestre de este año.
También habría un aumento inmediato del comercio exterior, y por lo tanto de las importaciones, lo que provocaría una elevación del precio de la carne estadounidense a contar desde abril de este año.
El efecto del coronavirus en la industria alimentaria china es que ha acelerado su transformación estructural; y esto implica, ante todo, la desaparición de la venta de animales vivos en mercado abiertos.
El conjunto de la actividad se transformaría en una cadena de frío de alta tecnología y con marcas reconocidas en todos sus eslabones. También habría una fuerte y creciente presencia de las compañías transnacionales de EE.UU. y Europa.
La segunda característica de la nueva industria de la alimentación en China, surgida en la etapa post-coronavirus, es que los sistemas de distribución y logísticos realizados vía plataformas digitales, ante todo de Alibaba y Tencent, predominan definitivamente sobre las cadenas de restaurantes, que declinarían más de 50% en 2020, mientras que las ventas on line de alimentos, que eran sólo 3% del total antes del Covid-19, alcanzarían ahora a más de 60%.
Tras el coronavirus, la mayor epidemia enfrentada por la República Popular en sus 70 años de historia, China vuelve a ser el eje de la demanda mundial de agroalimentos: el "Imperio del Medio" de la alimentación.